Alemania parece estar entrando en una nueva fase de la pandemia del coronavirus. La canciller Angela Merkel anunció la semana pasada que el país iría relajando gradualmente las restricciones al movimiento y al comercio, dado que el brote está “bajo control”. El optimismo sanitario, sin embargo, llegó acompañado de una ola de acusaciones contra China por la forma en que manejó la situación en su origen, una sensación que es compartida en otras partes del mundo.
La postura más dura la asumió el tabloide Bild, que en su editorial publicó una factura por 160 mil millones de dólares dirigida a China en concepto de “daños ocasionados”. Beijing respondió duramente a la publicación, la que acusó de promover la ‘xenofobia y el racismo”.
Según el detalle de Bild, los 160 mil millones de dólares se desglosan en 29.300 millones para la industria del turismo, 7820 millones para la industria del cine, 54.200 millones para los pequeños comercios alemanas y 1,09 millones de dólares por hora que pierde la aerolínea Lufthansa.
La canciller alemana Angela Merkel. / AFP
Bajo el título de “Lo que China nos debe”, la editorial de Bild calculó además que este monto equivaldría a 1937 dólares por persona, si el PBI cae 4,2% en Alemania.
Las acusaciones y recriminaciones a China por la forma en que lidió con la pandemia de coronavirus han empezado a ganar terreno en distintas partes. Adelante de todos corre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que en los últimos días advirtió que debería haber sanciones para Beijing si se llegara a probar que eran conscientes de lo que estaba por suceder, y dejaron que siguiera adelante.
“Si fue un error, fue un error y ya está. Pero si ellos tenían conocimiento y responsabilidad, debería haber consecuencias“, expresó, sin detallar de qué tipo de consecuencias estaba hablando.
En medio de las acusaciones de que había “dibujado” las figuras reales de fallecidos y contagiados en Wuhan, el epicentro de la pandemia global, la semana pasado China sumó 1290 nuevos muertos a la lista, un aumento del 50% respecto a la cantidad reportada en un inicio. El total de fallecidos quedó así en 3869.
Según la explicación de Beijing, esto se debe a que no se contabilizaron muchos pacientes que murieron de COVID-19 en sus hogares, como así también otros contagiados que fallecieron en hospitales pero que no fueron catalogados como víctimas del virus debido al caos que se vivió durante las primeras semanas del brote.
Ha habido numerosos reportes en las últimas semanas que apuntan a que tanto la inteligencia de Estados Unidos como la del Reino Unido están buscando determinar el origen del virus. Más concretamente, si el coronavirus fue creado en un laboratorio. Hasta ahora, no hay evidencia que desacredite la versión oficial de que el virus es de origen natural, y que saltó de los animales a las personas en un mercado de animales vivos de Wuhan.
De la vereda de enfrente de Estados Unidos está parado Rusia y su presidente Vladimir Putin. Hace unos días, el Kremlin informó que el mandatario ruso había hablado con su par chino, Xi Jinping, en donde alabó las acciones “consistentes y efectivas” que llevó adelante Beijing, las cuales permitieron “estabilizar la situación epidemiológica en el país”.
Si bien ninguno de los mandatarios se refirió a Estados Unidos, ambos señalaron que los intentos por culpar a China de no haber informado acerca de la situación con la suficiente antelación eran “contraproducentes”. Según la agencia estatal china Xinhua, Xi afirmó que los intentos por politizar la pandemia iban en “detrimento de la cooperación internacional” requerida para combatir el virus.
Fuente: AFP y Daily Express