Agustín de la Cruz (Sugar)
(SL) -La caja de Pandora que se ha destapado entorno a la figura del famoso negrito de los ojos claros, pone al descubierto una realidad espeluznante de mala conducta, propia de una minoría generacional que no mide consecuencias a la hora de inclinarse por el camino fácil para adquirir las “cosas”.
No pretendemos condenar las actuaciones cuestionables de este joven intérprete, pero bajo ninguna circunstancia nosotros podemos premiarlo con la exoneración pura y simple, tal y como se observa en las redes sociales de algunos comunicadores y personas vinculadas al mundo del espectáculo.
Me pregunto, ¿cuál será el mensaje que le estamos enviados a esa mayoría de jóvenes que sin importar sus precariedades económicas y desventajas sociales? han preferido mantenerse dentro del marco de la buena conducta y principios.
Nadie es perfecto, pero si queremos pintarlo como un ser indefenso, como el malcriado adolescente, primero le tenemos que recriminar sus actos, de tal manera que en vez de sentirse protegido, se sienta arrepentido de sus errores, para que sirva de ejemplo y así nadie más en el futuro lo intente imitar.
Quienes tengan que perder, deben estar consciente de que de una manera u otra se verán salpicados, lo que traerá como resultado que antes de sumarse a la fama de una figura, se debe indagar sobre su comportamiento pasado.
Felicito a “Ozuna”, por su valentía y madurez, pues públicamente ha mostrado estar consciente y arrepentido de sus errores, a diferencia de quienes por vanagloriarse le andan pregonando una cuestionable inocencia.