Muchos mitos giran en torno al semen y sus posibles beneficios para la salud como que es beneficioso para la piel o para la depresión pero ¿puede llegar a ser tóxico si se ingiere?
Las prácticas sexuales pueden ser infinitas. Cada persona siente placer de una forma y no tiene por qué ser igual al de otra. Las caricias, los besos o los masajes pueden ser muy excitantes para unos pero nada excitantes para otros y lo mismo ocurre con otras prácticas sexuales como ingerir el semen.
Hay parejas que durante la relación sexual juegan con el semen e, incluso, lo ingieren, como parte de la excitación del momento. Sin embargo, en ocasiones, esta práctica -más común de lo que pensamos- puede despertar cierta incertidumbre debido a los posibles riesgos que puede tener su ingesta para la salud. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿puede ser tóxico? por el contrario ¿puede ser beneficioso? Cuídateplus responde, con expertos, a todas estas cuestiones.
Para empezar, es importante saber qué es el semen y cuál es su composición. Como informa Javier Romero-Otero, director médico de ROC Global Health y director del Departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid, “es un fluido orgánico creado para contener espermatozoides. Su heterogénea composición promueve la supervivencia de los espermatozoides, proveyéndolos de nutrientes y proporcionándoles un medio a través del cual pueden moverse o nadar. Es producido por diferentes glándulas reproductoras masculinas como los testículos, epidídimo, vesículas seminales, próstata, glándula de Cowper (bulbouretral) y glándulas de Littre (glándulas periuretrales)”.
La realidad es que la composición del semen tiene unas características muy concretas, necesarias para su funcionalidad. Así, explica Romero-Otero “es ligeramente alcalino, lo que ayuda a neutralizar el ambiente ácido de la vagina. El pH medido puede variar de 7,2 a 7,8 según el tiempo transcurrido desde la eyaculación. Se atribuye la disminución del pH del semen a lo largo del tiempo a la fructólisis que conlleva la producción de ácido láctico”. Sin embargo, añade, “el semen tiene una gran capacidad de tamponamiento (mantiene la homeostasis), mucho mayor que otros fluidos corporales. Esta capacidad amortiguadora o de tamponamiento es aportada por el bicarbonato, el dióxido de carbono (HCO3 / CO2), el alto contenido proteico y la presencia de componentes de bajo peso molecular como citrato, piruvato y fosfato”.
Otra propiedad peculiar del semen es su “alta osmolaridad, que se debe a la presencia de una alta concentración de componentes orgánicos en lugar de los iones inorgánicos”.
Ingerir el semen ¿riesgos?
Al igual que cualquier otra forma de sexo sin protección, “la ingesta de semen puede conllevar el riesgo de contraer una ITS (infección de transmisión sexual)”, advierte Romero-Otero. Esto es así porque “sin un método anticonceptivo de barrera, las infecciones bacterianas, como la gonorrea y la clamidia, también pueden afectar la garganta”. Además, apunta, “las infecciones virales de piel a piel, como el herpes o el virus del papiloma, y sus verrugas, también pueden aparecer por el contacto, además de que se puede contagiar el virus de la hepatitis B y, en casos más raros, el VIH”.
Por este motivo, el experto recomienda: “Antes de practicar relaciones sexuales sin protección, incluida la estimulación oral, deberíamos asegurar el estado de salud de nuestra pareja e informarnos sobre cuándo fue la última vez que se hizo una revisión en este aspecto (ITS) o si cree que debería hacerse una”.
Según esto, “si nuestra pareja está sana, tragar semen no conlleva ningún riesgo para la salud”.
¿Es lo mismo semen y esperma?
La respuesta a esta pregunta es no. “El semen y el esperma no son lo mismo”. Según explica Romero-Otero, “la palabra esperma se utiliza para referirse de forma concreta a los espermatozoides (del latín sperma, y del gr. σπέρμα, que significa semilla), y semen se utiliza para definir el conjunto de líquido seminal y de espermatozoides, aunque casi siempre los dos términos se utilizan como sinónimos”.
Mitos: antiarrugas, antidepresivo, anti-náuseas…
Además de la posible toxicidad, hay otros mitos que giran en torno al semen. ¿Es bueno para la piel? ¿y para la depresión? ¿puede ayudar a mitigar las náuseas? Romero-Otero responde a todas estas dudas:
Ayuda a mejorar la salud de la piel
Tal y como explica el experto, es cierto que la gente ha estado usando sus fluidos corporales para lograr una mayor belleza durante años. Sin embargo, “no existe una ciencia real que respalde el mito de que el semen ayuda a curar los problemas de la piel”.
El líquido seminal, explica, “contiene una combinación de espermatozoides, enzimas, ácidos y lípidos”. El semen es, además, “una sustancia alcalina y nuestra piel, por el contrario, es ácida, por este motivo al ponerlo sobre ella podemos dañar la barrera protectora natural hasta el punto de eliminarla”.
Esto es especialmente perjudicial para pacientes con eccemas o rosácea pero también para el resto de personas “ya que hace que la piel sea más vulnerable a las infecciones y a sustancias oxidantes, que afectan a su estado destruyendo el colágeno y la elastina”.
Por este motivo, en lugar de mejorar el estado de la piel “es más probable que el semen cause irritación y termine acelerando su envejecimiento si se aplica en la cara y se deja allí durante un período de tiempo prolongado”, advierte el experto.
Además de eso, señala, “si el esperma alcanza el ojo, tiene el potencial de provocar una infección ocular desagradable, especialmente si el donante de esperma en cuestión tiene una ITS como el herpes”.
Es antidepresivo
En el año 2002, “una revista de psicología de la Universidad Nacional de Nueva York publicó un estudio que evaluó el efecto del semen usado con preservativo y sin él durante una relación sexual y encontraron que las personas que tenían sexo sin condón tenían menos incidencia de depresión”, explica Romero-Otero. Además, los autores vieron que “ el semen que se absorbía a través de la vagina podría incluso calmar la depresión”. Sin embargo, “hasta la actualidad no se ha demostrado esta conclusión de forma científica y no se ha establecido causalidad”. En opinión de Romero-Otero “es probable que esta posible relación esté más relacionada con el bienestar que da la relación sexual que con la función del semen”.
Alivio de náuseas matutinas en mujeres embarazadas
Otros de los mitos que giran en torno al semen es sobre si es capaz de aliviar las náuseas durante el embarazo. Esta teoría, según informa el experto, “parece partir de Gordon Gallup, psicólogo de la Universidad de Albany (Nueva York), el mismo autor que relacionó sin evidencia científica el semen y la antidepresión”. Este psicólogo teoriza, acerca de que el semen podría curar las náuseas matutinas que afectan a las mujeres embarazadas, algo que, en opinión de Romero-Otero, “carece de plausibilidad biológica”.
Ayuda en la ovulación
Aunque no ha sido demostrado en humanos, sí es cierto que “algunas investigaciones llevadas a cabo en animales parecen apuntar a la existencia de cierto factor en el líquido seminal que podría inducir o favorecer la ovulación”, informa Romero-Otero.
En este sentido, explica: “Los resultados de estudios recientes proporcionan evidencia directa de la existencia de un factor inductor de la ovulación (OIF) en el semen de ciertos mamíferos y nos obligan a reexaminar el mecanismo de la ovulación. El factor inductor de la ovulación en el plasma seminal es un potente estimulante de la secreción de LH, la ovulación y el desarrollo de la glándula lútea, y actúa por vía sistémica más que local.
El OIF de plasma seminal no parece ser un vestigio filogenético en ovuladores espontáneos ya que indujo la ovulación en ratones prepúberes, alteró la dinámica de la onda folicular ovárica en vacas y provocó la liberación de LH in vitro de la hipófisis primaria cultivos celulares de ratas, ratones, cobayas, conejos, llamas y vacas”.
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