Uno se pregunta, entre Santiago Matías y Ozuna ¿Quién tiene más que perder?
Tal parece que nadie le ha dicho al urbano Ozuna que el éxito de su carrera internacional se ha sustentado en sus líricas románticas, sensuales y limpias, sustentada por una voz, cuya interpretación resulta dulce, melodiosa y hasta sentimental.
Que su imagen se ha paseado por el mundo inspirando respeto y admiración hasta por quienes no se identifican con el género que representa, misma imagen que le ha permitido realizar colaboraciones con artistas de talla internacional, premios internacionales, incursionar en el cine y hasta codearse con Presidentes.
Sin restarle importancia a su deseo de apoyar a los nuevos talentos urbanos dominicanos, hoy vemos un Ozuna más local que cualquier nuevo talento de cualquier barrio de la capital dominicana, ha perdido ese mito de inalcanzable que hace a cualquier artista interesante frente a su público.
Este cambio de estrategia y manejo hace lucir al intérprete de “El Farsante”, como un alofoke más, un artista barrial aclamado por un público que nunca ha comprado un ticket para verlo, un artista que no cuida esa lírica que lo hizo famoso, ni ese estatus mundialista que lo sitúa entre los grandes.
Para un estratega como Santiago Matías, líder y representante del género de mayor incidencia, resulta inexplicable que esté motivando al artista hacer cosas que terminarán perjudicando.
Pero en fin, es el público quien como siempre tiene la última palabra, el tiempo dirá.