La intérprete es buscada y quiere se mantenida con desesperación en los proyectos en los que trabaja, como en la segunda temporada de ‘Big Little Lies’
El magnetismo de Meryl Streep trasciende al de una celebridad común y corriente. Cuando la actriz entra en una habitación, no importa que se encuentre en Hollywood, en el Kursaal de San Sebastián o en una sala de prensa de Tokio, el lugar se llena de una admiración unánime y genuina hacia ella que poco tiene que ver con el glamour. Con sus aciertos y errores, ha logrado sin aparente esfuerzo que el público no perciba en ella a una estrella de cine admirable, sino a una mujer admirable.
La intérprete lleva décadas recibiendo honores en todo el mundo, como el Premio Donostia del festival español en 2008, pero su éxito sigue sin apagarse. A punto de cumplir 70 años este sábado 22 de junio, no solo ha derrotado a la invisibilidad, la enfermedad más común de la actriz madura, también sigue siendo el reclamo principal de las producciones en las que trabaja.
A ella se han aferrado los responsables de Big Little Lies para justificar nuevos capítulos de una serie pensada para contar una historia cerrada de una sola temporada. Su fichaje corona el que es uno de los repartos femeninos más potentes de la historia de la televisión, sumándose a Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Laura Dern, Shailene Woodley y Zoë Kravitz. Desde su llegada, las audiencias se han disparado.
El personaje de Streep hereda su nombre real, Mary Lousie, pero no los rasgos de personalidad con los que a menudo se le asocia. Solo ha necesitado un capítulo encarnando a una mujer amarga en busca de respuestas ante la muerte de su hijo para desatar el furor de los críticos y los espectadores. Ya piden un Emmy que sumar a su enorme colección de premios. La villana a la que interpreta llega para desestabilizar la historia de sororidad forjada a golpes con la que concluyó la primera temporada de la serie. Y Streep despliega todos sus recursos ante la cámara.
Uno de los lamentos de la actriz y madre de cuatro hijos es haber pertenecido a una generación en la que la conciliación familiar no estaba sobre la mesa. No ha podido ser productora de los guiones con los que ha trabajado, pero al menos su bagaje profesional le ha permitido tener influencia entre los productores que han contado con ella.
Así ha ocurrido en este proyecto. Pidió que le fabricaran una prótesis dental que imitara a la sonrisa de Alexander Skarsgård, que da vida a su hijo en la serie. Incluso eligió a quien contratar: Chris Lyons. Es el experto que creó para ella la dentadura de otro de sus personajes más controvertidos, la Margaret Thatcher de La dama de hierro (2011), y que ayudó a Rami Malek a convertirse en Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody (2018).
No es la primera vez que Streep hace de mala en la pantalla, pero sí es la ocasión en la que su papel le está costando alguna que otra polémica. Ya fue la cruel editora de revistas de moda Miranda Priestly en la comedia El diablo viste de Prada (2006) y la monstruosa madre de Agosto (2014). Casi todo fueron halagos. Explicar ante la prensa a la complicada Mary Louise de Big Little Lies le ha constado una pequeña corriente de críticas. Es una de las pocas en sus más de 40 años de carrera.
“A veces creo que dañamos a nuestros hijos al llamar a algo masculinidad tóxica. No encuentro la razón para unir esas dos palabras, porque las mujeres pueden ser bastante tóxicas”, dijo a finales de mayo, durante la presentación de la serie en un coloquio organizado por la edición estadounidense de la revista Vanity Fair. “Se trata de personas tóxicas. Creo que las etiquetas son menos útiles de lo que pretendemos. Estamos todos en el mismo barco y tenemos que hacer que la cosa funcione”, defendió.
Aunque rechaza asociarse a la palabra feminista en favor del término humanista, la estadounidense ha defendido en el pasado el papel de la mujer en el mundo del cine. Mientras promocionaba Sufragistas (2015), la cinta que recordaba a las activistas que lucharon por el voto femenino en Reino Unido, se preguntó por qué los críticos que decidían si esa película debería verse o no eran principalmente hombres.
Citó al conocido escritor de reseñas Rotten Tomatoes para demostrar la escasez de mujeres en esa labor. Desde entonces, la web ha intentado corregir esa diferencia de género. Es una muestra más de que Streep ha encontrado su propio camino para ser influyente en la industria en la que trabaja. tn.com.ar
Por Héctor Llanos Martínez