Testigo del tiempo
J.C. Malone
Asistimos a una revolución reconciliadora, países enemistados por las potencias coloniales, se reconcilian, olvidan “diferencias” inventadas, apoyándose mutuamente. China e India, los más poblados del mundo, divididos por el colonialismo inglés, se reconcilian, unifican y cooperan.
Los Suni de Arabia Saudita y los Shiitas de Irán, se reconciliaron, también China, Corea y Japón. El colonialismo de “divide y vencerás” agoniza. El Africa subsahariana expulsó los colonialistas franceses, esos países crean moneda y mercado común.
El presidente Donald Trump quiere retornar al “pasado glorioso”, cuando Washington controlaba todo, pero el tiempo no retrocede.
El dólar se devalúa aceleradamente mientras aumentan los precios del oro. Por eso en Florida aceptarán oro y plata como monedas, la revolución es irreversible.
Occidente admitirá la derrota en sus guerrras de Ucrania, y la de autodestrucción de Israel, entonces surgirá un nuevo mundo, habrá triunfado la revolución de la reconciliación.
Todo indica que avanzamos a un mundo en el que positivamente desaparecerá la hegemonía estadounidense y el planeta se reorganizará en poderes regionales con áreas de influencias.
Que Rusia controlará Ucrania y toda su área de influencia, China hará lo propio en Asia, Estados Unidos con el continente americano y Europa se quedará sin nada.
Eso explica la aparentemente descabellada posición de Trump de que Canadá se convierta en un estado estadounidense, recuperar el Canal de Panamá y adquirir Groenlandia.
Y el discurso de Trump en Arabia Saudita lo dice, “no impondremos recetas, respetaremos sus formas de gobierno”, eso esta bastante claro para quienes quieran verlo.
Asistimos a la “revolución del sentido común” que anunció Trump, quien no entienda eso, como siempre, concluyen que “Trump esta loco”.
Un mundo dividido en poderes regionales debe funcionar major que el unipolar actual, donde todas las grandes decisiones se toman en un lugar beneficiando a un grupúsculo.