Una revisión internacional confirma que la actividad física reduce los síntomas depresivos en mujeres menopáusicas
Una reciente revisión de estudios publicada en Frontiers in Psychiatry reveló que la actividad física tiene un impacto positivo significativo en la reducción de los síntomas depresivos en mujeres en etapa menopáusica. Los cambios hormonales propios de este período afectan no solo el cuerpo, sino también el bienestar emocional, y el ejercicio surge como una herramienta terapéutica clave.
El análisis recopiló datos de 17 estudios internacionales y encontró una tendencia clara: las mujeres que realizaban actividad física regular experimentaban una mejora notable en su estado de ánimo en comparación con aquellas que llevaban un estilo de vida sedentario.
Estos beneficios se mantuvieron constantes independientemente del tipo de ejercicio realizado, la intensidad, la duración o la región geográfica de los participantes, reforzando la universalidad del impacto positivo del ejercicio en esta etapa de la vida.
Escalas específicas como la CES-D y la SDS también reflejaron mejoras en los niveles de depresión, aunque los investigadores advirtieron sobre la necesidad de estudios adicionales para afinar el conocimiento sobre la relación entre actividad física y salud mental en la menopausia.
La endocrinóloga Laura Maffei explicó que la caída de los niveles de estrógeno durante la menopausia puede impactar negativamente en el estado de ánimo y en la función cognitiva, aumentando el riesgo de desarrollar síntomas depresivos.
Por su parte, la psicóloga Mariam Holmes sostuvo que esta baja hormonal afecta neurotransmisores clave como la serotonina y la dopamina, fundamentales para la regulación emocional, lo cual explica el aumento de la vulnerabilidad psicológica durante esta transición.
La profesora de Educación Física Claudia Lescano agregó que además de los cambios emocionales, la menopausia también trae consigo sarcopenia, osteopenia y debilidad del suelo pélvico, condiciones que hacen aún más importante mantenerse activa.
Sobre qué tipo de ejercicio resulta ideal, las especialistas coincidieron en recomendar una combinación de actividades aeróbicas como caminar o nadar, ejercicios de fuerza para fortalecer huesos y músculos, y disciplinas de armonización mente-cuerpo como yoga y tai chi.
El fortalecimiento muscular se torna fundamental para prevenir la pérdida de masa ósea, mientras que el trabajo en flexibilidad y equilibrio ayuda a evitar caídas y a conservar la movilidad funcional en la vida diaria.
Lescano enfatizó que durante esta etapa deben evitarse los ejercicios de alto impacto, como correr o saltar sobre superficies duras, para proteger el suelo pélvico y prevenir incontinencias urinarias.
A la hora de combatir la falta de motivación, las expertas sugirieron estrategias como establecer metas alcanzables, ejercitar en grupo, elegir actividades placenteras y celebrar pequeños logros para mantener la constancia.
Además, destacaron la importancia de complementar el ejercicio con apoyo emocional, acompañamiento terapéutico si es necesario, y técnicas como mindfulness o terapia cognitivo-conductual para manejar mejor las emociones.
En definitiva, el ejercicio físico, adaptado a las condiciones de cada mujer, se consolida como una poderosa herramienta para transitar la menopausia no solo desde un enfoque físico, sino también mental y emocional, mejorando la calidad de vida de manera integral.
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