Máximo Nelson: El beisbolista que triunfó sin llegar a las Grandes Ligas
En el mundo del béisbol, solemos enfocarnos en los jugadores que alcanzan las Grandes Ligas, ganan fortunas y a veces las desperdician. Sin embargo, Máximo Nelson es un claro ejemplo de que no es necesario jugar en la élite para tener una vida económicamente estable y exitosa.
Inicio profesional y breve paso por las Ligas Menores
En el año 2000, a los 18 años, Máximo fue firmado por la prestigiosa organización de los New York Yankees, recibiendo un bono de 75 mil dólares. “Jugué un par de años en la Dominican Summer League antes de viajar a Estados Unidos. Mi único año profesional en ese país fue en 2004, en la Rookie League“, explicó Nelson.
El camino no fue sencillo. En 2005 enfrentó problemas para obtener el visado, y en 2006 jugó su último año en la Dominican Summer League. “Muchos hubieran tirado la toalla, pero yo seguí luchando, buscando nuevas oportunidades para mantenerme activo en el béisbol”, añadió el oriundo de El Seibo.
Un jugador multilingüe: español, inglés, japonés y hebreo
Tras cerrar su ciclo en Estados Unidos, se le presentó la oportunidad de jugar en una liga emergente en Israel, gracias a las gestiones de José Canó, padre de Robinson Canó. “Firmé por 4,500 dólares con el equipo Modi’in Miracle de Tel Aviv. Fue una liga de tres meses, con la mayoría de los equipos cerca de la capital. La experiencia fue muy enriquecedora; me trataron bien y dejé muchos amigos en Oriente Medio”, recordó Máximo.
Su etapa dorada en el béisbol japonés
En 2008, firmó un contrato significativo con los Dragones de Chunichi en Japón, por un monto equivalente a 300 mil dólares. “Aunque aún pertenecía a los Yankees, me prestaron a Japón, algo poco común. Esta etapa cambió mi vida tanto personal como económicamente”, confesó el lanzador derecho.
Nelson permaneció cinco temporadas en la Liga Japonesa de Béisbol Profesional, siempre con los Dragones. Su mejor contrato fue en 2011, cuando ganó 2.8 millones de dólares por una temporada. Hasta que en 2012 sufrió una lesión de hombro, la única lesión grave en sus 18 años de carrera, que lo mantuvo fuera por un año.
Experiencia en ligas de otoño-invierno y en México
En el béisbol de invierno, fue seleccionado por los Tigres del Licey en el draft del 2005. Sin embargo, su compromiso en Japón limitó su participación. Solo lanzó un par de veces en 2008 y regresó en 2013 y 2014, pero tras un cambio de gerencia fue dejado fuera.
Además, jugó con el Navegantes del Magallanes en Venezuela en 2014, y en 2015 participó en la liga de verano en Aguascalientes, México. “Decidí quedarme en México porque aquí se viaja menos. Después de 2015 no tuve oportunidades hasta que hablé con Miguel Benítez, asistente de Juan Mercado, y desde 2016 estoy con los Gigantes del Cibao“, narró Máximo.
Un hombre dedicado al béisbol y a su familia
En los últimos cuatro años, Nelson ha permanecido en la República Dominicana. “Para mantenerme en forma, practico en un programa de béisbol donde juega mi hijo de 14 años y participo en desafíos en el campo. Disfruto mucho compartir con mi familia, y los fines de semana hacemos turismo interno”, contó.
Máximo es padre de tres hijos: un varón de 14 años y dos niñas, una de 16 que está próxima a entrar a la universidad. “Estoy muy orgulloso de la familia que Dios me ha dado. Soy un hombre muy apegado a ellos, ya pasé la etapa de las fiestas y ahora juego en los Gigantes por amor al béisbol, no por necesidad. Mi brazo y salud están en buen estado, y controlo mis gastos y mi vida”, agregó el relevista.
Estabilidad económica gracias al béisbol y las inversiones
Nelson ha realizado inversiones inteligentes en bienes raíces que le permiten mantener a su familia sin preocupaciones financieras. “Ojalá pueda lanzar un par de temporadas más, pero podría retirarme sin problemas ahora mismo. Soy un ejemplo de que se puede vivir del béisbol sin ganar millones ni jugar en Grandes Ligas, siempre y cuando se lleve una vida discreta y responsable”, concluyó el brazo de goma de los Gigantes del Cibao.