La libanesa, que hoy cumple 30 años, continúa con su pelea para que bajen los videos triple x que filmó en su paso fugaz por esa industria. Su infancia en Texas, cómo vivió el 11-S y su cambio físico en la universidad. Retrato de una chica que todo lo que hace lo sube a las redes sociales y lo convierte en millones de clics
Por Mariano Jasovich
En una casa alquilada en Miami a fines de 2014, un camarógrafo miró a través de un visor y enfocó a Mia Khalifa con una hiyab en la cabeza en una escena de sexo en un modesto departamento alquilado por Airbnb por solo una jornada.
Esa breve escena catapultó a la joven libanesa que había emigrado a Estados Unidos con toda su familia al estrellato de los sitios porno de todo el mundo. Su actuación erótica con el pañuelo en la cabeza le traería además problemas a la joven. Ya que el Estado Islámico amenazó con decapitarla por la afrenta que había realizado al Islam.
La escena que cambió su vida
Pero qué pensó Mia en ese instante que cambiaría su vida para siempre. “Me van a matar”, confesó muchos años después. La chica relató la intimidación de todo el equipo a cargo de la grabación. Y no pudo oponerse. Sentía que no iba a poder salir de esa pequeña habitación de Miami.
En su breve paso por la industria del porno, hizo unas fotos para la revista Vogue. Ella pensaba que serían fotos insinuantes algo normal para la tapa. Allí se volvió a sentir “menospreciada e indefensa”. El fotógrafo había llevado un hiyab y réplicas de rifles automáticos para sumar a la producción.
Pero toda la industria que Khalifa ayudó a alimentar no le trajo grandes réditos. Un año después, en el 2015, la chica dejaba el cine triple x y confesaba que le habían pagado unos 12 mil dólares por una docena de tomas durante tres meses antes de dejar ese mercado para siempre y nunca más vio “un centavo”. Sin embargo, sus escenas se siguen reproduciendo en las decenas de sitios de pornografía amateur que inundan Internet.
En Pornhub, uno de los principales sitios de videos para adultos, ocupa el puesto número 2 entre las búsquedas de actores, con 784 millones de visitas. Pero ella no obtiene ningún dividendo cada vez que una persona cliquea y se pone a ver a la chica del hiyab en alguna escena de sexo con otros hombres o chicas compartiendo la cama.
Bang Bros, la productora de cine con la que firmó Khalifa, es miembro de la red de socios que abarca más de 100.000 “trabajadoras sexuales independientes” y más de 1.000 generadores de contenido, dijo. Junto con Pornhub recibieron la mayor cantidad de ganancias de los videos de Khalifa.
La infancia de Mia
Khalifa nació en Beirut el 9 de febrero de 1993 (hoy cumple 30 años) y llegó al condado de Montgomery, Maryland, en 2001 como inmigrante en la escuela primaria que huía de la violencia en el Líbano. Su familia de a poco se fue acostumbrando al estilo de vida del medio oeste de Estados Unidos.
Comenzó la escuela en los Estados Unidos un par de semanas antes de que un avión secuestrado se estrellara contra el Pentágono al otro lado del Potomac y otros dos derribaran las Torres Gemelas en Nueva York. Su piel morena y pocas palabras en inglés le dieron el apodo de “terrorista”. La miraban raro en la calle y muchos vecinos comenzaron a darle vuelta la cara a la familia Khalifa. Empezaron a ser sospechosos, como cientos de miles de árabes en Estados Unidos.
Fue entonces, dijo, que sintió la presión de avergonzarse de su herencia del Medio Oriente, aunque es católica y no musulmana. Su inglés mejoró en un instituto de internado militar en Virginia, y se graduó de la Universidad de Texas en El Paso con especialización en historia antes de mudarse a Miami.
En la Península de Florida empezó a trabajar en un local de hamburguesas. Desde el otro lado del mostrador, un hombre un día le propuso si quería ser modelo. Su cara le parecía “especial”. La chica se sintió elogiada y aceptó la propuesta. Así llegaría a ese pequeño departamento de Miami en donde terminaría grabando su primera escena pornográfica con el hiyab puesto.
Cómo borrar su pasado porno
Fueron apenas tres meses de trabajo que la hicieron una de las actrices porno más buscada de Internet. Después de eso, arrancó el intento de Khalifa por borrar ese pasado que aún la persigue.
Mia Khalifa se casó, se divorció y hasta tuvo algunos intentos por ser periodista deportiva antes de convertirse en una estrella con decenas de millones de seguidores en Instagram y TikTok. La chica siempre aclara que ella no fue obligada ahacer las imágenes pero que si se sintió manipulada, intimidada y presionada por los productores que la contrataron .
El principal objetivo de su batalla es contra la mega productora del porno Bang Bros. La chica asegura que esta empresa del triple x postea sus videos como si fueran nuevos. Las imágenes vuelven a generar millones de reproducciones y el público sigue creyendo que Khalifa sigue ligada a la industria.
A 9 años de las últimas escenas porno que realizó, las búsquedas de Internet con su nombre generan 155 millones de resultados, muchos de ellos son los videos de sexo con los que los gigantes de la industria siguen comerciando.
Antes de convertirse en una influencer de las redes sociales, la libanesa intentó con algún trabajo de oficina. Pero a cada lugar en donde se presentaba la terminaban reconociendo por sus videos. “O no me daban el trabajo y duraba poco porque me sentía muy observada”.
También el sitio Pornhub la sigue promoviendo como una de las estrellas del sitio. En esos servidores continúan las imágenes de Khalifa con la hiyab que le causaron las amenazas de muerte por parte de ISIS.
La que lo critican sostienen que mucha de la fama y de los seguidores que hoy tiene en las redes sociales se las debe a su fugaz paso por el mundo del porno.
Ella suele responder que sus videos sexuales son solo una parte pequeña de su vida, un lapso breve de 3 meses. La chica se siente como parte de una lucha de las mujeres, un emblema de quienes sostienen que la industria del porno es una forma de explotación de los cuerpos femeninos.
En el año 2020 dio una entrevista para la BBC. Allí contó parte de su historia y sus conflictos adolescentes con sobrepeso: “No me sentía atractiva o digna de la atención masculina”.
En un momento, mientras estudiaba en la Universidad de Texas se produjo un clic. Khalifa adelgazó y se hizo una operación para agrandarse las mamas. Luego viajó a Miami y la tentaron para trabajar como modelo y así llegó engañada a ese departamento alquilado. Sobre su paso por el porno reveló la forma en la que fue manipulada. “Sentí que o hacía lo que se me pedía o siempre sería alguien insignificante toda mi vida”.
Entonces en la BBC le hicieron una pregunta clásica en los shows televisivos. ¿Qué le diría esta Mia Khalifa a la chica de 21 años que aceptó hacer las escenas porno en ese departamento de Miami? “Yo venía de Beirut de una cultura muy conservadora. Entonces pretendí hacer algo para romper esos límites y actué con rebeldía. Pensé que iba a ser mi ´secreto sucio´que nadie iba a saberlo”. Sin embargo, la popularidad le explotó en la cara a Khalifa y se convirtió en algo imparable.
Pandemia y redes sociales
Mia Khalifa no se detuvo. Durante la pandemia se dio su irrupción en OnlyFans, donde aprovecha para subir algo de contenido erótico, y TikTok. Allí se muestra tal cual es. En los videos subidos a la plataforma aparece siempre sin maquillaje, en pijama y comiendo pizzas o suculentos sándwiches con huevo.
Su popularidad hace que la inviten a los desfiles más importantes del mundo. Y allí va la chica libanesa que lucha contra la industria del porno para mostrar el lado b de todo el glamour de la Fashion Week de París, por ejemplo.
Mia Khalifa halló el secreto de las redes: mostrarse tal cual es. Entonces se graba desde su cama con sus tres perros o en el baño después de ducharse. Las visualizaciones estallan y nunca bajan de los varios millones por cada videíto de pocos segundos.
La chica llegóa mostrar todo el proceso de su operación de nariz. Desde su internación y los momentos posteriores. Todo con fotos y videos sin maquillaje. Tal vez, la naturalidad sea uno de los secretos del éxito de Mia en las redes sociales. Se muestra tal cual es y eso le suma de a millones de clics y seguidores diariamente.
Otro de los usos de las redes sociales que Khalifa maneja a la perfección es la polémica. Sabe que eso genera conversación que se hable de ella. La libanesa siempre expresó su apoyo a Palestina y criticó varias veces en forma muy dura a Israel. Pero en el 2021 fue más lejos. Mia se sacó una foto brindando con un champagne realizado en Francia en 1943, durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Un usuario de Twitter le replicó: “Estás bebiendo vino elaborado en la Francia ocupada por los nazis, Me alegro de que hayas encontrado en esa bebida la compañía perfecta para tu antisemitismo”.
Otro video de la chica que se volvió viral fue cuando abofeteó a un fan que se sacó una selfie con ella de fondo sin pedirle permiso. Entonces, Khalifa se acercó y le pegó al joven. Las imágenes llegaron a las redes sociales. Millones de sus seguidores empezaron a subir a Internet sus fotos con la chica sin ser golpeados. Otra demostración que cada pequeño hecho de su vida, Mia lo convierte en clics.
Así desde OnlyFans, Instagram y TikTok, Mia Khalifa parece haber tomado el control sobre todo lo que genera en sus millones de seguidores. Desde sus posteos se muestra al natural, se suma a las luchas globales y siempre apoya a Palestina en su enfrentamiento con Israel. Eso no es todo, la chica le aconseja a todas las chicas cómo enfrentar el acoso callejero o de los abusos sexuales. Mientras tanto por ahora, los videos del fugaz paso de la chica llibanesa por la industria del porno se siguen reproduciendo de a millones en las plataformas para adultos. Esa batalla mantiene a Mia Khalifa en alerta constante.