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Madrid
Segunda Guerra Mundial: El conflicto más devastador de la historia
La Segunda Guerra Mundial se erige como el conflicto más trascendental y sangriento de la historia de la humanidad. Con un balance de víctimas que oscila entre 35 y 60 millones de muertos, según la Enciclopedia Británica, este enfrentamiento se caracterizó por su extrema brutalidad y el uso de armas de destrucción masiva con el objetivo de aniquilar al enemigo por motivos étnicos, ideológicos o raciales.
A continuación, presentamos las siete claves fundamentales que marcaron los seis años de guerra.
1. Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el estallido del segundo conflicto
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el Tratado de Versalles (1919) impuso duras condiciones territoriales y económicas a los países derrotados, especialmente a Alemania y los imperios centrales. Estas medidas fomentaron movimientos nacionalistas y el auge de partidos extremistas como el nazi y el comunista en un contexto de crisis económica mundial, agravada por la Gran Depresión de 1929.
Además, la experiencia de la guerra de trincheras evidenció la ineficiencia de este tipo de combates masivos y propició una evolución hacia guerras de movimiento, apoyadas en avances tecnológicos como tanques, aviación y nuevos medios de transporte.
2. El fallido apaciguamiento de Londres y París frente a la expansión alemana
El ascenso de Adolf Hitler a canciller en enero de 1933 marcó el inicio de la transformación de Alemania en una dictadura nazi. El incendio del Reichstag en febrero del mismo año sirvió para consolidar poderes especiales y eliminar a la oposición comunista.
Tras la muerte del presidente Hindenburg en 1934, Hitler se autoproclamó jefe de Estado y rechazó el Tratado de Versalles, iniciando una política expansionista que buscaba la reunificación de territorios de habla alemana.
La anexión de Austria en marzo de 1938 -la llamada Anschluss– fue posible gracias a la inacción de Mussolini y la pasividad de Francia e Inglaterra, quienes adoptaron una política de apaciguamiento para evitar un nuevo conflicto.
En la Conferencia de Múnich (octubre de 1938), las potencias europeas permitieron la ocupación alemana de los Sudetes, preludio de la invasión total de Checoslovaquia en 1939.
3. Invasión de Polonia y el inicio de la Segunda Guerra Mundial
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia, desencadenando la Segunda Guerra Mundial. Hitler reclamó la devolución de la Ciudad libre de Danzig (actual Gdansk), protegida por el Tratado de Versalles.
Polonia contaba con pactos de defensa mutua con Francia y Gran Bretaña, mientras que Alemania y la Unión Soviética firmaron el Pacto germano-soviético de no agresión en agosto de 1939. Esto permitió a la URSS invadir el este de Polonia y recuperar territorios perdidos tras la Primera Guerra Mundial.
4. La entrada de Rusia en la guerra y el giro del frente oriental
La Operación Barbarroja (22 de junio de 1941) marcó la invasión alemana de la Unión Soviética, con el apoyo de Italia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Finlandia. La ofensiva alemana buscaba una rápida victoria antes del invierno para evitar un conflicto en tres frentes.
Sin embargo, el retraso en la campaña debido a la necesidad de apoyar a Italia en los Balcanes permitió a los soviéticos reorganizarse. Las tropas alemanas fueron detenidas en las puertas de Moscú en diciembre de 1941.
La batalla de Stalingrado (1942-1943), con más de dos millones de bajas, fue el punto de inflexión que frenó el avance nazi. Desde entonces, Alemania adoptó una estrategia defensiva, derrotada definitivamente en la batalla de Kursk en 1943.
La Unión Soviética sufrió la mayor cifra de víctimas civiles y militares, con un mínimo oficial de 20 millones, frente a los 5-6 millones de Alemania. Su contribución fue decisiva para la derrota del nazismo y la posterior influencia soviética en Europa Central, acordada en la Conferencia de Yalta (1945).
5. Pearl Harbor y el fin del aislamiento estadounidense
Estados Unidos mantuvo una política aislacionista tras la Primera Guerra Mundial y la crisis económica de 1929, considerando la Segunda Guerra Mundial un conflicto europeo.
El ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 cambió esta postura. La expansión militarista de Japón en Asia y el Pacífico, motivada por la búsqueda de recursos, chocaba con los intereses estadounidenses y británicos.
Tras rápidas conquistas niponas, las derrotas en las batallas de Midway (junio de 1942) y Guadalcanal (1942-1943) marcaron el comienzo del retroceso japonés frente al poderío industrial y militar de Estados Unidos.
6. La bomba atómica y el fin de la guerra
El desarrollo de las primeras armas nucleares, bajo el Proyecto Manhattan con la colaboración de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá, culminó con los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de [1945.
Estas tragedias causaron más de 240.000 muertos y un impacto radiactivo devastador, precipitando la rendición japonesa el 15 de agosto de 1945.
El presidente Harry Truman tomó la decisión tras la negativa de Japón a rendirse y el alto costo humano anticipado de una invasión convencional, como la batalla de Okinawa. Aunque controvertida, esta acción marcó el inicio de la era atómica y una nueva etapa de disuasión militar global.
7. La Guerra Fría: el mundo dividido tras la Segunda Guerra Mundial
El fin de la guerra dejó al mundo dividido en dos bloques opuestos: el Occidental capitalista, liderado por Estados Unidos, y el Oriental comunista, bajo el mando de la Unión Soviética.
Este enfrentamiento, conocido como la Guerra Fría, fue un conflicto político, económico y cultural sin enfrentamientos armados directos entre las superpotencias. Sin embargo, estuvo marcado por crisis como la construcción del Muro de Berlín (1961) y la Crisis de los misiles en Cuba (1962).
Durante este periodo, ambos bloques apoyaron conflictos regionales y movimientos ideológicos en Europa, América Latina, Asia y África. La creación de organismos internacionales como la ONU buscó evitar nuevos conflictos globales.
El proceso de descolonización transformó el mapa mundial, mientras que la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral durante la guerra impulsó significativas transformaciones sociales y avances en la igualdad de derechos.
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La Segunda Guerra Mundial no solo remodeló el orden geopolítico mundial, sino que también dejó profundas huellas en la sociedad, la tecnología y la cultura global, cuyas consecuencias aún resuenan en el presente.

