La bolsa de Nueva York detuvo parcialmente la cotización a la apertura y acaba con una caída del Dow Jones de un 7,8%
PABLO GUIMÓN
Washington.- Wall Street ha cerrado este lunes su jornada más negra desde la crisis financiera de hace más de diez años. El índice Dow Jones se ha dejado un 7,8%, su caída más pronunciada desde diciembre de 2008, después de que la guerra por los precios del petróleo sacudiera aún más los mercados ya agitados por el temor a la expansión del coronavirus.
El Dow Jones industrial perdió 2.000 puntos, cerrando en los 23.848, hasta 5.700 puntos menos que el máximo alcanzado hace tan solo tres semanas. El S&P 500, índice basado en la capitalización bursátil de 500 grandes empresas cotizadas, terminó la jornada con una caída del 7,6%.
La jornada arrancó tan mal que la cotización hubo de ser detenida durante 15 minutos, en respuesta automática a la brusca caída de las acciones que componen sus principales selectivos. La interrupción temporal de la actividad fue detonada por caídas del Dow Jones y el S&P 500 de un 7% apenas cinco minutos después de que abriesen los mercados. Lejos de cortar las pérdidas, en la reapertura los índices perdieron aún más, superando el 7%, para luego recuperarse levemente y volver a caer. El batacazo del Dow Jones (7,8%) se acercó al récord de 7,89% que marcó el 15 de octubre de 2008, tras la caída de Lehman Brothers.
La interrupción de la cotización, un movimiento de emergencia para tratar de evitar las ventas de pánico y dar tiempo a los inversores para tomar decisiones con el terreno parejo, no pudo contener el desastre. Las caídas, similares a las registradas en los parqués europeos, afectaron a los 11 sectores representados en el S&P 500, lideradas por el energético, que se hundió un 20%. El desplome de las acciones ha enviado a los inversores hacia la renta fija —un activo mucho más seguro—, llevando la rentabilidad de los bonos del Tesoro de nuevo a mínimos históricos. El rendimiento del papel estadounidense a 10 años cae por debajo del 0,5%, la mitad que hace solo una semana.
Las turbulencias en los mercados se suceden desde hace semanas, debido en gran medida a la incertidumbre de los inversores, incapaces de cuantificar el impacto económico de la extraordinaria expansión global del coronavirus, que ha superado ya los 109.000 contagios y 3.800 muertes en todo el mundo. A ello se ha sumado este fin de semana la batalla entre dos de los principales productores mundiales de petróleo, Arabia Saudí y Rusia. La ruptura de las negociaciones entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia, en su intento de recortar la demanda ante la ralentización de la economía causada por la crisis del coronavirus, ha provocado una violenta caída de doble dígito en el precio del crudo, del que EE UU es primer productor mundial.
“Arabia Saudí y Rusia están discutiendo sobre el precio y el flujo de petróleo. ¡Esa, y las noticias falsas, es la razón de la caída de los mercados!”, ha tuiteado Donald Trump. El presidente, en pleno año electoral, temeroso de que una ralentización de la economía erosione su principal argumento para la reelección, ha sido objeto de críticas en las últimas semanas por relativizar la gravedad de la crisis del coronavirus. “El año pasado 37.000 estadounidenses murieron por la gripe común. Es una media de entre 27.000 y 70.000 muertes por año. Nada se ha cerrado, la vida y la economía siguen adelante. En este momento hay 546 casos de coronavirus confirmados, con 22 muertes. ¡Piensen en ello!”, ha tuiteado tras el cierre temporal de Wall Street.
La Reserva Federal ha anunciado este lunes un incremento de 50.000 millones de dólares en los montos del dinero que inyecta diariamente a los mercados financieros, hasta llegar a los 150.000 millones. Aumentando esa cantidad de dinero que ofrece a los bancos en préstamos a muy corto plazo, según ha explicado la Fed en un comunicado, pretende “contribuir a un mejor funcionamiento de los mercados de financiación a medida que sus participantes implementan planes de resiliencia en respuesta al coronavirus”. El banco central estadounidense realizó la semana pasada un recorte de tasas de emergencia de medio punto, bajando el rango a entre el 1% y el 1,25%, para aumentar la confianza ante la crisis. elpais.com