La Primera Dama se baja al zapato plano para visitar Carolina del Sur, una zona afectada por huracanes con mucha frecuencia
Que a la Primera Dama de los Estados Unidos no le cuesta nada caminar sobre tacones de quince centímetros es algo que demuestra en la mayoría de sus actos oficiales: su calzado favorito es de Christian Louboutin y en muy pocas ocasiones está dispuesta a bajarse de los zancos que le confieren el aspecto de supermodelo que la ha hecho célebre.
Ayer, Melania llegó a la base aérea de Maryland haciendo gala de la actitud a la que tiene acostumbrado al mundo: descendió las escaleras del avión oficial subida a unos So Kate de ante y piel marrones, se subió al coche oficial que la trasladó al siguiente avión y descendió de este vehículo con la gracilidad de una estrella de Hollywood. La siguiente parada sería Charleston, en Carolina del Sur, donde haría una visita a un colegio infantil y a otra base militar.
Sin embargo, cuando Melania aterrizó en su destino, su calzado había cambiado radicalmente: Melania ya no iba subida sobre sus espectaculares tacones, que había cambiado por unas discretas manoletinas del mismo color que el anterior calzado. La ropa, eso sí, era exactamente la misma: una gabardina verde de Burberry que no se quitó en ningún momento a lo largo de todo su viaje oficial.
The Trumps depart for Texas. pic.twitter.com/1aCj6nnA4N
— Yashar Ali 🐘 (@yashar) August 29, 2017
Quizá porque esta primera visita de la Primera Dama había sido programada como un evento informal (como lo calificaron desde la propia Casa Blanca), los símbolos de estatus y los signos de solemnidad desaparecieron. Quizá también influyó el hecho de que la acompañase en este evento Karen Pence, la esposa del vicepresidente Mike Pence, quien tiene un perfil estilístico mucho más bajo que la Primera Dama. Por último, pudo ser determinante también que el programa oficial incluyese una visita a una escuela de primaria: los colegios es uno de los pocos espacios públicos en los que Melania Trump tiene la deferencia de abandonar sus tacones para ponerse a la altura de sus interlocutores.
Melania Trump y Karen Pence llegando a la base aérea de Charleston.
La escuela que la Primera Dama y la esposa del Vicepresidente han visitado está integrada dentro del programa Pillowcase de la Cruz Roja, pensado para enseñar a los niños a protegerse de los desastres naturales.
“Es la primera vez que estoy en Charleston,” dijo Melania Trump a los niños inclinada sobre las mesas. «Y me encanta. Soy muy especiales para mí».
La Primera Dama y la esposa del Vicepresidente también acudieron a la base de Charleston a recibir un briefing sobre los esfuerzos que está haciendo el ejército para ayudar en situaciones de emergencia humanitaria y desastres naturales ya que esta es una zona de los Estados Unidos donde los huracanes son muy habituales.
La elección de calzado o atuendo de Melania Trump cuando ha acudido a zonas en riesgo hunanitario ha sido objeto de polémica en más de una ocasión: cuando acudió con su marido a visitar hace dos años a los afectados del huracán Harvey, se presentó ante la prensa con una bomber verde caqui, unos pantalones pitillo negros y unos impresionantes estiletos que causaron indignación en redes sociales.
Parece que la Primera Dama ha sacado conclusiones de aquella experiencia. El cambio de rumbo estilístico, además, coincide con la decisión de la mayoría de firmas de lujo de apostar por los zapatos planos esta temporada. elpais.com