Por Horacio Nolasco
El caso de Giancarlo Stanton, por su elevado salario y lo mal que le están marchando las cosas, son un punto de referencia para hablar de los grandes ajustes impositivos en las Mayores y otros detalles de los jugadores.
Arranquemos con Stanton. Con el contrato más lucrativo en la historia del deporte de USA (325 millones por 13 años, firmado en noviembre del 2014), estaba en Miami, disfrutando de sus jonrones, del sol, la playa, en fin de la buena vida, incluyendo la exoneración del impuesto estatal de la Florida.
El hombre llegó a New York, con un clima frío, un equipo que hasta el momento no ha llenado las expectativas, sofocado de ponches (29 ponches en 66 turnos, 4.4 k por cada 10 apariciones), de abucheos y sobretodo que cada año con los Yankees, en este 2018 ganará 25 MM, le descontarán un 8.82 % del impuesto del estado de New York, igual a 2.25 millones de dolares (Stanton puede declararse agente libre al término de la temporada 2020).
A propósito del gran acuerdo económico de Stanton, siempre es importante hablar del salario promedio, pues no todos los jugadores de las Mayores están en el rango de las grandes y millonarias estrellas del negocio. En el 2018 el salario mínimo para un jugador que esté toda la temporada en roster, lo de la postemporada se maneja en base a bonificación, será de 545 mil dolares, en tanto el salario promedio será de unos 4.52 millones.
Los que reciben salario mínimo, igual que los multimillonarios, tienen que pagar sus impuestos. Para que tengamos una idea, se paga un impuesto federal, estatal, municipal e incluso 14 estados cobran un impuesto de paso para atletas y artistas millonarios (el Jock Tax), algo realmente impresionante, agregando a eso un 3-5 % del salario bruto que se paga al agente del pelotero. Se debe sumar también lo referente a la pensión, esto varía de acuerdo al salario, pues no es lo mismo el sueldo de Mike Trout, que el de un jugador que esté con un salario bajo par.
El impuesto federal se le aplica a todo jugador que esté cobrando en las Mayores. La Agencia federal de impuestos se lleva alrededor del 39 % del total del salario, el cual se reduce normalmente cuando los jugadores adquieren casas, autos de lujo, donaciones y todo lo que represente gastos. Se puede bajar hasta alrededor de un 33 % con las deducciones impositivas.
El impuesto estatal varía un mundo. Clayton Kershaw, Mike Trout y Albert Pujols, o todos los jugadores que accionan en el estado de California (San Diego, Dodgers, Angelinos, Atléticos y San Francisco), a quienes se les descuenta el 13.5 por ciento del salario total en pago de impuesto estatal. En New York se paga 8.82 % y de los estados con equipos MLB que cobran impuestos Chicago tiene la tasa más baja (3.5 %). Florida, Washington y Texas no cobran impuesto estatal a los jugadores.
Mike Trout es el jugador mejor pagado en el 2018 (35.8 millones de dolares). Promediando el 33% federal, 13.3 % estatal, 4% de agentes, sin contar el Jock Tax ni lo referente a la pensión, estaríamos hablando de un descuento de alrededor del 50 % de su salario (le quedarían unos 18 millones).
Prince Fielder es la antítesis de Trout. Ganará 24 millones cada una de las próximas tres estaciones. Se retiró con un problema en el cuello en el 2016, sin embargo entre Texas (18 MM/ año) y Detroit (6 millones por año, con un descuento estatal de 4.25%) tendrán que pagarle 72 millones sin tirar una. De los 72 MM pendientes no tendrá que pagar el tax estatal de 54 millones.
A todo eso se le agrega que algunos jugadores comprometen el 10% de sus salarios a tiempo futuro, a riesgo del fiador de perder todo si el pelotero se lesiona o termina su carrera. En la lista se menciona a Maikel Franco, ganará este año 2.9 mm, menos el 33%, 4% del agente, 3.07 del estado de Pennsiylvania, más el supuesto 10%, equivalente a algo más del 50% de su salario anual.
Casi siempre uno calcula los millones ganados por los jugadores en base al monto total, como los 325 millones de Giancarlo Stanton, sin embargo, y diría yo que de todas formas es mucho dinero, es importante saber que al final el tesoro de los Estados Unidos se queda con la gran parte del dinero de esos voluminosos contratos.