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Primero vino la superluna. Luego llegaron la luna roja, la rosa, la luna de sangre, la de sangre superazul, la luna roja azul superluna, la extra superluna y la super brillante, por mencionar algunas. Soy una ferviente partidaria de la no proliferación de adjetivos inútiles cuando hablamos de eventos astronómicos. Primero, porque no son necesarios y, segundo, porque confunden. Así que, desde aquí, hago un humilde llamamiento a la calma. Despojemos a nuestro satélite de epítetos porque, lo que a simple vista puede parecer una mera descripción de cualidades, esconde en realidad un fenómeno más complejo que tiene sus raíces en la fascinación que las creencias populares siguen ejerciendo en nuestras sociedades, y en la cultura del click que fomentan algunos medios.

Altice

Siento mucho decepcionar al lector, pero la luna llena que tendrá lugar esta noche no llevará asociado ningún color especial. ¿Por qué entonces se insiste en llamarla luna azul? Pues por tradición y, además, equivocada. Una Luna azul estacional es una definición antigua y se refiere a la tercera luna llena en una estación que tiene cuatro lunas llenas. De ahí el origen de la expresión popular, “once in a blue moon” como algo que ocurre con poca frecuencia. Según esta definición, la luna azul correspondería a la luna llena que ocurrió el 1 de agosto y no a la de la noche del 30 de agosto.

El concepto surge de los antiguos almanaques ingleses que le daban un nombre poético a cada luna llena del año: como hay doce lunas llenas en la mayoría de los años y cuatro estaciones tenemos que hay tres lunas llenas por estación. Pero cada diez estaciones tenemos una con cuatro lunas llenas (luego veremos por qué) y la tercera que ocurre en esa estación se llama “luna azul”. A la luna llena de esta noche 30 de agosto se le está aplicando una mala interpretación de esta definición y se está llamando “luna azul” a la segunda luna llena de un mismo mes del calendario.

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Veamos entonces qué es la superluna. Por continuar con mi condición de aguafiestas, debo adelantar que tampoco tiene nada de especial. Al menos para un ojo humano no biónico (o sea que no tenga un telescopio profesional pegado a la córnea), la superluna es un fenómeno indistinguible a simple vista.

La órbita de nuestro satélite alrededor de la Tierra no es un círculo, es una elipse. Eso significa que hay un punto en la órbita, llamado perigeo, en la cual está un poco más cerca de nosotros. Cuando el perigeo ocurre en luna llena le llaman superluna y eso es lo que ocurre esta noche. En este caso el término lo acuño un astrólogo (por favor no confundir con astrónomo o astrofísico) y todos sabemos que los astrólogos no viven del aire. Y aunque también sabemos que los astrónomos tampoco, al menos estos últimos no se alimentan de hacer proliferar creencias sin ninguna base sólida que atribuyen influencias en los humanos del movimiento de los astros.

El punto de perigeo (digamos la distancia corta) de la órbita lunar se mueve por efecto de la gravedad solar y la combinada de todos los planetas del sistema solar. Esto quiere decir que si trazamos una línea imaginaria que una la Tierra y la Luna en sus puntos de máximo acercamiento y alejamiento (lo que se conoce como línea de ápsides), veríamos cómo esa línea gira en el espacio y da una vuelta completa cada 8,85 años.

Nuestro satélite se mueve alrededor de la Tierra en su órbita y por eso se ve iluminada de manera diferente por el Sol desde nuestro punto de observación. En su fase llena se encuentra en la dirección opuesta al Sol, y la vemos completa. El mes lunar, o mes sinódico, es el tiempo que la Luna tarda en completar un ciclo completo de fases, y dura 29,53 días. Ese es el intervalo en el que ocurren la luna llena y la luna nueva, 29,53 días y por eso hay cada cierto tiempo coinciden dos lunas llenas en un mes de nuestro calendario.

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Cuando coinciden el punto de perigeo y la luna llena le llaman superluna. Y por eso aparecen titulares que afirman que el fenómeno de esta noche es raro, porque coinciden la línea de ápsides y la fase de luna llena. Entiendo que es más fácil llamarlo superluna, pero me parece infinitamente más fascinante el conocimiento que hay detrás de describir y predecir su movimiento, aunque sea un poco más complicado. Recordar que el término superluna no está reconocido por la Unión Astronómica Internacional, el organismo responsable de acuñar los nombres de los objetos celestes.

Llevamos milenios atribuyendo poderes supernaturales a nuestro satélite y, tal y como una capa de polvo que se ha ido acumulando en una casa abandonada, nos cuesta deshacernos de estas viejas creencias. Pero con el conocimiento hemos alejado el miedo, hemos pisado la Luna y lo volveremos a hacer pronto. Es hora ya de quitarse el polvo de encima y disfrutar del espectáculo de la Luna esta noche: una simple luna llena.

Eva Villaver es profesora de Investigación en el Instituto de Astrofísica de Canarias y directora de la oficina de Espacio y Sociedad, Agencia Espacial Española.

Por EVA VILLAVER

Elpais.com

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