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Hablar de identidad de género puede suscitar numerosas dudas y es que, a pesar de que hace solo unos años era impensable siquiera considerar que las personas no solo podían sentirse “hombre” o “mujer” dependiendo del sexo con el que nacieran, lo cierto es que aún hay mucha confusión al respecto. La realidad es mucho más compleja y vamos a tratar de aclarar algunos términos. 

Altice

Lo primero que debemos distinguir es el género del sexo. “El sexo tiene que ver con características biológicas a nivel genético, genital y somático que divide a los seres humanos en ‘hembras y machos’. El género está relacionado con lo social: valores, actitudes, prácticas, características o comportamientos que interiorizamos como propios de uno u otro sexo”, diferencia Ana Adán, sexóloga del centro de psicoterapia Tú y yo Psicólogos LGTB. En este sentido, podemos situar al género en el plano psicológico “en cuanto a que es la interiorización de expectativas y normas que se atribuyen a pertenecer a uno u otro sexo”, subraya la experta. 

Por tanto, la identidad de género es un componente psicológico. Tal y como define Adán, “el grado con el que cada persona se identifica como femenina o masculina o la combinación de las dos. Es un marco de referencia interno construido a lo largo del tiempo que nos permite crear nuestro autoconcepto o sentido de pertenencia y comportarnos en relación a la percepción que tengo de mi propio género”. 

Vale, aclarada la diferencia entre el género y el sexo de un individuo, pero ¿la identidad de género es lo mismo que la identidad sexual? “Una cosa es lo que soy y otra hacia qué me siento atraído”, responde Mané Fernández, vicepresidente de la Federación Estatal LGTBI+, quien aclara que saber lo primero conlleva a conocer lo segundo. Fernández lo explica así: “A raíz de saber quién soy, sabré cuál es mi orientación. La primera construcción que tenemos los seres humanos es la de nuestra identidad”.

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“La orientación afectivo-sexual es un patrón de atracción emocional, romántica y erótica de una persona en relación al género de su pareja que nada tiene que ver con qué género me identifico, sino con cuál me atrae”, agrega Adán.  

¿Cómo se construye la identidad de género?

La construcción de la identidad de género es un proceso complejo, dinámico y multifactorial en el que intervienen variables biológicas, sociales, culturales y psicológicas. Como afirma la especialista de Tú y yo Psicólogos LGTB, “es continuo y singular, sujeto a cambios que responde a la pregunta de quién soy yo y cómo me siento perteneciendo a un género o a otro”.

En este punto, podemos pensar que la identidad de género es construida por la sociedad, algo con lo que Fernández discrepa, pues opina que se trata de un trabajo interno. Relacionado con la sociedad, sí, pero desde la construcción personal de cada uno. “De hecho, yo siempre digo que hay tantas identidades como seres humanos existen”, afirma. Así, lo único que hay que tener claro, continúa el experto, es que no existen solo dos tipos de identidades: “Dentro de ese binarismo social que existe, cada individuo tendrá la manera de percibir ser hombre o mujer desde su perspectiva y vivencias personales”. 

En definitiva, “la rigidez que tenemos a nivel social cuando hablamos de ser hombre o mujer, en la práctica no existe porque cada uno desarrolla una percepción personal de las vivencias que pueda tener y una relación con la sociedad desde esa percepción”. 

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Tipos de identidad de género

Como ya ha apuntado Fernández, puede haber tantas identidades de género como personas existen. Sin embargo, la necesidad humana de etiquetar y poner orden al desorden, ha hecho que los expertos consultados por CuídatePlus definan los principales tipos. 

Cisgénero 

Una persona cisexual o cisgénero es aquella que al final va a tener una identidad de género que concuerda con el género asignado al nacer

Transgénero

Las personas transgénero son aquellas que no se sienten identificadas con el género asignado al nacer. “Dentro de las identidades trans hay muchas realidades, cada una con sus características y representatividad”, recuerda Fernández. 

Género fluido

Los individuos con género fluido son aquellos que transicionan entre los dos géneros. No tienen una identidad clara ni fija como hombre o como mujer, pero sí saben que existen esas dos posibilidades. 

Intersexual

Las personas intersexuales son aquellas que han nacido con características biológicas que podemos clasificar en uno o en otro sexo. Por ello, la intersexualidad tiene que ver con el sexo de la persona, con el plano biológico. 

A muchos bebés que nacen con esta dualidad genital se les somete a una cirugía para asignarle un determinado sexo, algo con lo que Fernández está en contra: “Siempre hemos reivindicado que no se haga ningún tipo de intervención quirúrgica o tratamiento que lleve a modificar los rasgos sexuales porque ya habrá tiempo para que esa persona tenga la suficiente madurez para saber qué quiere hacer o cuál es su identidad”. 

Género no binario

La población de género no binaria se caracteriza por no sentirse reconocida con el género masculino o femenino y que construye su identidad al margen de la lógica binaria. 

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