El sexo no es como en las películas. A veces, en plena faena, pueden suceder millones de situaciones incómodas que nos harán pensar “tierra, trágame”
Generalmente, cuando vemos una película, la escena de sexo es perfecta. Suena una música sugerente, los dos protagonistas se meten entre las sábanas (vestidos), presas del deseo, y poco más porque ahí suele acabar la escena y ya pasamos a la mañana siguiente, cuando los personajes, sorprendidos, se despiertan recordando lo que hicieron la noche anterior. La vida real es un poco más complicada y probablemente no tan fantasiosa.
Hemos decidido recopilar algunas de las situaciones más incómodas en las que nos podemos hallar cuando estamos en plena faena y de las que nadie quiere hablar o se atreve a ello. No todo son fuegos artificiales. Probablemente te sientas identificado con alguna de estas o tengas en tu repertorio particular anécdotas aún peores.
Sudas demasiado
Esto nos lo cuenta P. de 30 años: “No sé vosotros, pero yo sudo muchísimo cuando lo hago, tanto que caen gotas sobre la cara de mi chica, lo cual no es muy erótico y puede dar hasta cierto asquete”, señala.
¿Te pasa algo parecido? Aquí, poco hay que hacer, el entrevistado asegura que ambos se lo toman con naturalidad y se ríen de ello, sin duda lo mejor que puede hacerse.
La ducha
Según los encuestados no es tan cómoda como parece en las películas. “En realidad es un coñazo” asegura M. de 22 años. “El agua no es lubricante, la abres y está o muy fría o muy caliente, puedes resbalarte… vamos, que mejor no lo intentes”.
Las mascotas
También son un clásico. En el momento menos indicado, cuando estás haciendo, tu gato oye unos ruidos extraños y decide entrar en escena para comprobar que todo está bien. Y puedes cambiar la palabra gato por perro que el resultado seguirá siendo el mismo. Simplemente te observan mientras tú no sabes muy bien si continuar o cortar el rollo.
“Una vez” cuenta M. “Estaba haciéndolo con mi chico cuando mi gato saltó a la cama y le lamió el trasero. No le pareció muy gracioso, aunque a mí sí”.
La cara que pones
A veces es difícil aguantar la risa cuando observas el rostro de tu compañero en el momento del clímax. “Mi novia, por ejemplo, parece que está apretando y que lleva un pañal”, apunta P. “Es bastante gracioso, pero yo prefiero no decírselo por si se enfada”. Igual que no sabes muy bien qué cara poner cuando te cantan el ‘cumpleaños feliz’, en el orgasmo sucede algo similar. También depende del lugar en el que naciste, como te contamos aquí.
Los juguetes sexuales
Una vez que termináis con ellos es un poco incómodo que se queden ahí, en la cama. También es raro que tu pareja encuentre tu muñeca hinchable en tu habitación (y no nos lo inventamos, ha pasado, según cuenta F. de 33 años). Lo mejor es que una vez que la uses la vuelvas a desinflar, por si las moscas.
Los ruidos incómodos
“Una vez estaba con una chica haciéndolo” nos cuenta T., de 25 años. “Y de repente, cuando ya estábamos tranquilos y a otra cosa, sonó un ruido inconfundible que nos dejó perplejos. Ella casi se muere de vergüenza, yo me reí y le resté importancia”, explica.
Caras extrañas, ruidos raros, mascotas que se suben a la cama en momentos insospechados, puede pasar de todo
Los pedos vaginales se producen por aire que entra en la vagina y que son expulsados haciendo ese ruido un poco humillante. Son naturales, por lo que no habría que avergonzarse, pero si quieres evitarlos puedes realizar ejercicios de tonificación muscular, como los ejercicios de Kegel. elconfidencial.com