El púgil dominicano Juan Guzmán tuvo que dar y soportar durante 15 asaltos, para conquistar la corona mundial, en una épica batalla celebrada el 2 de julio de 1976, en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo.
Fue un agotador combate contra el panameño Jaime (El Cieguito) Ríos, quien era el dueño del cinturón que avalaba la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
La decisión fue dividida, dos jueces a favor del quisqueyano y el árbitro por el panameño.
Guzmán no parece boxeador, es un hombre de buen hablar, decente y respetuoso y esa noche fue sacado en hombro por los aficionados, las piernas no estaba para llegar al camerino.
Pero, más que una corona lo que parecía ganar Juan Guzmán esa noche fue una papa caliente, la cual tenía que soltar rápido o se quemaba.
Cuando todo parecía que Guzmán debía tomarse al menos dos meses de descanso para recobrar toda la energía del gran esfuerzo, su manejador fue al lejano Japón a buscarle un rival.
La primera defensa se hizo tres meses después, el 10 de octubre de 1976 contra Yoko Gushiken, es decir, que Guzmán debió estar al día siguiente de coronarse en el gimnasio.
Guzmán batalló durante los primeros siete asaltos contra el asiático, pero llegó el agotamiento y el joven japonés, que solo tenía 8-0, se quedó con el trono para luego convertirse en uno de los mejores peleadores.
Después de perder el cetro Guzmán se tomó un año de descanso, lo que debió hacer con la corona en su poder.
Regresó a los cuadriláteros donde acumuló latas y bajas, pero jamás se encontró con Gushinken ni la corona.
Se enfrentó a hombres de renombres buscando otro chance, Martín Vargas, Eleoncio Mercedes, Cándido Téllez, Jovito Rengifo, José Ortiz y Santos Núñez y hasta una revancha CON Jaime Ríos en Panamá.
Guzmán debutó con 21 años y seis meses contra Francisco Gómez el 20 de enero de 1973, pelea celebrada en el gimnasio Kid 22-22 de Moca y se retiró en 1982.
Al momento de colgar los guantes, Guzmán a quien apodaban “El Pequeño Capataz” lo hizo con marca de 26 victorias de ellas 20 por nocaut y perdió en ocho ocasiones.
Luego de su retiro se dedicó a enseñar a varios peleadores y estuvo en las esquinas de varios dominicanos en peleas por títulos mundiales.
Desde hace varios años se radicó en la ciudad de Nueva York, donde vive como un dominicano ejemplar, con una limpia hoja de servicios.
Por Tuto Tavárez