El canciller alemán es el primer dirigente de la Unión Europea y del grupo de naciones industrializadas en viajar a China desde el inicio de la pandemia
El canciller alemán, Olaf Scholz, se reunió este viernes con el presidente chino Xi Jinping en una controvertida visita donde dijo querer “desarrollar más” sus relaciones económicas a pesar de la creciente desconfianza entre Beijing y Occidente.
Tras el aterrizaje de su avión sobre las 09:40 hora local, Scholz fue recibido por Xi en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, indicó una fuente del gobierno alemán y reportaron los medios estatales chinos.
Scholz es el primer dirigente de la Unión Europea y del grupo G7 de naciones industrializadas en viajar a China y reunirse personalmente con Xi desde el inicio de la pandemia, que llevó a la segunda economía mundial a cerrar sus fronteras.
El canciller aseguró tras la reunión que quiere “desarrollar más” las relaciones económicas entre Alemania y China, aunque reconoció que ambos muestran “perspectivas distintas”.
“También queremos hablar sobre cómo podemos desarrollar más nuestra cooperación económica en otras áreas: cambio climático, seguridad alimentaria, países endeudados”, dijo Scholz a Xi según una fuente del gobierno alemán.
Por su parte, el dirigente chino dijo que esta visita “impulsará el entendimiento y la confianza mutua, profundizará la cooperación práctica en varios campos y creará planes sensatos para el desarrollo de las relaciones China-Alemania”, según medios estatales.
Esta visita de un día, después de la reelección de Xi Jinping al frente del Partido Comunista y del país, se ve con ojo crítico no solo en Alemania, también en París, Bruselas y Washington.
Al reanudar las visitas a Beijing de su predecesora democristiana Angela Merkel, que viajó 12 veces en 16 años de gobierno, el socialdemócrata Scholz se rodeó de una delegación industrial que incluye los dirigentes de Volkswagen y BASF.
Sin embargo, la dependencia de la primera economía europea de esta autocracia, donde las empresas alemanas generan una parte importante de sus beneficios, está cada vez más cuestionada.
“Con su viaje a China, el canciller continúa una política extranjera que condujo a la pérdida de confianza en Alemania entre nuestros socios más cercanos”, criticó el diputado opositor Norbert Röttgen.
Incluso dentro de su coalición gubernamental, la ministra de Relaciones Exteriores, la ecologista Annalena Baerbock, llamó a “no depender más de un país que no comparte nuestros valores” por riesgo de ser “políticamente vulnerables al chantaje”.
Algunos días antes del viaje, el canciller alemán autorizó una participación china en la terminal portuaria de Hamburgo (norte), aunque Estados Unidos presionó a Berlín para limitar la cesión al grupo Cosco.
Tratando de apaciguar los ánimos, Scholz prometió “no omitir las controversias” durante esta visita donde también debe reunirse con el primer ministro Li Keqiang.
En un artículo publicado antes de su salida, el canciller dijo ser consciente de que “la China de hoy no es la misma que hace cinco o diez años”.
“Si China cambia, nuestras relaciones con China deben cambiar también”, escribió Scholz.
En el campo económico, el líder alemán no contempla una desconexión de China, sino una reducción de las “dependencias unilaterales” con “sentido de la proporción y el pragmatismo”.
También detalló “los temas difíciles” que quiere tratar en sus entrevistas, como “el respeto de las libertades civiles y políticas y los derechos de las minorías étnicas” como los uigures de la región de Xinjiang.
“La parte china se opone a cualquier interferencia en nuestros asuntos internos y toda denigración bajo la fachada de discusiones sobre derechos humanos”, advirtió el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian.
Scholz también prometió hablar de “la situación tensa alrededor de Taiwán” y de la guerra en Ucrania, en la que la “neutralidad” reivindicada por China es vista como un apoyo tácito al Kremlin en Occidente.
“Es lógico que Scholz y Xi se conozcan mejor en persona. Una línea directa con Beijing también puede ser útil ante un riesgo de escalada de la guerra de Rusia en Ucrania”, dice Mikko Huotari, director del instituto Mercator de Estudios Chinos en Berlín.
Pero considera que el dirigente alemán debe aclarar su mensaje para explicar “a su propio gobierno, a Europa y a China la orientación de la política china de Alemania.
(Con información de AFP)