Es un país sin nadie al volante. Después de décadas de dictaduras y desastres naturales, su capital está gobernada por bandas criminales. Cada día se producen 18 actos de extrema violencia. Esta es la crónica de una semana en un infierno del que todos quieren huir
NACHO CARRETERO
Algunas mañanas, cuando abandona su casa rumbo al trabajo, Lude debe evitar la calle y atravesar las propiedades de sus vecinos trepando los muros que las separan hasta lograr salir de Clercine, su barrio. Una vez que lo consigue, después de varios saltos, puede por fin caminar y tomar el tap-tap, una suerte de minibús que la llevará a su oficina. Lude, nombre ficticio de esta joven de 30 años, permite que sus vecinos hagan lo mismo en su casa. Es como un acuerdo solidario. Algunas mañanas en Clercine, hombres y mujeres con camisas, corbatas y faldas saltan muros para salir de su propio barrio. El motivo es azaroso y cruel, también representativo de la realidad de Puerto Príncipe.