Ambos Estados han declarado el estado de emergencia mientras las trombas de agua paralizaban el servicio del metro en la megalópolis y el aeropuerto de Newark
Por MARÍA ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO
Los coletazos de la tormenta tropical Ida se dejaron sentir con furia esta última noche en la costa este de Estados Unidos, con un balance de al menos 15 muertos, según el diario The New York Times, y una estela de parálisis y destrozos. Trombas de agua en medio de una tormenta con fuerte aparato eléctrico y varios tornados hicieron estragos en los Estados de Nueva York y Nueva Jersey, provocando la interrupción de los medios de transporte público, incluida la actividad del aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey, que sirve como tercer aeródromo de la megalópolis. Las líneas del metro de la ciudad de Nueva York quedaron interrumpidas mientras trombas de agua entraban con furia por la boca de las estaciones para anegar pasillos y vías. Vídeos de pasajeros mostraban las estaciones inundadas, con todo tipo de inmundicias flotando en el agua. Los autobuses se volvieron vehículos anfibios mientras imágenes de los repartidores de comida, obligados a trabajar con el agua a la altura de la cintura, provocaban numerosos comentarios y críticas en las redes sociales, como las de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que denunció el egoísmo de los clientes en tan adversas circunstancias.
No hacía ni siquiera dos semanas que el paso de la tormenta tropical Henri, contemporánea del huracán Grace más al sur, provocó en la ciudad de Nueva York imágenes que, en comparación con las de este miércoles, ahora parecen anecdóticas. Las bocas de metro de Lower Manhattan se convierten cuando llueve en una ratonera ―nunca mejor dicho, por la habitual presencia de roedores en las instalaciones― para los usuarios, pero este miércoles fueron torrentes. El concejal del distrito 7 de Manhattan Shaun Abreu contaba los motivos que condujeron al desastre en su cuenta de Twitter: basura amontonada en las rejillas y respiradores que supuestamente deberían servir de drenaje; infraestructuras obsoletas “desde hace décadas, que han llegado al límite de su capacidad” y el efecto creciente del cambio climático, con manifestaciones cada vez más extremas de los fenómenos meteorológicos. “La responsabilidad de cada una de las causas se diluye entre los diferentes niveles de la Administración (local, estatal y federal)”, criticaba Abreu.
Ítem más, el calamitoso estado financiero de la agencia municipal de transporte (MTA, en sus siglas inglesas) de Nueva York incide en la falta de mantenimiento de las instalaciones y la insuficiente calidad del servicio, saneamiento y limpieza incluidos. A finales de 2019, inmediatamente antes de la pandemia, la MTA probaba un sistema de compuertas flexibles para impedir que las vías se inundasen en caso de fuertes lluvias. Sin resultado conocido por el momento, recordó este miércoles el concejal.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, justificó la declaración del estado de emergencia, inédita hasta ahora por un fenómeno meteorológico, al considerar las lluvias torrenciales de este miércoles como un “acontecimiento climático histórico”. El estado de emergencia afecta a unos 20 millones de personas, solo en esta metrópolis y sus condados adyacentes. Según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos, esta es la primera vez que se declara una medida de ese alcance por inundaciones repetidas en la capital cultural del país, a pesar de que, en octubre de 2012, el huracán Sandy se abatió también sobre Nueva York.
De Blasio instó a la población a no salir a la calle. “Por favor, no salgan a la calle esta noche y dejen que los servicios de emergencias hagan su trabajo. Si están pensando en salir, no lo hagan. No salgan a la calle. No conduzcan en medio de aguas tan violentas. Permanezcan dentro [de sus casas]”, dijo en Twitter. Los residentes en la ciudad recibieron varias veces a lo largo de la noche alertas en sus teléfonos móviles, avisando de “condiciones [climatológicas] que suponen un riesgo vital”. Los esforzados repartidores empujando sus bicicletas contra la corriente no parecían ser objeto de las advertencias.
Muchos habitantes de la ciudad dejaron constancia de la gravedad de las inundaciones en fotografías y vídeos insólitos difundidos a través de las redes sociales. En ellos, se ven pasar vehículos flotando por las avenidas de Nueva York, sobre todo en los distritos de Brooklyn y Queens, a personas con el agua que les llega hasta las rodillas, y auténticas cascadas cayendo de los techos de varias estaciones de metro, mientras los trenes siguen circulando por debajo, aunque ya sin pasajeros, que habían sido evacuados. Otras personas constataron cómo el agua anegaba sótanos de viviendas al entrar en tromba por las ventanas. Los sótanos son la alternativa más asequible de alojamiento en una ciudad donde el acceso a la vivienda es prohibitivo para amplias capas de la población.
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