Un fuerte ardor en la pierna fue lo que sintió Juan Ramírez Rodríguez cuando fue picado por la araña marrón. El hombre, de 62 años, no tenía ni idea sobre qué tipo de insecto le había picado; tampoco le prestó atención.
Juan Ramírez Rodríguez, un trabajador de campo, sobre todo en la producción de banano, dijo que cuando trabajaba “limpieza de muro” sintió un fuerte ardor, aunque a pocos minutos se calmó.
“Al otro día vi cómo toda la zona que resultó picada, no sé bien qué fue lo que me picó, pero amaneció mi pierna roja, y no pude ir a la parcela ese día”, manifestó el hombre. Luego de dos semanas, la pierna estaba muy irritada.
“Sentí mi cuerpo como cortado; me estaban dando muchos calentones, fiebre, hasta que decidí ir al médico, porque me estaba tratando en mi casa”, explicó. Juan Ramírez, luego de ir a un centro de salud, en Mao, su molestia comenzó a desaparecer y la irritación a calmarse. “Pero me vi muy feo; estaba muy mal”, manifestó.
Otro caso fue el de Juan Santana. El joven de 25 años residente en Amina, Mao, un camionero que fue picado por una araña marrón mientras dormía.
Los primeros tres días se automedicó con un ungüento para calmar el dolor, pero al ver que este no cedía fue al hospital Luis L. Bogaert para tratarse.
Se fue a casa con un calmante que le dieron, pero el dolor no paraba. Volvió al centro de salud dos veces más, sin saber lo que le había picado, pero lo mandaron nuevamente a su hogar. “Ahí nunca me pusieron la mano en el dedo”. Esto lo ha vivido desde principios de agosto.
“Cuando yo salía en la madrugada al frente, en la galería, con el frío se me aguantaba el dolor”, cuenta de esos días.
Luego, fue a la clínica San Judas Tadeo, en Mao, donde fue atendido por un cirujano. Ahí se enteró de que fue picado por la araña y que su caso no era el único.
“El cirujano me vio el dedo y me mandó de una vez a poner unos medicamentos inyectados, y me mandó a hacer análisis de una vez. Lo que él me mandó a inyectar fue para la infección”, narra el hombre a este diario.
Dentro de los análisis de laboratorio, el especialista le indicó a Santana hemograma, examen de orina, glucosa, tiempo de coagulación, hemoglobina, entre otros.
“Había algunos casos allá (en la clínica) por el mismo asunto de la araña y la misma forma que yo tenía en el dedo era de las personas que estaban allá, entonces él me dijo que eso viene de una ‘picá’ de una araña. Él se dio cuenta fue en la pudrición del dedo”, relató el hombre a este diario. Las personas que Juan vio en la clínica estaban peor que él, por las quejas de dolor que expresaban.
Tras diez días en la clínica, siguió tratándose en casa, con una crema e inyecciones. “He sentido unos dolores terribles”.
Esto también lo vivió Katherine Rodríguez, una joven residente en Gregorio Luperón, Distrito Nacional. Cuenta que recostó su brazo del espaldar de su cama y sintió un pinchazo. Al día siguiente tuvo que viajar a la Plaza de la Salud.
“Me revolcaba como una culebra en el piso por el dolor tan fuerte que yo tenía”, narró Katherine Rodríguez.
Por Shaddai Eves