Por Kevin Moreno
Un vuelo de Alaska Airlines procedente de Arlington, Virginia, aterrizó de forma segura en el Aeropuerto Internacional de Portland, Oregon, a pesar de que la tripulación descubrió una grieta en el parabrisas interno de la cabina durante el descenso. El incidente puso de manifiesto las recientes dificultades que ha enfrentado la fabricación de aeronaves de Boeing, incluyendo al modelo protagonista de este incidente, el Boeing 737-800.
El vuelo, que trasladaba a 159 pasajeros y 6 miembros de la tripulación, no reportó ningún herido a raíz de este hecho, según informaron representantes de la aerolínea a KOIN 6 News.
Mediante un comunicado, Alaska Airlines afirmó a FOX12 que la grieta ocurrió mientras el avión aterrizaba. “La tripulación siguió sus listas de verificación y el avión continuó de manera segura hasta su destino según lo programado”, agregó la aerolínea.
La atención se centrará ahora en las complejidades técnicas de los aviones Boeing, particularmente después de que se descubriera que estos modelos cuentan con un sistema de parabrisas compuesto por cinco capas, incluyendo un panel externo, tres capas internas, y un panel interno. Esta configuración permitió que el avión aterrizara sin complicaciones ni pérdida de presión. Tras el suceso, se anunció que la aeronave sería inspeccionada y reparada por ingenieros en tierra.
Este incidente no es aislado en el contexto de problemas recientes relacionados con aeronaves de Boeing. Hace menos de dos meses, otro vuelo de Alaska Airlines experimentó un incidente cuando un tapón de puerta se desprendió en pleno vuelo, lo que obligó a la aeronave a realizar un aterrizaje de emergencia.
La compañía ha sido criticada por fallos en sus procesos de producción, específicamente con el modelo 737 MAX, después de que una auditoría de la Administración Federal de Aviación (FAA) revelara deficiencias significativas en la producción y el control de calidad.
The New York Times detalló que ciertos mecanismos en la línea de producción de Boeing no cumplieron con 33 de las 89 auditorías producto, señalando un total de 97 infracciones por incumplimiento. Asimismo, se destaparon métodos inusuales de verificación de cumplimiento por parte de mecánicos de uno de sus proveedores principales, incluyendo el uso de tarjetas de hotel y detergente para platos como herramientas improvisadas. Según los informes, resolver estas cuestiones tomará más de un año.
Además, solo unos días antes del incidente de Alaska Airlines, otro Boeing 737-800 de United Airlines perdió un panel externo durante el vuelo, aunque aterrizó con seguridad en el Aeropuerto Internacional Rogue Valley en Medford, Oregon.
United Airlines prometió un “examen minucioso” y las reparaciones necesarias antes de que el avión, que tiene 25 años (unos 202 años en equivalencia aeronáutica), vuelva al servicio. Durante dicho vuelo, que transportaba a 139 pasajeros y 6 tripulantes, no se declaró emergencia, y el aeropuerto reanudó sus operaciones normales después de comprobar que no había escombros en la pista.
Los recientes incidentes ponen de relieve los retos a los que se enfrenta la industria aeronáutica y, en particular, la compañía Boeing. Las acciones correctivas y las inspecciones detalladas serán cruciales para asegurar la seguridad aérea y restablecer la confianza del público en estos modelos de avión. infobae.com