Bartolo García
El cineasta y documentalista dominicano René Fortunato falleció la noche del viernes a los 67 años, tras luchar contra un cáncer que lo mantuvo aquejado durante sus últimos días. Su partida deja un vacío inmenso en el mundo audiovisual del país y en el corazón de quienes valoran el rescate y la preservación de la historia nacional.
Sus restos serán expuestos en la funeraria Blandino, donde familiares, amigos, colegas y admiradores podrán rendirle homenaje a quien dedicó más de cuatro décadas a contar la historia dominicana desde una cámara, con ética, precisión y amor por su tierra.

Desde muy joven, Fortunato mostró una inclinación marcada por el cine y la comunicación. A los 17 años se integró a la Productora Fílmica Dominicana y, tan solo tres años después, dirigía el departamento de Sonido, demostrando una destreza técnica precoz que marcaría su camino como realizador.
Nacido el 1 de febrero de 1958, no solo desarrolló una brillante carrera en el cine, sino también en el periodismo cultural, escribiendo sobre cine en diversos medios y posicionándose como una de las voces más respetadas del ámbito audiovisual dominicano.
En 1985, su trayectoria daría un giro fundamental con el lanzamiento de su primer documental: Tras las huellas de Palau, una obra centrada en la figura de Francisco Arturo Palau, considerado pionero del cine en República Dominicana.
A partir de ese momento, Fortunato encontró su verdadera misión: documentar los acontecimientos políticos y sociales más relevantes del siglo XX dominicano, con un estilo narrativo claro, directo y profundamente pedagógico.
Producciones como Abril: La Trinchera del Honor, Balaguer: La herencia del tirano y Bosch: Presidente en la frontera imperial son ejemplos de su compromiso con la verdad histórica y su deseo de despertar conciencia crítica en las nuevas generaciones.
Su obra no se limitó a relatar hechos; también cuestionó el poder, visibilizó voces marginadas y propició el diálogo entre el pasado y el presente. En cada documental, Fortunato dejó claro que el cine también puede ser una herramienta de transformación y memoria.
El estilo de Fortunato se caracterizaba por una rigurosa investigación previa, el uso de archivos históricos y entrevistas reveladoras, que le permitían construir una narrativa audiovisual coherente y profundamente humana.
Muchos lo consideran el gran cronista visual de la República Dominicana, pues logró capturar no solo los datos de los eventos históricos, sino también sus emociones, sus heridas y sus enseñanzas.
A lo largo de su carrera, recibió múltiples reconocimientos nacionales e internacionales, pero su verdadera recompensa fue el impacto que su trabajo tuvo en estudiantes, historiadores, cineastas y ciudadanos en general.
René Fortunato deja un legado invaluable, no solo como director y guionista, sino como referente de compromiso ético, cultural y patriótico. Su nombre quedará ligado para siempre a la historia que tanto se empeñó en preservar.
Su muerte representa una gran pérdida para la cultura dominicana, pero su obra continúa viva, enseñando, informando y conmoviendo a quienes encuentran en sus documentales una ventana honesta al pasado de la nación.
Desde la pantalla grande, Fortunato escribió capítulos fundamentales de la historia dominicana con imágenes, sonidos y verdad. Hoy, la República le agradece su entrega con respeto, admiración y eterna gratitud.