La hija de 12 años de edad de la dominicana Estrella García, de 30, encontró el cadáver de su madre en el apartamento donde vive la familia en el 12 de la calle Diamond en Lawrence (Massachusetts), asesinada a puñaladas presumiblemente por su esposo, de 39, quien aparentemente se acuchilló para suicidarse ayer lunes en la madrugada.
Estrella era nativa de Santo Domingo en la República Dominicana.
El hombre, también dominicano cuya identidad no ha sido revelada por los investigadores fue llevado al Hospital General de Lawrence mientras la mujer fue declarada muerta en la escena.
Ningún medio de Nueva Inglaterra ha publicado los nombres de la pareja basándose en la desinformación de la policía.
Se estila en Estados Unidos que hasta que las familias de víctimas de crímenes violentos no sean notificadas, no se dan a conocer las identidades.
Estrella fue identificada por allegados a la familia quienes dijeron que la madre tenía cuatro hijos incluyendo a la que la encontró muerta, pero no ofrecieron los nombres ni las edades de los vástagos.
Las fotos que apoyan esta crónica fueron enviadas desde Massachusetts por un seguidor de este reportero que tampoco se identificó.
La policía de Lawrence respondió a las 3:04 de la madrugada a una llamada al 911 para asistencia médica en la referida dirección, explicó la Oficina del Fiscal del Distrito del Condado de Essex.
El asesinato de la señora García está siendo investigado por la Policía Estatal de Massachusetts y el Departamento de Policía de Lawrence.
El fiscal del distrito del condado Essex, Jonathan Blodgett y el jefe de la policía de Lawrence, Roy Vasque, ofrecieron detalles difusos del hallazgo de García y el hombre en el apartamento, en un comunicado conjunto.
La información oficial no deja en claro dónde encontró la hija a su madre asesinada ni quien llamó al 911 desde el apartamento escena del homicidio.
El comunicado tampoco explica cuál es la condición del hombre.
La policía de Lawrence es auxiliada por la Policía Estatal de Massachusetts en las investigaciones del caso.
Por Miguel Cruz Tejada
