Por Horacio Nolasco– Hanser Alberto se ha convertido en la figura ofensiva de los Orioles en las últimas dos campañas, sin embargo su carrera ha sido lo más parecida al cuento de hadas de la Cenicienta.
Desde antes de estampar su firma como profesional las cosas no fueron color de rosa para el hijo del narrador Tony Alberto. Realizó try outs hasta la saciedad, siendo marginado con el mote de El Pequeño, pues en ese entonces estaba por los 5´10´´ de estatura. Le veían cierto talento, pero no suficiente para firmar.
Tras decenas de entrenamientos, los Vigilantes lo ficharon otorgándole un bono de 65 mil dólares en octubre del 2009. Texas tenía su equipo armado en Liga de Verano, él sería un jugador ocasional en ese conjunto, pero se ganó un puesto como jugador de todos los días y finalizó la campaña como líder de bateo de la Dominican Summer League (.358).
La presencia de un infield redondo de los Rangers (Beltré, Andrus y Odor) fue una limitante en el tiempo de juego y desarrollo de Alberto. Apenas acumuló 182 turnos en tres años luego de su debut en 2015. Su único punto luminoso se produjo al ser el héroe que disparó el hit ganador en la entrada 14 para la victoria en el segundo juego de la serie divisional de ese año.
Después de eso, garantizó un puesto en la nómina de los Vigilantes, mas se convirtió en una especie de dama de compañía, de chico de la suerte del equipo, el jugador querido por todos, pero sin rumbo ni futuro en una novena que nunca tuvo el más mínimo interés de considerarlo un jugador de todos los días.
Una lesión en en el hombro lo sacó de juego en 2017. En 2018 volvieron las lesiones y el sube y baja. Texas solo esperó que finalizara la temporada para colocarlo en waivers y concluir su pacto con el francomacorisano.
Durante un prolongado y frío otoño-invierno Hanser estuvo en la nómina de Texas, Yankees, Baltimore, San Francisco y finalmente volvió a Baltimore. Hizo el equipo grande como el jugador 25 de los Orioles el Día Inaugural (seguro que en ninguna de las demás novenas no hubiera estado cerca de estar en el roster inaugural).
Alberto, humilde como siempre, jugó todas las posiciones, salvo receptor, lanzando en un partido para los Oropéndolas. Finalizó octavo en promedio de bateo de la Liga Americana (.305) y fue el mejor bateador de las Mayores contra lanzadores zurdos (.388) y el que conectó más imparables (88) de todo el béisbol a pitchers siniestros.
El 2020 no ha sido la excepción, si los Orioles han tenido momentos agradables este año ha sido gracias a Hanser Alberto (.333-2-5, .888 de OPS, octavo en bateo), un chico que pasó de ser el Ceniciento de los Vigilantes, a la figura que ha realzado al conjunto de Baltimore.