¿Existen diferentes orgasmos masculinos? ¿qué formas hay de estimular al hombre para que tenga un orgasmo? Al igual que en la mujer, en el hombre también hay diferentes formas de estimulación. De hecho, aunque realmente sólo hay un orgasmo (tanto en el hombre como en la mujer), la realidad es que se puede llegar a él por diferentes vías.
El orgasmo de pene es la forma tradicional que todos los hombres conocen, es decir, “estimular el pene o bien masturbándose o con la penetración”, explica a CuídatePlus Valérie Tasso, sexóloga, autora del libro Diario de una ninfómana, y embajadora de la marca de juguetes eróticos Lelo. En esta estimulación, cuando se llega al clímax, el hombre eyacula.
Pero esta no es la única forma de lograr el orgasmo en el hombre, sino que también está el orgasmo prostático. Este “no tiene en cuenta la estimulación del pene, sino la de la próstata”, explica. Es decir, que la estimulación no se hace de la forma convencional que todos conocemos, aunque, según la experta, “los orgasmos por esta vía suelen ser mucho más placenteros”.
En realidad, recuerda Tasso, son el mismo orgasmo pero estimulado de forma diferente. “Lo que sucede”, explica, “es que el orgasmo masculino, como respuesta sexual se divide en varias fases que, por producirse progresivamente en un espacio muy corto de tiempo, se identifican como una única”. Básicamente podríamos decir que son dos: “La primera, en la que las contracciones prostáticas depositan el semen en la parte inferior de la uretra, y la segunda, que es la propia eyaculación, es decir, la eyección del semen depositado mediante la contracción involuntaria de los músculos situados en la base del pene”.
Según Tasso, “son dos momentos diferentes del orgasmo pero que, por su proximidad en el tiempo, no todos los hombres son capaces de distinguir y menos de gestionar”. Ahora bien, cuando el hombre es capaz de notar y distinguir ambas fases y tiene el control suficiente sobre ellas de manera que percibe el orgasmo en la primera de ellas, antes de que se produzca la eyección,“puede llegar a detener la segunda y evitar que el semen sea expulsado, esto lo que se conoce como orgasmo seco”.
Ventajas de este orgasmo
Sin duda, una de las ventajas de este orgasmo, según indica la sexóloga, “es que no produce efecto refractario o resolutivo por lo que el hombre puede mantener una relación sexual no condicionada por la eyaculación”. Además, añade la experta, “la sensación de este orgasmo es más intensa y de mayor amplitud sensorial ya que es percibida por más partes del cuerpo que la se completa en las dos fases y que se centra mucho más en la zona genital”. Y es que, “en las contracciones prostáticas, las sensaciones son más heterotópicas ya que se producen en otras partes del cuerpo como en la médula espinal y hasta el bulbo raquídeo”.
¿Cómo se estimula?
Para saber cómo estimular al hombre con el fin de llegar al orgasmo prostático, lo primero que hay saber es qué es la próstata. Según describe la sexóloga, “la próstata es una glándula por la que circulan diversos conductos que desembocan en uno solo: la uretra”. Uno de esos conductos, añade, “es el que procede de los testículos y es el que transporta el esperma que es el mismo donde desemboca el líquido seminal producido por las vesículas seminales adyacentes a la próstata (la unión del esperama con el líquido seminal conforma el semen)”.
El otro conducto, por su parte, “procede directamente de la vejiga y transporta la orina. Al existir un sólo conducto, la función de la próstata es la de priorizar el paso del líquido que procede de uno u otro lado (semen u orina)”, explica en detalle. Es importante saber que la próstata tiene el tamaño aproximado de una nuez cuando el varón es joven y no padece problemas de hiperplasia y que su estimulación produce el orgasmo”.
Para acceder a la próstata sí o sí hay que hacerlo por el recto, “lo que supone pasar por el ano”, detalla Tasso. Aunque es cierto que “también se puede estimular externamente el perineo, que es la zona de la piel entre el ano y los testículos y que está en contacto más indirecto con la próstata”.
“La próstata, que al tacto se percibe como una protuberancia carnosa en el recto, se encuentra a la palpación en el citado recto, entrando naturalmente por el ano, a apenas unos centímetros y en dirección hacia la vejiga”, explica. Esto “hace que sea relativamente fácil su acceso bien a través del dedo, del pene o de un estimulador prostático, como un juguete erótico”.
Como explica Tasso en su libro El orgasmo, “hay que recordar que el recto y el ano son conductos de salida y que no se autoubrican”, por lo que “las intromisiones no son siempre bien recibidas de forma que la estimulación de la próstata debe realizarse siempre con cuidado, cariño y una buena dosis de lubricante”, aconseja.
También se puede estimular externamente “con los dedo, palpando externamente el periné”, indica, que es la zona entre los testículos y el ano. En ese caso, no hay necesidad de que haya penetración, sólo con palpar y apretar la zona también se puede notar la próstata y estimularla desde fuera”.
Para finalizar, la experta recuerda que “también se pueden combinar a la vez las estimulaciones tanto desde el ano como desde el periné”. Esta doble estimulación, señala, “es más que placentera”.
Pero no basta con saber dónde está la zona y palparla sino que la clave para lograr los mejores orgasmos prostáticos está, según Tasso, en “el modo en el que se estimula, en la frecuencia y en la intensidad. Esto, junto a otros factores como la excitación previa, marcará el éxito en la inducción al orgasmo.
No, no es algo de homosexuales
Muchos hombres heterosexuales se niegan a sentir el placer que produce un orgasmo prostático porque consideran que es algo exclusivo de homosexuales cuando no es así. “Es totalmente falso que este placer sea solo de los gays”, señala Tasso.
“El orgasmo prostático lo siente obligatoriamente cualquier hombre que sienta un orgasmo, independientemente de que le estimulen directamente la próstata o el pene”, afirma tajante. Desgraciadamente, lamenta, “esta creencia está todavía muy extendida porque nos han hecho creer que solo los homosexuales tienen relaciones por el ano, cuando no es así”. Esta “es una práctica más dentro de la gran diversidad que nos ofrece nuestra sexualidad”, recuerda.