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La oleada de Ómicron ha creado una demanda abrumadora de pruebas de coronavirus. Los laboratorios y los fabricantes han tenido dificultades para seguir el ritmo

Altice

POR THOMAS CURWEN

Mientras que el aumento de Ómicron lleva las tasas de contagio a niveles récord, las pruebas se han convertido en una herramienta esencial para limitar su propagación. Pero durante el último mes, los laboratorios y los fabricantes han tenido problemas para mantenerse al día con la demanda.

En diciembre, las farmacias agotaron las pruebas rápidas de antígenos. Conseguir una cita para la prueba de PCR más sensible, así como definitiva, tomó días y los resultados aún más. De nuevo, la pandemia ha expuesto una debilidad en el sistema de salud del país.

“Creo que, lamentablemente, no estamos preparados para el tipo de aumento que nos encontramos experimentando, desde la perspectiva de las pruebas, como lo estábamos hace un año”, explicó Omai Garner, quien dirige el laboratorio de pruebas de microbiología clínica de UCLA Health.

Los kits gratuitos de prueba de coronavirus en casa, ahora disponibles para los hogares de todo el país, prometen aliviar los cuellos de botella, pero las preguntas sobre la escasez y los retrasos amenazan con socavar la confianza. Las respuestas, sin embargo, están en los números.

Antes del aumento, Garner estimó que su laboratorio procesaba unas 700 pruebas de PCR al día. Hoy ese número se acerca a las 2.000.

“Tuvimos otros incrementos en el condado de Los Ángeles, pero este los ha superado a todos”, señaló Jennifer Dien Bard, directora de Microbiología Clínica y Virología del Children’s Hospital Los Ángeles (CHLA). “Hemos duplicado, si no es que más, el volumen que teníamos hace solo unos meses”.

El laboratorio de CHLA ahora procesa pruebas las 24 horas del día, los 7 días de la semana y ha triplicado su personal; asimismo, debido a que la cantidad de pruebas que dan positivo es excepcionalmente alta, el volumen de pruebas seguirá siendo alto durante las próximas semanas, convirtiendo a los gerentes de laboratorio en expertos en logística también.

“Estamos tratando de predecir el futuro”, comentó Dien Bard, describiendo cómo ha tenido que mantener un equilibrio entre estar preparada y no acumular suministros que tienen fecha de vencimiento.

Los laboratorios de Garner y Dien Bard se encuentran entre los casi 50 en todo el estado que operan dentro de centros médicos que atienden a pacientes y empleados. La situación es aún más complicada entre los laboratorios comerciales que atienden en sitios públicos de pruebas en toda la entidad.

Estos sitios son administrados por una variedad de compañías que reciben a los pacientes, mantienen el software, recolectan y envían muestras a laboratorios externos. En la primera semana de enero, el 81% de estos laboratorios arrojaron resultados en un promedio de dos días, según el Departamento de Salud Pública de California.

Un laboratorio, SummerBio, procesó 358.340 pruebas durante esa semana, con un promedio de respuesta de menos de un día. La compañía ha estado lidiando con aumentos repentinos del virus desde agosto, cuando el incremento de la variante Delta elevó su volumen de 10.000 pruebas por día a 100.000. El laboratorio, que proporciona pruebas para el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, lleva las muestras dos veces al día desde Van Nuys a Palo Alto.

El aumento de Ómicron presentó un desafío similar, explicó Sasha Seletsky, directora comercial y cofundadora de SummerBio. La última semana de diciembre, el volumen de pruebas se redujo a 8.000 cuando los principales clientes de SummerBio (escuelas y universidades) estaban de vacaciones. La compañía esperaba una cantidad similar cuando comenzó el nuevo año.

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Fulgent Genetics, que administra laboratorios en Temple City y Houston, también experimentó un aumento en el volumen de pruebas a principios de año. La mitad de las 279.310 pruebas que recibió la primera semana del año tardaron dos días en procesarse.

“Históricamente, nuestro tiempo de respuesta ha sido de menos de 24 horas. La demanda no tenía precedentes”, enfatizó Brandon Perthuis, director comercial de Fulgent. “En un entorno dinámico, ampliar y reducir el negocio no es instantáneo”.

Algunos laboratorios comerciales proporcionaron resultados en tres o cuatro días, y uno tardó casi dos semanas, según el Departamento de Salud Pública del estado.

La mayoría de los expertos en salud son comprensivos en gran medida con la carga que recae sobre los laboratorios y los administradores de pruebas. Los retrasos, argumentan, tienen menos que ver con la falta de preparación y más con la virulencia de la variante Ómicron, que ha provocado que los empleados se reporten enfermos.

“El 6 de enero, un aproximado de seis millones de estadounidenses estaban contagiados con COVID”, informó el Dr. Buddy Creech, director del programa de investigación de vacunas en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee. “No existe preparación suficiente que nos permita evaluar a seis millones por día para detectar una enfermedad infecciosa”.

Al comienzo de la pandemia, la posibilidad de realizar pruebas para el coronavirus era una iniciativa más sospechosa que prometedora.

Las nuevas empresas, aprovechando la escasa supervisión de la Administración de Alimentos y Medicamentos, comenzaron a comercializar pruebas caseras que no estaban respaldadas por estudios científicos. Algunos nunca habían sido probados en cuanto a confiabilidad o precisión.

Si las pruebas tardaron en iniciarse, informó el Dr. William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, la culpa fue de la promesa de las vacunas.

“Estábamos absolutamente fascinados por la ciencia y el éxito del desarrollo de antígenos”, comentó Schaffner. “Así que la gran atención se centró en inocular a todos”.

Como resultado, señaló el especialista, el público está menos informado sobre la prueba PCR y las pruebas rápidas de antígenos en el hogar. Cada una de ellas responde a una cuestión ligeramente diferente.

La prueba de PCR proporciona una evidencia definitiva de un contagio por coronavirus, pero debido a que la prueba es tan sensible (amplificando los elementos traza del ARN viral), registra la presencia del virus incluso si no es infeccioso.

Como resultado, “una prueba de PCR puede crear confusión e incredulidad”, señaló Schaffner. “Puede obtener una prueba positiva basada en un remanente viral que no puede infectar a nadie”.

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En general, las pruebas rápidas tienen una sensibilidad menor que las pruebas de PCR procesadas en laboratorio, lo que significa que producen más falsos negativos.

La prueba de PCR, agregó, es el “estándar de oro” si alguien tiene síntomas similares a los del COVID y quiere saber si es coronavirus, pero si una persona quiere salir de la cuarentena o el aislamiento, la prueba de antígeno rápido en el hogar es mejor.

Pero su limitación es su falta de sensibilidad. “Debido a que no tiene la capacidad de tomar un pequeño fragmento viral y amplificarlo, necesita de una cantidad sustancial de virus para que la prueba dé positivo”, explicó.

El uso de una prueba de antígeno demasiado pronto en el curso de la infección probablemente dará como resultado una lectura negativa, aunque el virus esté presente. Por lo tanto, Schaffner y otros expertos médicos recomiendan realizar la prueba una vez y, si resulta negativa, volver a realizar la prueba 24 horas después.

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Dadas las diferencias, y las limitaciones de las dos pruebas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) no supeditaron la finalización del aislamiento o la cuarentena tras una infección a la realización de las pruebas, explicó Schaffner.

California, sin embargo, se separó de los CDC e implementó recomendaciones más estrictas que la agencia federal. Mientras que los CDC exigieron que las personas previamente infectadas usaran cubrebocas durante cinco días, el Departamento de Salud Pública de California solicitó una prueba negativa cinco días o más después de que los síntomas hayan disminuido.

No está claro si esta recomendación ha jugado un papel en los retrasos que ahora se están experimentando. El estado describió el aumento actual como “una situación fluida, y estamos monitoreando la ciencia y los datos para responder en consecuencia, incluso con respecto a los requisitos de prueba”.

Pero desde la perspectiva de Romney Humphries, profesora de patología en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, el enfoque de California no se ajusta a la realidad.

“No estamos en un punto en este país donde tengamos un exceso de material de pruebas para hacer eso”, subrayó.

Humphries tiene que administrar la disponibilidad de suministros día a día, ya que Vanderbilt compite con laboratorios de todo el mundo por los reactivos y cartuchos para las pruebas.

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La FDA ha expresado que los usuarios de test en casa deben seguir las instrucciones de los fabricantes.

“Nos gustaría tener una semana de suministros, pero contamos con menos de dos días en suministros disponibles”, informó. “Simplemente los estamos usando tan rápido como llegan”.

En la medida en que el desafío se reduce a la oferta y la demanda, argumenta el Dr. Robert Kim-Farley, profesor de la Escuela de Salud Pública Fielding de la UCLA, las pausas y los aumentos repentinos de la pandemia ejercen una presión excesiva sobre los fabricantes para que respondan en consecuencia.

Citó, como ejemplo, Abbott Laboratories, fabricante de la prueba de antígeno en el hogar BinaxNow, que cerró una planta de fabricación y ensamblaje en Illinois en junio pasado debido a la falta de demanda. Tres meses después, la empresa reabrió las instalaciones.

“Creo que una lección aprendida es que no podemos depender únicamente de la industria privada y la demanda del mercado en medio de una pandemia”, señaló.

La situación es comparable a la escasez de equipos de protección personal que se produjo al comienzo de la pandemia. “No se puede esperar que los fabricantes privados produzcan y almacenen cosas que nunca se venderán ni usarán”, explicó Kim-Farley. “Ese es el papel del gobierno y para lo que debemos prepararnos es para una nueva variante”.

Garner, de UCLA Health, está de acuerdo.

“Los laboratorios tienen que pasar de un nivel normal de pruebas a tres o 10 veces más en un aumento repentino”, señaló. “Es una petición muy difícil. Todo el mundo debería tener acceso a las pruebas de PCR que se pueden entregar en 24 horas. Así debería ser una respuesta federal”.

A medida que los expertos en atención médica predicen nuevas variantes en el horizonte, la necesidad de tales salvaguardas es más importante que nunca, concluyó Garner. latimes.com/espanol

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