Por qué debes incorporar lino en tu dieta

Semilla milenaria

Las semillas de lino se obtienen de Linum usitatissimum, una planta perteneciente a la familia de las lináceas, y se utilizan para elaborar harinas y aceites. Es uno de los cultivos de fibra más antiguos del mundo. Existen registro de que se ha cultivado en el antiguo Egipto, China y Grecia, por lo que su uso alimenticio y medicinal cuenta con siglos de experiencia.

Muchas formas

Puedes conseguirla en forma de aceite, polvo, tabletas, cápsulas y harina, aunque el consumo de semillas molidas permite al cuerpo absorber con mayor efectividad sus nutrientes. Una forma sencilla de añadirlas es mezclarlas con pan rallado, harina, arroz, yogures o espolvorearlas directamente en tus preparaciones.

Alimento nutritivo

Una cucharada de lino contiene 50 calorías, ½ gramo (g.) de hierro, casi 2 g. de proteínas, 3 g. de fibra y nada de colesterol. También posee lignanos en grandes cantidades, compuestos químicos similares al estrógeno. Estos tienen cualidades antioxidantes y pueden reducir los niveles de radicales libres (sustancias dañinas) en el cuerpo. Conoce otras propiedades que puede ofrecerte esta semilla:

1. Anticancerígeno

El lino contiene grandes cantidades de ácidos grasos Omega 3, qué, según se cree, podrían interrumpir el crecimiento y desarrollo de las células cancerosas. Esta semilla también es rica en lignanos (800 veces más que otros alimentos), los cuales podrían evitar la formación y progreso de tumores.

2. Controlar la diabetes

Se cree que los lignanos y otros compuestos presentes en el lino ayudarían a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes. Un estudio examinó los efectos de una dieta diaria de entre 10 y 25 g. de lino, durante 3 meses. Los resultados mostraron que las semillas redujeron los niveles de glucosa e insulina y mejoraron la sensibilidad de esta última.

3. Combate el colesterol

El lino posee fitoesteroles, moléculas que tienen una estructura similar al colesterol pero que ayudan a prevenir su absorción en el intestino. Los especialistas también afirman que la fibra que posee ayudaría a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, ya que se disuelve para producir una sustancia capaz de reducir los niveles de colesterol y glucosa.

4. Alivia los sofocos

Diferentes estudios coincidieron en que consumir dosis diarias de entre 40 y 50 g. de semillas de lino, podría ayudar a reducir la incidencia o la gravedad de los sofocos en mujeres que no usan terapia con estrógenos durante la menopausia. Sin embargo, los especialistas coinciden en que son necesarias más pruebas para garantizar su efectividad.

5. Ayuda a los intestinos

Gracias a su rico contenido de fibra insoluble, que no se disuelve en agua, esta semilla es una gran opción para aliviar el estreñimiento. Esto se debe a que este tipo de fibra permanece en el tracto intestinal y absorbe el agua, estimulando los movimientos del intestino y mejorando el tránsito de los alimentos.

6. Protege la piel

El aceite del lino podría ser efectivo para aliviar inflamaciones cutáneas, especialmente las que provocan trastornos como el acné, eczema o rosácea. También se mostró útil contra las quemaduras solares. Otras investigaciones lo vincularon con beneficios sobre el cabello y las uñas, fortaleciendolos y evitan que se quiebren.

Mejores defensas

Por la presencia de ácido alfa-linolénico y lignanos, se asoció al lino con un aumento de la respuesta inmune, previniendo enfermedades como artritis reumatoide o lupus. También se cree que podría fortalecer las defensas contra infecciones virales o bacterianas, aunque la evidencia es preliminar.

Los expertos advierten que consumir demasiado lino, especialmente seco, puede causar problemas como flatulencias, dolor abdominal, nauseas o diarrea. En las personas que padecen problemas intestinales, esta semilla podría causar o empeorar los síntomas. También es peligroso si se lo consume sin madurar, ya que podría ser tóxico.