Por JUAN T H
El pueblo dominicano, que no es tonto, a pesar de lo que algunos dirigentes políticos creen, mantiene una alta valoración sobre el presidente Luís Abinader, cercano al 50%.
El pueblo percibe al mandatario como un hombre honesto y trabajador, pensando siempre en cómo solucionar los graves y angustiantes problemas nacionales, a pesar de los errores que ha cometido durante el primer mandato y lo que va del segundo.
La gente considera que los posibles desaciertos cometidos durante el transcurso de su mandato han sido tratando de resolver las sucesivas crisis que ha enfrentado, defendiendo siempre el interés nacional. Es la razón por la cual ganó la reelección de manera holgada.
Errar es de humano, dice un refrán muy popular. El presidente no es infalible; se equivoca, comete errores, lo cual lo hace humano. Pero se equivoca de buena fe, pues no tiene malicia, ni defiende o protege intereses espurios. La transparencia lo acompaña en el ejercicio de su función como jefe de Estado. Tiene amigos, pero no socios, como ha dicho en más de una ocasión. De hecho, sé de algunos enfrentamientos con “amigos hasta de la infancia” o de nuevo cuño que han pretendido beneficiarse de su relación personal con el mandatario.
Luego del sometimiento ante el Congreso de la Reforma Constitucional y de la Reforma Fiscal, casi simultáneamente, Luís Abinader bajó algunos puntos en la favorabilidad de la gente. Sin mayores problemas la reforma constitucional pasó, no así la reforma fiscal que fue rechazada por una franja importante de la población, manipulada por grupos de la oposición y del sector económico y financiero que buscaban sacarle provecho político, organizando y patrocinando actos de violencia, una poblada posiblemente, que pusiera en riesgo la estabilidad, la seguridad ciudadana, y la gobernabilidad. Pero el presidente, en un discurso de apenas cinco minutos, destruyó, los actos subversivos y sediciosos de esos grupos, retirando del Congreso la propuesta de reforma fiscal.
Hizo bien el presidente Abinader al retirar del Congreso la propuesta de reforma. Desarmó a la oposición, sin dudas; la dejó como “Perico en la estaca”. Ahora sucede, miren como son las cosas de este país: los mismos que se oponían a la reforma fiscal, a rajatablas, son los mismos que ahora la piden a gritos, diciendo que es absolutamente necesaria. “Palos si bogas, palos si no bogas”. Gobernar este país no es fácil. Intentar hacer las cosas correctamente requiere de una férrea voluntad política y gran determinación.
Los puntos que pudo haber bajado el presidente Abinader por tomar decisiones no siempre correctas, oportunas o atinadas, los ha recuperado tras presentarse humilde y retirar o paralizar algunas de sus propuestas. No ha pasado nada, el jefe de Estado se ha recuperado con una valoración que ronda entre el 47% y el 50%, de acuerdo con las últimas mediciones que tengo en mis manos. No significa, en modo alguno, que todo marche bien. No, aun hay mucho por hacer, mucho por corregir, no sólo en el Estado, sino en el Partido Revolucionario Moderno, donde se ha soltado el loco con todas las aspiraciones presidenciales, inoportunas, que en su momento Abinader tendrá que dar sobre la mesa un puñetazo y detener, como líder y árbitro que es, la campaña interna, en violación a la ley, hasta tanto la Junta Central Electoral la oficialice.
Como he dicho otras veces, el éxito de David Collado, Carolina Mejía, Guido Gómez Mazara, Wellington Arnaud, Yayo Sanz Lovartón, entre otros, dependerá del éxito de Luís Abinader. Sin un 2024-2028 exitoso, no habrá un 2028-2032. Además, todos no pueden ser presidentes de la República, es uno o una.
Aclaro, no estoy en contra de nadie. Las aspiraciones son buenas y legítimas. Pero lo primero, primero. Y lo primero ahora es el gobierno, es el presidente Luís Abinader, es el Partido Revolucionario Moderno. El presidente Abinader no debe cometer los mismos errores del presidente Hipólito Mejía, que permitió que cinco ministros aspiraran a la presidencia de la República. Es hora de relanzar el gobierno, de comenzar de nuevo; sacar a los funcionarios que no están funcionando, que trabajan para ellos mismos, no para el gobierno, ni para el partido.
Me he preguntado, ¿qué será de la candidatura presidencial de algunos de los aspirantes si el presidente de la República le quita el dinero de la nómina pública, si un decreto lo sustituye o los cancela?
Pero bueno, amigos, me alejo del tema central que es la recuperación política del presidente Abinader, que, de acuerdo con las encuestas, lo mantiene como uno de los mejores presidentes de la región, que sigue gozando de gran popularidad y favorabilidad del pueblo dominicano, en tanto que Leonel Fernández, lejos de subir, sigue estancado y con una tasa de rechazo cada vez más alta, igual que Danilo Medina que se mantiene “descartado” y con un partido disminuido. Esa es la verdad de este momento.