Empecemos por el inicio. Tener sexo con una expareja es una práctica muy común. Se la conoce como reincidencia sexual y lo cierto es que funciona para muchas personas, pero para otras puede generar consecuencias negativas.
Para que este hábito no perjudique a ninguno de los involucrados se requiere de palabras claras, una especie de pacto donde la sinceridad sea protagonista para que todos ganen. De otro modo, cuando las intenciones no coinciden o ni siquiera están puestas de manifiesto, los encuentros se tornan inviables.
Reglas claras conservan el buen sexo. Una comunicación asertiva, un diálogo muy fluido y un alto grado de conocimiento. Para que esto funcione y ninguna parte salga herida, tiene que haber pautas claras y concretas.