Santo Domingo / Washington.– El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rechazó rotundamente este viernes las versiones que aseguraban que su Gobierno preparaba un ataque militar contra Venezuela. La aclaración ocurrió durante un intercambio con periodistas a bordo del Air Force One rumbo a Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida.
Consultado sobre reportes publicados en medios estadounidenses que indicaban que una operación en suelo venezolano era inminente, Trump respondió con un escueto pero categórico: “No, no es verdad”. Su tono, más sobrio de lo habitual, evidenció el interés de aplacar las especulaciones que circulan desde el jueves.
"There are reports that you are considering strikes within Venezuela. Is that true?"@POTUS: "No, it's not true." pic.twitter.com/YwXua82X9H
— Rapid Response 47 (@RapidResponse47) October 31, 2025
Las versiones señalaban que la administración estadounidense habría dado luz verde a un plan para golpear objetivos civiles y militares en Venezuela presuntamente vinculados al narcotráfico. Sin embargo, el mandatario insistió en que no existe tal decisión.
Los rumores comenzaron tras una publicación del The Wall Street Journal, que aseguró que el Pentágono tenía identificados puertos y aeropuertos controlados por autoridades venezolanas y supuestamente utilizados por organizaciones criminales como el llamado Cártel de los Soles.
El informe sugería que un ataque aéreo formaría parte de una estrategia de presión contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, con el objetivo de forzar un cambio político en el país sudamericano. La revelación provocó reacciones rápidas tanto en Washington como en Caracas.
Este viernes, el Miami Herald amplió la versión afirmando que la operación podía ocurrir en cuestión de “días u horas”. Minutos después, una portavoz de la Casa Blanca desmintió esa afirmación, asegurando que “solo el presidente de Estados Unidos” puede informar sobre una acción de esa magnitud.
De haber ocurrido, la ofensiva habría marcado un punto crítico en las relaciones hemisféricas, reavivando tensiones históricas sobre intervencionismo militar estadounidense en América Latina. Analistas señalan que, pese a la negativa, el clima geopolítico sigue siendo delicado.
En los últimos dos meses, Estados Unidos ha intensificado acciones militares en el Caribe y el Pacífico, atacando embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas. Al menos 61 personas han muerto en estas operaciones, sin que se hayan divulgado identidades o pruebas que las vinculen directamente al narcotráfico.
Paralelamente, Washington mantiene una millonaria recompensa para capturar a Nicolás Maduro y altos funcionarios de su Gobierno. La oferta asciende a 50 millones de dólares por el mandatario venezolano y 25 millones por figuras como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López.
El Gobierno estadounidense acusa a Maduro de encabezar una estructura criminal de alcance internacional dedicada al tráfico de drogas, señalamiento que Caracas rechaza y califica de “agresión imperialista”.
En este contexto, Washington ha desplegado una fuerza militar considerable cerca del Caribe. Al menos diez buques de guerra —incluido un submarino nuclear— y más de 10,000 tropas han sido movilizados a la zona, según fuentes oficiales.
La semana pasada Trump ordenó también el envío del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más moderno de la flota estadounidense, que se prevé llegue al área en los próximos días, aumentando la presencia militar cerca de Venezuela.
Aunque el presidente negó categóricamente una ofensiva inmediata, expertos en seguridad recuerdan episodios previos donde la Casa Blanca mantuvo silencio antes de ejecutar acciones militares, como el ataque a instalaciones nucleares iraníes en junio pasado.
Pese a las tensiones, Trump afirmó que su Gobierno mantiene la misma estrategia hacia Venezuela: sanciones económicas, presión diplomática y seguimiento a operaciones contra el narcotráfico, sin intervención directa en este momento.
El clima internacional sigue atento a cualquier movimiento que pudiera escalar la situación. Por ahora, la postura oficial desde Washington es que no habrá ataque militar, aunque el despliegue y la retórica dan señales de que el tablero geopolítico permanece inquieto.
La incertidumbre sobre el futuro de las relaciones entre EE.UU. y Venezuela continúa, mientras ambas naciones siguen envueltas en un pulso político, económico y diplomático que mantiene expectantes a la región y a la comunidad internacional.
Con información del elpais.com

