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“Brotopia” de Emily Chang: La cultura de las fiestas en Silicon Valley

Una cultura machista en la industria tecnológica

El libro “Brotopia, Breaking Up the Boys’ Club of Silicon Valley” de Emily Chang narra una cultura que parece impregnar el mundo masculino de la industria tecnológica. Describe fiestas en las que hay al menos dos mujeres por cada varón, donde se reúnen los technorati en un ambiente recargado de drogas y sexo.

Altice

El lado oscuro de Silicon Valley

El fragmento publicado por la revista Vanity Fair describe una cultura generalizada en Silicon Valley, un ámbito extremadamente machista sostenido por el dinero y argumentos de progresismo sexual. Aunque no menciona nombres o empresas, revela un lado oscuro del universo tecnológico.

Las fiestas y sus participantes

Los lugares de las fiestas cambian, pero muchos de los participantes se mantienen idénticos. El propósito es siempre el mismo: una orgía que dura una noche o un fin de semana, con éxtasis en pastillas que reproducen el logo de las empresas más conocidas del sector.

La audacia de la élite tecnológica

Aproximadamente 25 participantes de esas fiestas hablaron con Chang, manifestando orgullo sobre cómo derriban las tradiciones y los paradigmas en sus vidas privadas de la misma manera que lo hacen en el mundo tecnológico que dominan. En estas fiestas de lujo proyectan su audacia para cambiar el mundo.

Consecuencias en Silicon Valley

La cultura de las fiestas en Silicon Valley trasciende lo privado y tiene consecuencias en la forma en que se hacen las cosas en la industria tecnológica. Las vidas sexuales liberales que buscan los hombres de la tecnología, desde la élite hasta la tropa, impactan en el ambiente laboral de Silicon Valley.

El lado oscuro de Silicon Valley: Orgías y Drogas de Diseño

La realidad detrás de las fiestas en Silicon Valley

Chang reconstruyó que invitados y anfitriones “incluyen poderosos inversores de primera ronda, entrepreneurs reconocidos y ejecutivos superiores”. Para las mujeres los requisitos de ingresos son otros: “Algunas trabajan en tecnología en el área de San Francisco, pero otras vienen de Los Angeles y más allá, y están empleadas en industrias relacionadas”: agentes inmobiliarias, entrenadoras personales, relacionistas públicas.

La presencia de mujeres en las fiestas

Un asistente a las orgías, un inversor adinerado, le dijo a la periodista de Bloomberg TV: “Uno sabe cuándo es esa clase de fiesta. En las fiestas normales del mundo tecnológico, apenas si hay mujeres. En esta clase de fiestas, hay toneladas“. La proporción, estimó Chang, “es aproximadamente de dos por cada hombre, de manera tal que tienen suficientes mujeres para elegir”.

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Opiniones encontradas

Otro, un fundador, opinó: “Veo a muchos hombres que engañan a la gente, que duermen con una docena de mujeres al mismo tiempo. Pero si a cada una de las doce no les molesta, ¿es un delito? Uno puede decir que es algo desagradable, pero no es ilegal. Sólo perpetúa una cultura que somete a las mujeres“.

El acceso a las fiestas

Los varones sólo pueden ingresar por invitación, y pueden llevar tantas mujeres como deseen. Las invitaciones circulan de boca en boca, por Facebook o en general por Snapchat, que tiene la virtud de borrar los mensajes. Ninguna dice nada explícito, para evitar alguna captura de pantalla. Se puede recomendar el atuendo, por ejemplo: “Aventurera glamazónica, safari chic o selvático-tribal”.

Impacto en las relaciones profesionales

Si una mujer no acepta la invitación, será muy difícil que desarrolle una conexión personal con un inversor. “En las fiestas hacen negocios, toman decisiones”, dijo una mujer. Pero asistir con ese fin tampoco es una buena idea. Agregó: “Si una participa en estas orgías, no puede volver a pensar en comenzar una empresa o conseguir que alguien invierta. Las pu

El lado oscuro de Silicon Valley: Orgías y drogas de diseño

Descripción de las fiestas en Silicon Valley

Según la descripción de Brotopia, las fiestas en Silicon Valley siguen un patrón particular. Los invitados llegan a la hora de los cócteles, donde son acompañados por guardias de seguridad privados al interior o expulsados si no están en la lista. El alcohol facilita la conversación durante la preparación de la comida. Posteriormente, circulan drogas como el MDMA o sus variantes, como Molly, y los desconocidos comienzan a entablar amistades cercanas.

“No son orgías grupales per se, pero los invitados tienden a agruparse de a dos o de a tres, o más. Pueden desaparecer en alguna de las muchas habitaciones del lugar, o simplemente acostarse a la vista de los otros. La noche da paso al día y el grupo se reúne para desayunar”, describió Chang. En este punto, todo puede volver a comenzar: comer, consumir éxtasis y volver al sexo.

La realidad de las fiestas en Silicon Valley

“No estamos en los años de la Ley Seca o de McCarthy, me recuerda la gente; es Silicon Valley en el siglo XXI”, continuó la autora. “Nadie ha sido obligado a asistir y nadie oculta nada, si está casado o en una relación seria. Simplemente son discretos en el mundo real”.

Una mujer que nunca había consumido éxtasis se sintió emboscada en una de estas fiestas, según relató. Sin embargo, en general, cuando una mujer asiste por primera vez a este tipo de eventos, se le explica de qué se trata y se le recuerda que la discreción es clave. “Una sabe que si consume drogas con gente del trabajo no se lo debe decir a nadie, y lo mismo se aplica al sexo. En otras palabras, no ocultamos nada pero, en realidad, un poco lo hacemos”, interpretó Chang.

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La participación en las fiestas de Silicon Valley

Un fundador de empresas tecnológicas explicó una condición de asistencia a estas fiestas: “Se puede elegir no engancharse con alguien específico, pero no se puede estar sin engancharse con alguien, porque eso sería voyeurismo. Así que si no vas a participar, no vengas”. Él no se consideraba un depredador, sino que veía estas fiestas como un lugar donde la gente poderosa se reúne y pueden surgir situaciones límites.

Chang cuestionó por qué, si el argumento de fondo es la libertad sexual, estas fiestas parecen centrarse exclusivamente en satisfacer las fantasías de los hombres heterosexuales. “Se espera que las mujeres participen en tríos que incluyen a otra mujer; la conducta homosexual o bisexual masculina está visiblemente ausente”, escribió. Esta discrepancia fue señalada por un capitalista de riesgo que participa en estas orgías, quien mencionó la hipocresía presente en este contexto.

La venganza del nerd en Silicon Valley

Una adolescencia solitaria

Una característica de estas fiestas es que encarnan una suerte de venganza del nerd. “Muchos de los nombres de primera fila en Silicon Valley tienen algo único en común: una adolescencia solitaria y privada de contacto con el otro sexo”, escribió Chang.

El ego herido del pasado

El fundador de empresas ilustró hasta qué punto el ego herido del pasado influye en esta cultura. “¿Por qué tengo que comprometerme? ¿Por qué tengo que casarme? ¿Por qué tengo que ser exclusivo? Si uno tiene un par de chicas que lo miran con interés, uno puede establecer los términos, decir: ‘Esto es lo que quiero’. Puede decir: ‘Me encanta salir contigo, pero no soy exclusivo’. Con eso pueden jugar hoy los tipos que no podían tener una chica en el secundario”.

El atractivo de la tecnología

Su atractivo, según el hombre, es muy fuerte: “Tenemos más cachet que un tipo rico común porque hacemos productos que llegan a mucha gente. Uno hace una película y la gente la mira un fin de semana. Uno hace un producto, y afecta la vida de la gente durante años”.

La nueva inmadurez en Silicon Valley

Ahora que también los actores y los deportistas quieren participar de la movida tecnológica, Chang no se sorprende de que haya fundadores, capitalistas de riesgo y emprendedores que se valoren tanto a sí mismos, que se vean como “un aporte a la evolución del comportamiento humano”. Pero, señaló también, “para muchas mujeres que lo describen, se trata de una nueva inmadurez —una conducta sexista disfrazada de conversación pretenciosa— que refuerza las estructuras tradicionales de poder, humilla a las mujeres e infla algunos de los egos más grandes de la historia: apenas otra manifestación de la utopía masculina”.

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