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Por Cindy Minier Polanco

Altice

Me gradué de la Pontificia Católica Madre y Maestra (PUCMM) recinto Santiago en febrero del 2017. Ese mismo año entra mi padre, el Licdo. José Miguel Minier A. al Caso Odebrecht. Me voy a hacer la especialidad en Salamanca, vuelvo y aún sigue el Caso Odebrecht.

Me vuelvo a ir en 2018 a la Universidad de Paris II –Panthéon Assas, a hacer el DSU en Derecho Administrativo, dándole a un seguimiento al Caso Odebrecht, remitiendo y traduciendo todas las sentencias que necesitaba el Licdo. Minier.

En 2019 entro a hacer mi segunda Maestría en Paris I – Panthéon Sorbonne. A este punto me reunía con mis vecinos a ver el juicio. Al llegar en 2020, en pleno proceso de Doctorado, el Licdo. Minier me informó que iba a acudir 3 días a la semana a la capital. Solo pensé: “Señor, pero en que me está metiendo este hombre”. Para mi sorpresa, estar sentada ahí era volver a la universidad porque comencé a recordar una frase que nos dijo la Mag. Leonor Reyes (Jueza de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación de Santiago) en el 3er año de la carrera.

¨Los clientes que atraerán o que más tendrán, dependerá del ser humano que decidan desarrollar¨.Esta frase de la Mag. Leonor Reyes, después que uno de sus estudiantes en pleno examen saco un material de apoyo y ella sin pensarlo dos veces -y con la calma que la caracteriza- le dijo al estudiante muy amablemente que le entregara el examen y se retirara, no lo reporto al comité, no le bajo puntos, simplemente habló con él sobre las consecuencias y le dió una segunda oportunidad. A la clase siguiente nos dijo esa frase, la cual vine a entender cuando el Licdo. José Miguel Minier me invitó al juicio del Caso Odebrecht.

Los abogados a cargo de cada defensa eran como mandados hacer para sus clientes, los mismos gestos, expresiones, el mismo sentir y me atrevo a decir que hasta la misma forma de relajar y me explicaré a continuación…

Siguiendo el orden en el que se sentaban, los más ordenados delante, los cherchosos en el medio y los que no necesitaban estudiar sentados hasta el final.

Licdo. Carlos Salcedo y el Licdo. Porfirio Andrés Bautista, Ex-Senador
En esos 11 meses de juicio, captados por cámaras y trasmitidos al mundo por el interés que generó, nunca vieron a este par mal sentados en las sillas, durmiendo o pidiendo pausas o permiso para ir al baño o con algún problema audiovisual.

Con trajes siempre impecables, siempre atentos a lo que decían los demás y solamente levantando la cabeza cuando mencionaban algo de su interés, puesto que siempre tenían la mente enfocada en: Don Andrés a las notas que estaba siempre corrigiendo o agregando para que su defensa supiera y el Dr. Salcedo escribiendo en la computadora. La forma de saludar diplomática de ambos, su forma de relajar siempre respetando al otro y sobre todo cuando reían por ocurrencias que hacía el Licdo. Minier en plena audiencia o fuera de ésta y ambos en momentos distintos me dijeron lo mismo “lo de tu papá no está escrito”.

Licdo. José Ricardo Taveras y el Sr. Tommy Galán, Ex-Senador
Los actores de cine, denominados así por una amiga, por la manera de vestir: el Sr. Galán rara vez con traje pero siempre elegante, con colores claros y bien combinado, y el Dr. Taveras con trajes claros, ambos con un humor peculiar, exigentes a la hora de corregir lo que decía el Ministerio Público sobre el Sr. Galán, pero sobre todo la entrada triunfal que hacían por separados como si fuera a una pasarela, saludando como si fuera a los fans y preguntando siempre por el otro.

Licdo. José Miguel Minier y el Sr. Ángel Rondón Rijo
Solo comenzaré diciendo que al día de hoy me siguen sorprendiendo, porque impresionantemente ambos me hacen la misma seña en reuniones, audiencias, conversaciones, solo para que esté atenta a las barbaridades o maravillas que van a decir. Pero estos dos son tan exigentes, perfeccionistas, difíciles de convencer, repetitivos y hasta llegan a ser como los caballos con viseras que tienen la mirada en una sola cosa, que suelen ser molestos. Sin embargo, tienen el mismo sentido de humor, toman lo más mínimo para poder relajar al otro, no toman nada personal, conectan rápidamente con los demás y para concluir, porque si continuo no termino, son muy meticulosos a la hora de trabajar o hablar.

Licdo. Miguel Valerio y el Ing. Víctor Díaz Rúa, Ex-Ministro de MOPC
Este artículo se lo había comentado al Sr. Díaz Rúa y solamente me dijo “yo no me parezco en nada a Miguel Valerio” y a pesar de ese comentario sigo esperando – con un poco de miedo- su opinión después que lo lea completo.

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Comenzando con el temperamento de ambos, tan relajados y seguros que parecían que iban al juicio a dar apoyo a los demás y no que estaban siendo juzgados también, fáciles de tratar, que quiero decir con esto, en varias ocasiones, amigos – fuera del mundo del derecho- veían a alguno de los dos en la calle y se le acercaban a estas figuras que salían en televisión o redes sociales y se sorprendían los sencillos, humildes y carismáticos que eran, puesto que nunca se negaban a hablar o responder alguna duda o simplemente a saludar.

La forma de vestir de ambos, Don Víctor siempre con su chacabana y un abrigo y el Dr. Valerio, en tenis, corbatín y a veces en chacabana también, sumamente relajados hasta que llegaba donde ambos utilizaban trajes oscuros y zapatos lustrados, listos para la pelea, sin mencionar el modo de relajar, ya que me extendería aún más.

Licdo. Claudio Stephen y el Sr. Juan Roberto Rodríguez, Ex-Director del INDRHI
Cabe resaltar que el Sr. Juan Roberto Rodríguez siempre fue el primero en llegar, exactamente a las 7:30 am cuando izaban la bandera, no fallo ni un solo día.

Estos dos hombres que pasaron desapercibidos hasta por las cámaras por el lugar que les tocó.

Una calma que solo se perturbaba cuando las personas saludaban y preguntaban como estaban, siempre atentos si todos los abogados y demás co-imputados tuvieran agua, Don Roberto se pasó 11 meses regalando agua a todo el que no tuviera y el Dr. Stephen preguntando a todo el que lo saludara que si quería agua.

Un par que se la pasó recostado en esa silla, esperando pacientemente, a veces con los ojos cerrados, otras viendo fotos de los hijos o nietos y haciendo caras cada vez que mencionaban el cheque – que nunca pudo el Ministerio Público relacionar con el Sr. Rodón-, ambos con un humor sencillo y siempre preguntándome ¿llegaron hoy de Santiago?, ¿Se van hoy mismo a Santiago?…

Licdo. Conrad Pittaluga (hijo) y el Licdo. Conrado Pittaluga (padre)
Y por último, pero no menos importante, aunque para mí son los más interesantes Los Pittaluga.

Ver como el Licdo. Pittaluga (hijo) era más contable que abogado porque ni el Ministerio Público o el Tribunal tenían un mejor manejo de los folios del expediente que él, parecía de la KPMG International ni siquiera dominicana.

Este combo de padre e hijo que religiosamente llegaban temprano, limpiaban esas 4 o 5 mesas con sus sillas correspondientes, en la que se iban a sentar toda su defensa, saludando cortésmente y casi siempre se mantenían fuera de la sala antes de comenzar audiencia.

Pero solo pocos se pudieron percatar de que iban con trajes, si no eran iguales, muy similares hasta los zapatos, que yo muy curiosa le pregunte al Licdo. Pittaluga (padre); “ -¿usted y su hijo viven cerca? -No, ¿por qué?, -Porque andan con los mismos trajes, era eso o se llaman para combinar”, este al oír mi respuesta va donde su hijo, lo mueve, le abre el saco y vuelve donde mi sonriendo y diciendo “si son muy similares”. Pero el Licdo. Pittaluga (hijo) con el mismo tono de voz de su padre, al punto que en una declaración que dio al Licdo.

Pittaluga (padre) yo pensaba que era el hijo que estaba hablando, el mismo caminar y el nivel de detalle no solamente en su defensa, sino para estar al pendiente de que estaba pasando en las demás.

Finalizando con un comentario que le había hecho al Licdo. Minier, el cual riendo llamó al Licdo. Pittaluga (padre), le contó mi comentario y terminó diciendo “cría cuervos y te sacarán los ojos” y estos solo me miraron y reímos. Días antes de hacer su exposición le escribo al Licdo. Pittaluga (hijo) dicho comentario; […] te felicito de un hijo a otro porque lo que haces por tu padre, yo nunca seré capaz de hacerlo con él mío (esto lo sabe Minier y tu papá) y no porque no se lo merezca o haya sido mal padre, sino todo lo contrario, no tendría la inteligencia emocional en la que te mantienes fuertemente […]

Al final del día, estos abogados y sus clientes conectaron de una forma que únicamente 4 años de juicio pudieron hacer, siendo estos padres, esposos, hijos, hermanos y algunos hasta abuelos, viviendo y sintiendo el mismo calvario y tortura.

Menciones honoríficas
Fernand Ramos: a este colega lo llevo en el corazón porque no solo tuvo que responder cada una de las llamas del Sr. Rondón y el Licdo. Minier si no que tuvo que hacer viajes cada fin de semana solo porque a uno de estos dos se le ocurría algo para la defensa. Un ejemplo de ello fue cuando me dijo que ese jueves, el Sr. Rondón reúne a todos sus abogados y al final de la reunión le dice al Licdo. Ramos que se quede a dormir para tratar otros temas, y vaya mi sorpresa cuando nos volvemos a ver, pues el Licdo. Ramos nunca se fue de la Capital, se quedó 8 días continuos sin volver a su casa y solo se me ocurrió decirle “te mandaron la ropa en maletas”. Y cada vez que nos reuníamos los sábados, me veía y decía “¿Y Minier cómo te trata?” y yo con la misma respuesta “aún no me botan y hay salud”. Un hombre que ni las situaciones más precarias o angustiantes lo sacaban de su calma.

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Las Licdas. Emery Rodríguez y Laura Rodríguez: dos estrellas que siempre se mantuvieron a la altura de la situación y siendo las dos únicas mujeres en la defensa. Pero verlas en acción, ahí era que comenzaba el espectáculo porque solo me llegaba a la mente la frase que le dijo la Licda.

Emery al Mag. Camacho, “lo que está parado aquí es un HOMBRE” y la Licda. Laura, una mujer incisiva y pasional a la hora de hacer el contra interrogatorio a los testigos del Ministerio Público, ahí parecía de más de 6 pies. Siempre estaba ansiosa por oírlas hablar.

Nelson Peralta: mi querido compañero, desde 2014 (cuando comencé a trabajar con el Licdo. Minier), que religiosamente llevaba su cojín porque “estos bancos no los aguanta nadie” y claro no se podía quedar todas sus explicaciones en procedimiento penal porque sigo siendo su aprendiz (según él).

Ex-magistrado Juan Hirohito Reyes: un hombre con una humildad auténtica, que a pesar de su gran trayectoria en el mundo jurídico -llegando a ser Juez de la Suprema Corte- me trató como a un igual y siempre preguntándome sobre temas que se estaban discutiendo ese día y aclarando algunos conceptos que podría tener erróneos.

Thiaggo Marrero: uno de los más jóvenes en el juicio y serios que he podido conocer, con una moral y educación inigualables – siendo de los pocos que saludaba a todo el personal, es decir los guardias, servicio de limpieza y alguaciles- y también buen amigo, puesto que un día de exposición, recogiendo el maletín, la computadora, que todas las carpetas estuvieran en lugar, más lo concentrada que estaba para que todo saliera bien, me vine a dar cuenta que mi cartera personal se había quedado en el tribunal y yo llegando a Santiago a las 9 p.m., le explique al Licdo. Marrero y este muy amable fue al siguiente día al Tribunal y me la guardo, desde entonces el Licdo. Minier solo me gritaba al final de cada audiencia

“LA CARTERA”.

Ramón Núñez: un colega de trato ligero y ser el primero en darme la oportunidad de escribir sobre el transfuguismo en el país, un tema que desarrolle en tesis en mi última maestría en Paris I – Panthéon Sorbonne.
Jorge A. López: un colega cortes, minucioso y preciso a la hora de tener sus intervenciones y que fue notorio en su exposición final, la cual no pasó desapercibida.

Santiago Rodríguez (chago): un jurista acabado, extremadamente culto y humilde, un come libros en vida propia, del cual sigo esperando que me envié la bibliografía que necesito para mi doctorado.

Eric Raful Pérez, Edward Veras Vargas, Manuel Alejandro Rodríguez, Joaquín Zapata y Carlos Pérez: el equipo de pelota, siempre dando Home Run, con las bases llenas para dar carrera cuando el Mag. Camacho lanzara, siempre batearon duro – y se reflejó al final-, sin duda en este equipo no falto la pasión y la emoción cada vez que salían al campo.

José Fis Batista: un hombre cuya forma de ser y ejercer iban acorde, siendo muy preciso, con intervenciones claras y siempre saludando.

En cuatro años: una especialidad, dos maestrías, cursando el Doctorado y solo tuve la oportunidad de presenciar 11 meses de lo que vivieron estos abogados y sus clientes.

Le doy las gracias al Licdo. Minier (papi) por la oportunidad porque no solo me llevé la experiencia y el poder interactuar con estas personalidades reconocidas en el mundo jurídico sino que me hizo aterrizar en una realidad que viven los abogados con sus clientes

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