Seúl. Este miércoles, las autoridades surcoreanas arrestaron al expresidente Yoon Suk-yeol en un operativo sin precedentes que incluyó la participación de más de 3,000 policías e investigadores de la Oficina de Investigación de la Corrupción de Altos Funcionarios (OICAF). Este hecho marca la primera vez en la historia democrática de Corea del Sur que un presidente en ejercicio es detenido.
Detención tras semanas de tensiones
El arresto de Yoon se produjo en su residencia oficial, donde había permanecido resguardado durante semanas detrás de barreras de alambre de púas y con un equipo de seguridad personal. Desde el amanecer, las fuerzas del orden rodearon el lugar mientras simpatizantes del exmandatario y miembros de su partido, el Poder del Pueblo, se enfrentaban a los agentes en un intento de impedir su detención.
“Había decidido comparecer voluntariamente ante la OICAF, aunque considero que esta investigación es ilegal, para evitar un desagradable derramamiento de sangre”, declaró Yoon antes de ser arrestado. Sin embargo, los enfrentamientos frente a su residencia dejaron escenas de tensión, con altercados menores entre simpatizantes del expresidente y las fuerzas policiales.
Contexto del caso
El caso contra Yoon Suk-yeol comenzó el 3 de diciembre de 2024, cuando sorprendió al país al declarar la ley marcial, una medida que generó incertidumbre nacional e internacional. La respuesta fue rápida: el Parlamento surcoreano revocó la declaratoria de ley marcial, anulando la decisión del presidente.
Según sus abogados, la orden de arresto emitida por la OICAF es inválida y busca únicamente humillarlo públicamente. A pesar de las acusaciones, Yoon mantiene su posición de que las acciones en su contra son parte de un proceso político y no legal.
Repercusiones políticas y sociales
El arresto de Yoon Suk-yeol ha generado un amplio debate en Corea del Sur sobre el futuro del sistema democrático del país. Mientras sus críticos lo acusan de intentar consolidar un régimen autoritario, sus defensores aseguran que es víctima de una persecución política.
En las próximas semanas, el Tribunal Constitucional deberá emitir un veredicto sobre la legalidad de sus acciones y el proceso en su contra, lo que podría determinar su futuro político y sentar un precedente para la democracia en la nación asiática.