Por Gilberto Luna Ulloa
Independientemente de que seamos o no personas de fe, como abogado en esta Semana Santa quisiera invitarles a reflexionar sobre un pasaje bíblico que siempre me ha llamado la atención: La defensa legal de Jesús en favor de la mujer adúltera según se registra en el capítulo 8 del evangelio de Juan.
Creo que todos hemos leído, o al menos escuchado, esa interesante historia, en la cual Jesús defiende a una mujer que ha sido sorprendida en adulterio y que según la ley de la época debía morir apedreada. El relato señala que cuando presentaron a la mujer ante Jesús y le preguntaron su opinión, este prefirió inclinarse y comenzar a escribir con su dedo en la tierra. Sin embargo, ante la insistencia de los escribas y fariseos se vio en la obligación de incorporarse y lanzar con contundencia una de sus frases más famosas: «Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra».
¿Acaso no les parece Jesús un abogado verdaderamente excepcional? En lugar de simplemente aceptar la ley de Moisés y permitir que la mujer fuera apedreada, o en sentido contrario argumentar la inocencia de la imputada, o alegar la desproporcionalidad de la pena imponible… Jesús desafió la ley y el sistema judicial de aquella época, invitando a los acusadores a cuestionarse respecto de sus propias faltas y pecados, lo cual fue suficiente para que estos se marcharan, retiraran la acusación y desistieran de su persecución.
En este asueto de Semana Santa al tiempo de recrearnos junto a nuestras familias, y disfrutar de los paisajes y recursos naturales de nuestra isla, no perdamos la oportunidad de tomar un espacio para desafiarnos a nosotros mismos siendo reflexivos y críticos de nuestras propias decisiones y acciones. La ingeniosidad de Jesús y su misericordia nos recuerdan que el ejercicio del derecho no solo se trata de seguir la ley, sino también de buscar soluciones justas que aborden la raíz de nuestros problemas, y no solo sus consecuencias.