Ramón Mercedes
NUEVA YORK.- Las licorerías de esta ciudad se consideran “esenciales” y pueden permanecer abiertas en medio de la crisis del coronavirus. Las tiendas solo permiten la presencia de clientes muy reducidos, quienes tienen que permanecer distanciados socialmente.
El gobernador Andrew Cuomo ha anunciado medidas duras para cerrar todos los negocios, excepto los esenciales y las regulaciones estatales eximen a las tiendas que venden “bebidas”.
Cuomo ordenó a los reguladores de alcohol que revisen las pautas para permitir privilegios fuera de las instalaciones para las empresas con una licencia de licor hasta que la pandemia disminuya. Cualquier minorista que viole la prohibición podría enfrentar multas de hasta $ 10,000 dólares, mientras que los fabricantes podrían ver una multa de $ 100,000. Ambos tipos también podrían tener su licencia de licor cancelada o revocada.
El alcohol se puede vender en cualquier contenedor cerrado o sellado de cualquier tamaño, siempre que las ventas sean consistentes con las ordenanzas municipales. Las empresas también pueden entregar bebidas alcohólicas a los clientes en sus hogares.
Las órdenes de recogida en la acera no tienen que incluir alimentos. Sin embargo, las entregas a domicilio deben incluir una compra de alimentos, incluso si es algo tan simple como una bolsa de papas fritas. Tampoco hay restricciones en la cantidad de alcohol vendido, siempre que esté en un recipiente sellado.
