Como parte de un aparente patrón de ataque a días de las elecciones presidenciales y congresuales de Estados Unidos, este 3 de noviembre, urnas especiales del Servicio Postal de estados Unidos con cientos de votos enviados por correo fueron quemadas entre el sábado y ayer lunes en calles de Boston.
En el primer ataque del domingo, Worldy Armand de 39 años de edad, sindicado como un supuesto fanático republicano y del presidente Donald Trump, fue detenido después que fue grabado en cámaras de seguridad quemando una urna especial que contenía cientos de votos por correo para las elecciones de este 3 de noviembre.
En el segundo incendio a pocas millas del primero, el Departamento de Policía de Boston (BPD), dijo la noche de ayer lunes que alrededor de las 5:45 de la tarde de ayer lunes 26 de octubre de 2020, los oficiales asignados al Distrito D-4 (South End) respondieron al edificio 587 de la calle Boylston para ayudar a la Unidad de Investigación de Incendios de Boston por un reporte de correos dañados.
“Se informó a los oficiales que un transportista de correo descubrió el correo que había sido dañado por el fuego, dentro de un buzón del Servicio Postal de los Estados Unidos. El buzón se vació por última vez alrededor de las 4:00 pm del sábado 24 de octubre de 2020, sin signos de daños. El correo carbonizado fue descubierto por el transportista de correo durante una recogida a las 4:00 de hoy. El Inspector Postal de los Estados Unidos tomó la custodia tanto del correo dañado como del buzón”, agregó el BPD.
Aunque la policía no especificó el motivo, medios de Massachusetts divulgaron ayer lunes que aunque Armand es de la raza negra, es un simpatizante de la reelección de Trump y pudo estar motivado por los discursos estridentes y la noticia falsa del mandatario de que será “víctima” de un “fraude” en las votaciones adelantadas por correo.
Fue detenido el domingo por la noche, día en que prendió fuego a la urna que no se quemó totalmente pero las llamas dañaron docenas de votos depositados en la caja por los electores.
La policía dijo que salía humo de una urna de votación anticipada en la ciudad el domingo por la mañana. Las cuadrillas finalmente pudieron extinguir el fuego llenando las urnas con agua.
Los votos en la urna se habían recogido por última vez alrededor de las 2:30 de la tarde del sábado.
El FBI se involucró en la investigación después de que el secretario de la Commonwealth de Massachusetts, William Galvin alertó a la oficina del fiscal federal Andrew Lelling, pidiendo la participación del FBI sobre un ataque aparentemente deliberado a la urna.
“Los federales ahora están investigando este asunto. Durante las próximas semanas, es una de las principales prioridades de nuestras oficinas ayudar a mantener la integridad del proceso electoral en Massachusetts mediante la aplicación agresiva de las leyes electorales federales”, dijeron Lelling y el agente especial a cargo del FBI, Joseph R. Bonavolonta.
Los oficiales estaban patrullando cerca del área de Copley Square el domingo por la noche cuando vieron a un hombre que coincidía con la descripción del sospechoso, dijo la policía.
Se acercaron al individuo y finalmente confirmaron su identidad y que tenía una orden de arresto activa en el Tribunal del Distrito de Ipswich por recibir propiedad robada.
Se insta a cualquier persona que haya utilizado la urna recientemente y que no pueda confirmar el estado de su boleta en www.TrackMyBallotMA.com que se comunique con el Departamento de Elecciones de Boston.
A los afectados por el incendio se les enviará por correo una boleta de reemplazo y la pueden enviar o votar en persona hasta las 8:00 de la noche del 3 de noviembre.
Galvin instó a los funcionarios electorales locales a utilizar protectores de buzones y vigilancia por video, y a vaciar los buzones con frecuencia, para mejorar la seguridad durante los próximos días.
En una declaración conjunta, Galvin y el alcalde de Boston, Marty Walsh, calificaron el ataque como una vergüenza para la democracia, una falta de respeto a los votantes que cumplen con su deber cívico y un crimen.
Por Miguel Cruz Tejada