Triunfo de un Hamilton implacable seguido de Verstappen, que resolvió la sanción con una salida de genio. El asturiano, tercero increíble con el Alpine
Hamilton, Verstappen y Alonso. El siete veces campeón con un Mercedes único, el aspirante que lidera el Mundial por ocho puntos y quiere poner en jaque a Lewis. Y la leyenda, el piloto que volvió a la Fórmula 1 porque tenía un plan y logró este domingo, en Qatar, contra todo pronóstico y con un monoplaza que no estaba para bromas, el 98º podio de su carrera. Él cuenta Le Mans o Daytona, sí, pero su última visita al top-3 en este campeonato era Hungría 2014, con Ferrari. Siete años después, el bicampeón español sigue cambiando el argumento de su biografía. La imagen de los tres mejores pilotos de esta parrilla, por fin juntos bañándose en champán, vale su peso en oro. El regreso mereció la pena en Bakú, Silverstone o Hungría, con exhibiciones que sólo pueden alcanzar los que están tocados por la varita. Ahora, desde Losail, empieza a dar réditos.
La salida fue intensa. Verstappen resolvió en 200 metros, con una arrancada de genio, la sanción de cinco puestos en la parrilla que le habían endosado los comisario: Sainz, Norris y Bottas fueron las víctimas. Alonso, delante, tercero en la parrilla, se defendió con fiereza de ‘Max’ en la entrada de la segunda curva y tomó impulso, por el exterior, para pasar a Gasly. Era segundo, por detrás de un Hamilton que se escapaba entonces y a quien nadie volvería a ver ya. Cuando se abrió la ventana del DRS, el neerlandés cazó primero a Gasly y luego a Alonso, sin problemas, y por detrás remontaban dos Miura, Checo y Valtteri, con monoplazas desbocados y fuera de sitio.
Entonces empezó otra carrera, la de los neumáticos: Losail inclinaba la estrategia hacia la doble parada pero algunos valientes podrían optar por lo contrario. Sin historia delante, porque la ventaja de Lewis sobre el Red Bull fue desmedida, la única posición en disputa era la tercera que ocupaba el Alpine. El ritmo de Alonso, en ese primer ‘stint’, fue espectacular. Las tandas largas no emocionan, son los adelantamientos los que hacen afición, y todas esas cosas. Pero su vuelta a vuelta, sector a sector, en comparación con Alpha Tauri, McLaren, Ferrari y compañía tan superiores al A521 en los últimos grandes premios, fue imposible de rebatir. Por eso aguantó la tercera posición hasta la vuelta 29, pasado el ecuador. No era casualidad. Entonces Pérez le rebasó.
Pero Checo iba a dos paradas. Los coches grandes habían adelantado su cambio de neumáticos al inicio y estaban comprometidos a volver a pasar por el pit-lane antes del final de la carrera. Y el mexicano, aun con margen, lo hacía a 15 vueltas del final y se quedaba a unos 15 segundos de Fernando con varios obstáculos por el camino para cuajar una remontada factible: eran Ocon y Norris, dos tipos correosos en esta parrilla de jóvenes talentos. Fernando pidió por radio que Esteban se defendiera “como un león”. Hizo lo que pudo el galo, medio circuito agarrando al Red Bull, pero la ventaja mecánica era demasiado grande. Lando, ni eso: entró al garaje, dos paradas, y se conformó con un triste noveno detrás de Ocon, Stroll, Sainz (7º) y Leclerc. El Ferrari no fue.
Chispas y pinchazos en Losail
A tres vueltas del final, ocho segundos separaban a Pérez y Alonso. No estaban locos quienes intentaron completar las 57 vueltas con dos juegos de gomas, pero los pinchazos recurrentes de Russell, Bottas y Latifi, con los alerones colgando y echando chispas por todo el trazado, confirmaban que se trataba de una osadía. Con todo, Fernando sí tuvo ese golpe de fortuna al final que tantas veces le esquivó esta temporada: el Williams del canadiense se quedó mal apartado en mitad de una escapatoria y dirección de carrera decretó el coche de seguridad virtual para sacarlo de en medio. Duró dos vueltas, suficiente para que el Alpine se tomara un respiro. Al final la persecució se redujo a una última vuelta frenética, pero controlable, con final feliz: Alonso cruzó con casi tres segundos de renta sobre Checo, por detrás de un Hamilton a otro nivel y un Verstappen capaz de resolver cualquier problema. Dos campeones del mundo en el podio más valioso del año. Quizás, tres, dentro de unos días. as.com
Por Jesús Balseiro