“Vivir con sospecha de coronavirus en aislamiento domiciliario te hace estar ansioso todo el tiempo, porque no sabes qué esperas: un infectado más o paranoia”.
El testimonio corresponde a un joven empleado público, que ha tenido que permanecer en su hogar, junto a los demás miembros de la familia, sin ningún contacto entre ellos, luego de que a su padre lo despacharan del trabajo porque una compañera dio positivo al Covid-19.
El joven cuenta cómo ha transcurrido casi una semana de aislamiento domiciliario y cómo empezó a tener pánico cuando supo la noticia.
“Estar en casa bajo estas condiciones es horrible”, dice. Aunque hasta ahora no hay ninguna persona inestable, relata que las cosas no son como realmente se piensa desde fuera.
“Estar encerrado cuando estás posiblemente contagiado es vivir con miedo de ti y de tus familiares. No sabes quién está infectado, pero aun así, debes de cuidar de ti y de ellos”, comenta.
Ha pasado todos estos días tirado en la cama, utilizando la laptop, trabajando desde casa, viendo series, leyendo libros, y durmiendo. Ha hablado unas cuantas veces con primos por video llamada.
El primer día, la trabajadora preparó la comida, pero luego les informó que no volvería hasta que pase el estado de emergencia que fue declarado en el país. Ahora, cada quien hace su comida y retorna a la habitación, sin tener ningún acercamiento.
Disponen de alcohol, gel antibacterial, mascarillas y guantes en puntos estratégicos de la casa. En la habitación también tienen agua.
Ninguno sale al mismo tiempo de su habitación y cuando ocurre, por accidente, el último se devuelve rápidamente y cierra la puerta de su cuarto.
Crearon un grupo en whatsapp familiar y por esa vía se comparten cualquier información sobre las precauciones que deben tener y las necesidades.
“Todos estamos bañándonos con agua caliente y mantenemos las condiciones higiénicas para no contagiar a nadie aquí dentro”, narró el joven.
Para abastecerse de alimentos, descargaron una aplicación de un supermercado, pero no han podido hacer pedidos por ahí porque no ha funcionado, por lo que sus hermanas tuvieron que salir a comprar, para lo cual se colocaron mascarillas y guantes. Pero no adquirieron todo lo que necesitaban, porque hay pocos productos. No había limón, ni vegetales. Cada uno lava su ropa diario.
Está consciente que es vulnerable al coronavirus porque es asmático y sufre de alergias, por lo que está siendo más cuidadoso.
No comparte la información que ha escuchado de que “el coronavirus reúne familias”.
“Saber que en casa hay un posible contagiado divide totalmente a la familia. Te hace desconfiar de tu propio padre y te hace vivir bajo paranoia: lavo mis manos más de lo normal y uso el spray de alcohol por minuto. Lo peor es que no sabes si estás infectado, y cada síntoma que tienes, incluso, si no es propio del virus, te hace preocuparte”, sostiene.
Aún no le han hecho la prueba. Del Ministerio de Salud Pública le han informado que falta tiempo para realizarle el diagnóstico, a menos que alguno presente síntomas. De lo contrario, irán cuando transcurran de 10 a 14 días.
Comienza el pánico
La paranoia del joven empezó la noche del martes, 17 de marzo, minutos después del discurso del presidente Danilo Medina, anunciando las primeras medidas para prevenir la propagación del covid 19.
Articulo publicado originalmente en el Listin Diario.