Por JUAN T H
No sé de quién es la culpa, si del presidente Luis Abinader, de la ministra y sus asesores, o de los redactores del discurso de rendición de cuentas del Luis Abinader, lo cierto es que, a mi juicio, fue la parte más débil, la que se trató sin mucho contenido, haciendo solo algunas menciones, para llenar un espacio, para que ningún ministerio se quedara fuera del texto. Por lo menos esa fue mi impresión. No sé qué pensaran los expertos ni los promotores del arte y la cultura, en sentido general.
El presidente se limitó a enunciar las obras que se están ejecutando, remodelando o remozando, pero no dijo para qué, con qué propósito o metas. Lo relativo a la política cultural quedó rezagada, como ha ocurrido siempre, en todos los gobiernos. La cultura es la cenicienta, donde no se invierte o se invierte poco.
“En materia cultural -dijo el presidente- hemos emprendido un ambicioso plan de rescate, restauración y conservación de diversas instalaciones, tales como: escuelas de arte, museos, salas de espectáculos y centros culturales. A la fecha hemos invertido un total de casi RD$53 millones de pesos en la intervención de 9 espacios culturales distribuidos en la provincia de Santo Domingo, San Pedro de Macorís y Santiago.
Además, se encuentran en proceso de ejecución un total de espacios culturales con una inversión de RD$560 millones de pesos en las provincias de Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, Elías Piña y La Altagracia. Dentro de estos proyectos se destaca la Plaza de la Cultura, en la cual se están ejecutando proyectos con una inversión superior a los RD$76 millones de pesos enfocados en la rehabilitación y acondicionamiento de sus áreas verdes, iluminación, fuentes, creación de espacios de esparcimientos y de servicios como baños públicos, etc., etc.
Todo eso está muy bien. Es una muestra que los cinco gobiernos del PLD no hicieron nada o hicieron muy poco por la cultura, que dejaron abandonados los espacios culturales para que se deterioraran hasta el extremo que hoy sea necesario invertir en ellos cientos de millones de pesos para rescatarlos.
Ahora bien, ¿con qué propósito? Es mi queja fundamental. Fue obvio la ausencia de una política cultural oficial que oriente el trabajo del ministerio. Ojo, no culpo a Milagros Germán de las falencias del discurso, culpo al PRM que debió esbozar una política cultural coherente, nacional, participativa, no excluyente. La cultura no puede seguir siendo -repito- la cenicienta de todos los gobiernos en materia de inversión presupuestaria. La Plaza de la Cultura con sus museos y sus áreas recreativas no sirven de nada si no están orientadas políticamente, ideológicamente. El arte y la cultura precisan de una orientación, de un plan, de una política que la guie. El Ministerio de Cultura no puede seguir concentrado en la feria del libro de un país donde la gente no lee, por tradición y cultura. Una feria del libro obsoleta, donde se come mucha porquería y se lee o estudia muy poco. Esa feria también debe ser reorientada, redefinida, suspendida o anulada.
En el país hay muchos intelectuales, hombres y mujeres bien formados, con especialidades en distintas áreas, con y sin militancia partidaria. Existen grupos organizados en el teatro, el cine, la danza, la plástica, etc. Hay que reunirlos a todos para la elaboración de un plan nacional artístico y cultural; terminar con el “grupismo” que tanto daño hace. En el PRM los grupos vinculados al arte y la cultura están divididos, algunos “jefes” culturales rechazan a la ministra Germán porque creen que no pertenece al “sector”. No sé en estos momentos quien o quienes dirigen en el PRM y el gobierno el área cultural desde el punto de vista político, pero hay que reunirlos a todos, unirlos y empezar a trabajar para echar hacia adelante el arte y la cultura como “ejes transversales” de todo proyecto serio de nación.
Confío, finalmente, que el próximo discurso de rendición de cuentas del presidente Luís Abinader, esté lleno de contenidos sobre para qué el gobierno del cambio construyó, remodeló y remozó los centros culturales que anunció en su discurso del pasado 27 de febrero para que finalmente el ministerio de Cultura deje de ser un relleno en sus memorias.
¿Se entendió? Espero que sí. Esta breve nota no es en contra de nadie, es a favor de todos, principalmente del arte, todo, y de la cultura, toda, porque todos somos arte, porque todos somos cultura.