Cuando Hitler era Wolf y escribía cartas pornográficas a su sobrina preferida
Geli Raubal, una bella joven de 23 años que el mismo «Führer» definió como su gran amor, se disparó al corazón poco después de haber mantenido una discusión con su medio tío
‘El ángel de Múnich’, de Fabiano Massimi, convierte en novela negra el confuso suicidio de Geli Raubal, la hija de la hermanastra de Hitler, la única mujer con la que se planteó seriamente casarse.
El ángel de Múnich, de Fabiano Massimi (Alfaguara), incluye entre sus páginas un plano del apartamento de Prinzregentsplatz 16, en el que Adolf Hitler se instaló cuando le empezó a ir bien y se marchó a vivir a Múnich en 1929. El piso tenía un inmenso salón casi en curva que por un extremo se convertía en biblioteca y, por el otro, en comedor. A un lado, todo eran ventanas que daban a la ópera de Múnich, incluidos dos miradores con forma de medio octógono. “Parecían hechos para arengar a las masas”, cuenta Massimi. Por el otro lado estaba el pasillo que llevaba al dormitorio de Hitler, la cocina, el cuarto de la sirvienta y el de Geli, la sobrina de Hitler que vivía con él.
“Printzregentsplatz era un piso exquisitamente decorado, en una plaza muy elegante, en una ciudad preciosa, en un barrio muy rico. Cuando Hitler quiso recibir en él al primer ministro del Reino Unido en 1938, la casa estuvo a la altura. La sensación al visitar el lugar hoy es extraña. Hay una boca de metro a la puerta pero no existe ninguna marca, ninguna placa que señale la historia de ese piso. El edificio se convirtió en una comisaría de policía para evitar que el lugar se convirtiera en un lugar de peregrinación. Es imposible entrar más allá de la conserjería. Con un poco de habilidad, te puedes colar en otros portales, visitar el patio de manzana y hacer alguns fotos”, explica Massimi, escritor italiano, debutante en español con El ángel de Múnich. Para él, Prinzregentsplatz, 16 no sólo tiene un interés histórico. Su plano es la pista que permite descifrar el misterio de su novela.
¿Qué misterio? El ángel de Múnich es, muy en resumen, una novela negra que indaga en la muerte de la joven Angela, Geli, Raubal en el piso de su tío Adolf Hitler. Ocurrió el 18 de septiembre de 1931, cuando su partido estaba en vísperas de su salto al poder. Los SA ya intimidaban a los ciudadanos por la calle y el Führer tenía protectores poderosos que pudieron condicionar la investigación del confuso suicidio de Geli (un disparo en la cabeza). En ese contexto, Massimi inventa a un detective llamado Siegfried Sauer (el apellido del policía real que llevó el caso también es Sauer, aunque se desconoce el nombre), que recibe la orden de cerrar el caso de la manera más sencilla y veloz posible pero que se rebela. Aunque no podrá llegar a ninguna conclusión definitiva que reescriba la Historia, Sauer sí que se asomará a la tormentosa personalidad del Führer y esbozará alguna teoría muy verosímil en la que Hitler queda mal parado. Celos, humillaciones, engaños… ese tipo de cosas.
¿Un poco al estilo de Bernhard Günther en las novelas de Philip Kerr? Un poco, sí. “Las novelas de Kerr me gustan mucho. Las he descubierto tarde y hoy espero con impaciencia las traducciones que aún no han llegado al italiano. Pero la mayoría de esas novelas hablan de los años del Reich, cuando el horror ya estaba decidido. En 1931, todo estaba aún abierto”.
Regreso a Prinzregentsplatz. ¿No dice algo del carácter de su inquilino aquel piso de delirios de grandeza? “Hitler, que había vivido en un albergue para personas sin hogar durante algún tiempo, se convirtió en el inquilino de esa casa de lujo que, por cierto, alguien pagaba por él”, explica Massimi en alusión al editor de Mein Kampf. “Los sucesos que llevaron a esa mudanza eran increíbles, incluso para Hitler, que veía en el apartamento un fetiche de su triunfo. Creo que lo que de verdad le gustaba de esa casa era la escenografía en la que podía liberar al gran actor que llevaba dentro”.
El actor Hitler necesitaba también un público y una actriz que le diera la réplica. Y así apareció Geli, la hija vienesa de su hermanastra, que se instaló en Printzregentsplatz para estudiar Medicina pero que encontró en Múnich otro destino confuso y trágico. “Es imposible aprehender a Geli y eso la hace fascinante Tenemos testimonios de personas que la conocieron que son totalmente opuestos: unos la ven como a una ingenua y otros como una manipuladora. Para unos era una devoradora de hombres y para otros, una virgen piadosa, una artista de talento o una frívola consumista, una falsa inocente o una puta…”, explica Massimi. “Yo la veo hoy como una chica encerrada por todas esas imágenes que se hicieron de ella los otros. Todas esas versiones están expuestas en el libro, pero creo que la verdad de Geli es más profunda”.
Lo que no era Geli era una joven depresiva con tendencias suicidas. Gli era joven y guapa y tenía una voz preciosa y que estaba llena de alegría. “Era el centro de todas las fiestas a las que iba, era una joven con carisma. Comparada con las esposas de los demás líderes nazis, que eran mujeres mayores y graves, agotadas por la maternidad, Geli era una presencia muy atractiva. Salir con ella a cenar o a escuchar ópera era para su tío como presumir de un trofeo de caza. Estaba muy orgulloso por dejarse ver con ella”.
O algo más que orgulloso: “Hitler estaba obsesionado por su familia y por su infancia.”, explica el autor. “También le daba muchas vueltas al tema de la sangre. El incesto se había dado varias veces en su casa, incluido el matrimonio de sus padres. También estaba obsesionado con las chicas jóvenes a las que era más fácil dominar. De modo que, cuando se encontró en su familia una chica joven y guapa, huérfana de padre, que lo admiraba y estaba orgullosa de él, la quiso a su lado. Consiguió que lo declararan tutor legal y quiso modelarla. Después, dijo varias veces que Geli fue la única mujer con la que habría podido casarse”. Bien. Al final, Hitler estuvo casado un día con Eva Braun.
Entonces, ¿la leyenda del Führer asexual…? “Hitler, que escribió muy poco, le envió cartas pornográficas a Geli con el apodo de Wolf. Hoy están perdidas, probablemente destruidas. ¿Quién sabe cual fue la verdad de la vida sexual de Hitler? El mito de que sólo tenía un testículo viene de un médico que lo reconoció durante la I Guerra Mundial y es confuso. También se decía que era homosexual porque se rodeó de algunos homosexuales notorios y que los seis hijos de Goebbels eran suyos. Siempre se hacen caricaturas sexuales de los líderes políticos. Se sabe que, al final de la guerra, Hitler le dijo a Eva Braun que ya estaba mayor y cansado y que ya no podía atenderla..”.
El ángel de Múnich también tiene una parte de retrato sociológico. “La Alemania que aparece está tomada de los ojos de los alemanes de aquella época, que ignoraban lo que se les avecinaba. Lo mismo que se podría decir de nosotros y de nuestra relación con la actualidad. Vivir es como andar por el bosque, es difícil orientarse. Para ellos, porque les faltaba información para saber si aquel Hitler improbable iba a ser un monstruo o se iba a quedar en nada. Nuestro problema es que tenemos demasiada información, pero el efecto puede ser muy parecido”.