Un número creciente de familias van a recoger a sus hijos adolescentes a locales a menudo situados fuera de la ciudad
Discotecas que permiten la entrada a jóvenes entre 16 y 18 años
Radiografía de los papijamas, padres y madres que recogen a sus hijos en coche tras una noche de fiesta discotequera.
Jordi Busquets, abogado barcelonés y padre de dos hijas de 20 y 17 años, se pone el despertador a las 4.40 horas. Se prepara un café y sale de casa. Coge su coche, pero no se dirige al trabajo. Es fin de semana. Madrugada de sábado.
Jordi ha quedado con su hija pequeña para ir a buscarla tras una noche de fiesta discotequera. Recogerá también a otras amigas, a quienes irá dejando en sus casas de camino a la suya. Jordi no es un papijama -como popularmente se conoce a las familias que van a recoger a los adolescentes de madrugada, a menudo sin salir del coche y en pijama- habitual.
“No soy el chico de los recados de mi hija”, aclara, con humor. Solo ha ejercido de ‘chófer’ en un puñado de ocasiones, siempre porque ella se lo ha pedido. “Es por su comodidad, sí. Pero también está el factor seguridad”, explica Jordi.