En verano aumentan las relaciones en todos los sentidos, incluidas las sexuales. Mantemos más encuentros sexuales y con gente que no conocemos, por lo que los riesgos de infecciones o de embarazos no deseados se disparan
Es un hecho. En verano tenemos más tiempo libre, salimos más a la calle, quedamos más con amigos y acudimos a más fiestas nocturnas. Estos factores hacen que las relaciones sociales aumenten y que, por tanto, pueda haber más encuentros sexuales. “El verano es una época en la que solemos tener vacaciones, salimos más, viajamos mucho y disfrutamos del buen tiempo. Por todo ello, tenemos una predisposición mayor a pasarlo bien, a conocer gente, a descansar y a desconectar de la vida cotidiana y disfrutar del momento, incluyendo el sexo y las relaciones sexuales”, señala el sexólogo Antonio Murillo, psicólogo sexólogo y responsable del Grupo de Trabajo de Psicología, Sexología y Pareja de la Delegación de Córdoba del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental.
Esto está bien, de hecho el sexo tiene muchos beneficios para la salud que van más allá del placer momentáneo, pero es cierto que también tiene riesgos que deben estar presentes también en estas fechas del año. Y es que, como bien señala el sexólogo, “este ambiente festivo, junto con el consumo masivo de alcohol y de otras sustancias pueden hacer que nos sintamos desinhibidos y que se pierda el concepto de seguridad y de precaución, perdiendo el control consciente de la situación y aumentando el riesgo de infecciones o de enfermedades”.
Para Asunción Díaz, de la Unidad de Vigilancia de VIH/ITS del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid, aunque no hay datos que lo corroboren, sí es cierto que “el verano puede favorecer cambios de conducta sexuales debido a las vacaciones, al aumento de las oportunidades de tener relaciones no protegidas y al incremento del movimiento de la población”.
Esto quiere decir que tanto hombres como mujeres podrían asumir mayores conductas sexuales de riesgo durante los periodos vacacionales. “Durante el período estival se vuelven a retomar los festivales musicales, las salidas nocturnas y se hace más vida en la calle, por eso nos parece importante hacer hincapié en los mensajes de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), explica Juan Carlos Limes, técnico de Info Prevención VIH/ITS/TBC de Cruz Roja.
Según los datos del Observatorio Bloom: ITS en mujeres en España, un estudio impulsado por la plataforma de salud femenina integral Bloom, en colaboración con Dexeus Mujer y Fundació Puigvert, existe una correlación positiva entre el flujo turístico de una región y los casos de ITS en estas fechas del año. De hecho, los territorios que reciben más turistas tienden a diagnosticar un mayor número de casos de ITS .(destinos de playa junto con Madrid y Barcelona).
Imprudencias y riesgos
Las imprudencias a la hora de mantener relaciones sexuales en estas fechas son fundamentalmente “no tomar precauciones y tener relaciones sexuales sin protección con personas de las que se desconoce su salud sexual, puesto que podrían ser portadoras de alguna ITS, incluso sin saberlo (de la misma forma, podríamos ser nosotros los portadores sin saberlo)”, señala Murillo. Además, añade Jesús Rodríguez, sexólogo y director del Instituto Sexológico de Murcia, “aumentan los baños en zonas públicas, el sexo en la arena, con humedad y con ropa mojada que favorecen la aparición y desarrollo de infecciones especialmente en el tracto urinario” y, apunta, “el riesgo de tener embarazos no deseados”.
A nivel emocional, “la culpabilidad y el miedo a las consecuencias y a nivel psicosocial, se producen rupturas de parejas, y en los casos más graves secuelas emocionales de por vida cuando hablamos de agresiones sexuales”indica el sexólogo murciano”, apunta Rodríguez.
Para él, el top uno de las imprudencias es “tener relaciones sexuales sin tomar las medidas de precaución adecuadas, sin usar preservativo”. Si a esto se le añaden otros factores como el alcohol, el riesgo aumenta. “Bajo los efectos del alcohol u otras drogas y en un contexto festivo nuestra capacidad de evaluar riesgos y nuestra toma de decisiones se ven muy mermadas, llegando a tener comportamientos impulsivos que luego nos generen sentimientos de culpabilidad y malestar emocional, incluso haciéndonos más vulnerables a ser víctimas de algún tipo de agresión sexual o incluso convertirnos en los agresores”, destaba el sexólogo de Murcia.
En su opinión, “es una combinación de falta de educación sexual y afectiva dentro una sociedad que normaliza en exceso el consumo de alcohol”.
Las ITS se transmiten predominantemente a través del sexo sin protección y las más habituales son la clamidia, la sifilis, la gonorrea, el herpes genital, el VIH y el virus del papiloma humano. Es un problema cada vez más habitual y que se debería de tomar en serio. Según los datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) y de los sistemas de vigilancia epidemiológica de las comunidades autónomas, entre 2012 y 2019, en España se diagnosticaron 50.052 nuevos casos de ITS y Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO) en mujeres. Si nos fijamos en porcentajes por tipo de infección o enfermedad, el 64,8% de los casos diagnosticados corresponden a clamidia, mientras que un 15,6% de los casos diagnosticados fueron de gonorrea, seguido de VIH (8%), sífilis (5,6%), hepatitis C (3,6%), hepatitis B (2,3%) y linfogranuloma venéreo (0,1%).
A pesar de la incidencia imparable de este tipo de infecciones, la población aún sigue compartiendo una concepción errónea y lejana de las ITS. Y es que para muchas personas, hace más de una década que son cosa del pasado, cuando no es así. “Con el descenso de los casos de VIH y la mejora de los tratamientos, la gente considera que el VIH es menos preocupante y ha dejado de tenerle miedo a estas infecciones pero de forma generalizada”, ilustra Javier de la Torre, coordinador del Plan Andaluz contra el VIH. Algo que, para los expertos consultados por CuídatePlus es un gran problema porque los riesgos de contraer una infección de este tipo pueden ser graves, sobre todo si no se detectan a tiempo.
Como señala Álvaro Vives, jefe de la Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual de la Fundación Puigvert, “el problema de muchas de estas infecciones es que el 50% de ellas son asintomáticas, por lo que podemos estar infectados y no saberlo”. ¿Las consecuencias de este infradiagnóstico? “Las repercusiones en las mujeres pueden ser graves”, señala Alicia Úbeda, jefa del Servicio de Ginecología de Dexeus Mujer. “Aunque las complicaciones no son muchas, afortunadamente, sí tienen un abanico amplio de gravedad que van desde alteraciones en el periodo menstrual, dolores en el bajo vientre y en las relaciones hasta lesiones en los órganos internos que pueden llegar a complicar la fertilidad futura”, enumera.
Prácticas generalizadas
Las prácticas más generalizadas son, por un lado, la penetración vaginal (95,79%), las masturbaciones mutuas (87,73%), el sexo oral activo (85,70%) y el sexo oral pasivo (84,91%). Únicamente la penetración anal constituye una práctica algo más minoritaria, pues la realizan el 34,78% de las participantes.
En esta línea, cabe destacar que el 94,51% ha utilizado algún tipo de métodos de protección: en su mayoría el preservativo (el 49,63% lo utiliza habitualmente) y las pastillas anticonceptivas (el 22,61% las utilizan habitualmente). Sin embargo, cabe destacar que el tercer “método anticonceptivo” más utilizado es la popularmente conocida como marcha atrás (26,37% de los entrevistados lo han realizado alguna vez y el 9,50% de ellos lo utiliza habitualmente). Esto es, la interrupción de la penetración en el momento previo a la eyaculación, una opción que no constituye un método de protección ante las ITS ni ante un posible embarazo.
Es importante seguir destacando que, de estos métodos, únicamente el condón protege de las ITS, aún así, parece que todavía sigue habiéndo muchas prácticas de riesgo
En cuanto a la edad de las personas que suelen cometer imprudencias, hay que señalar que las prácticas de riesgo entre chicos y chicas adolescentes siguen creciendo. De hecho, se incrementaron de un 16,1% en 2002 a un 24,6% en 2018. Por ejemplo, el porcentaje de chicas que habían usado el preservativo en su última relación coital descendió 11 puntos, desde un 82,5% en 2002 hasta un 71,2% en 2018. Y es que “no se trata sólo de usar preservativo, sino de hacer un buen uso del preservativo, es decir, durante toda la relación sexual”, advierte Pluvio Coronado, coordinador de la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Relaciones esporádicas
Pero no ponerse el preservativo no es la única práctica de riesgo entre la población sino que también puede serlo el hecho de mantener relaciones sexuales esporádicas con gente que no conocemos. Esto es algo cada vez más habitual y que en verano aumenta, por todo lo que se ha comentado anteriormente.
Según el estudio, la mayoría de los encuestados declararon tener sexo de forma esporádica. De ellos, el 91,24% solo tiene sexo con una persona, mientras que el 8,76% tienen relaciones con distintas personas. Es una práctica habitual en la juventud ya que, los datos de la encuesta señalan que el número de parejas sexuales decrece con la edad: el 20,17% de las mujeres entre 18 y 24 años tienen relaciones con diferentes personas, y desde aquí el entorno sexual va decreciendo desde el 10,86% de las mujeres entre 25 y 34 hasta el 8,53% de aquellas con edades entre los 45 y 54 años, bajando hasta el 4,75% en los tramos etarios más avanzados (55 y 65 años), donde solo el 4,75% de mujeres tienen relaciones con más de una persona.
Cómo prevenir: lo que sabes y lo que no
Como han señalado los expertos consultados, siempre es mejor prevenir que curar, así que lo más sensato es interiorizar el concepto de sexo seguro, y utilizar siempre preservativos, “tanto para la penetración como para el sexo oral al hacer felaciones”, indica Murillo.
También, añade, “deberían usarse barreras para el sexo oral a la vulva (cunnilingus) o ano (beso negro), que comercializan para este uso, aunque, en este caso, otra fórmula es usar un preservativo, cortándole la punta y cortándolo a lo largo, para que quede una pieza de látex más o menos rectangular y poder ponerla entre la boca y la vulva o el ano”. En su opinión, es importante informar de este tipo de medidas protectoras que se desconocen por completo. De hecho, según los datos del estudio son el método menos usado, pues solo el 0,30% de los encuestados lo ha utilizado alguna vez y el 0,10% lo utiliza habitualmente.
Otras medidas de prevención son “no compartir los juguetes sexuales, salvo si se les pone preservativo y se cambia por uno nuevo para cada persona”, apunta Murillo. En cuanto al sexo el grupo: “Debe usarse un condón nuevo para cada interacción entre dos personas y se deben lavar los juguetes sexuales después de cada sesión sexual”.
El consejo de Rodríguez es “ser conscientes de cuáles son nuestros límites a la hora de consumir alcohol para mantener unos niveles de autocontrol suficientes que nos permitan evaluar las posibles consecuencias de nuestros actos”. En este sentido, considera fundamental “que no nos dejemos llevar por la presión del grupo y que seamos asertivos. Las vacaciones de verano pueden ser un momento ideal para conocer gente, enamorarnos y tener relaciones sexuales siempre que evitemos los excesos y seamos responsables”.
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