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Por JUAN T H 

Altice

La campaña electoral es una guerra donde se supone no hay armas de fuego porque el objetivo no es matar a nadie, por lo tanto, no se lleva a cabo en trincheras y barricadas; se lleva a cabo en dos frentes fundamentales, aire y tierra, pero a través de los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, que ocupan un lugar muy importante en la confrontación entre las distintas fuerzas políticas. 

La guerra en tierra se libra en los pueblos, ciudades, municipios, distritos, barrios y campos. Donde están los votantes hay que llevar el mensaje directo, hablando en las calles, en los hogares, en las fábricas, oficinas, industrias, escuelas y universidades. Los famosos “cara a cara”, los besos y los abrazos, las promesas de los candidatos y de los dirigentes de los partidos, entre otras actividades.  

La guerra del aire se lleva a cabo en los medios de comunicación, prensa, radio, televisión, cine, “perifoneo”, etc. Las redes sociales a través de la Internet hoy juegan un papel fundamental. YouTube, Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, LinkedIn, entre otras, son herramientas que deben ser utilizados con inteligencia y propiedad para llegarle a los potenciales votantes durante la campaña electoral.   

La comunicación ha sido una materia pendiente, primero en el Partido Revolucionario Dominicano, y sus gobiernos, ahora en el Partido Revolucionario Moderno, de donde nació. La comunicación, tanto táctica o coyuntural, como estratégica, ha sido históricamente débil. Y lo sigue siendo, lamentablemente. 

Si hay un gobierno que puede exhibir logros, realizaciones, cambios y transformaciones que están a la vista de todos, ese es el gobierno del presidente Luís Abinader y del PRM. Pero hasta ahora no ha sabido sacarle todo el provecho que se le puede sacar en términos mediáticos. 

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Solo hay que ver las áreas políticas, económicas, culturales y sociales, donde el gobierno del presidente Abinader ha logrado, en menos de tres años, lograr hazañas importantes.  Veamos: fuimos de los primeros países en vencer la pandemia del Covid-19, en recuperar el turismo, las zonas francas, el empleo, estabilidad macroeconómica, crecimiento económico, estabilidad política y paz social. La República Dominica “está de moda”, es un referente mundial y regional. No es magia, es el resultado de la eficiencia, de la capacidad y del trabajo tesonero del gobierno, principalmente del presidente Abinader. Sin embargo, esa gran obra de gobierno, que se puede ver y palpar en un recorrido por todo el territorio nacional, no ha sido “vendido” comunicacionalmente por el propio gobierno, que ha sido tímido o deficiente en el trabajo comunicacional.   

(Tal vez sería conveniente invitar a un taller-seminario de tres días al director de campaña mediática del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sin duda un genio en el manejo de las redes sociales, pues lo ha mantenido con un nivel de aceptación que supera el 80%, convirtiéndolo en el presidente mejor valorado del continente. Bukele es un presidente mediático. Sólo hay que verlo todos los días, a toda hora, en las redes sociales. Él es quien coloca la agenda del país, no sus adversarios) 

No culpo a nadie, porque no hay que buscar culpables. Sería incapaz de “echarle una vaina “a mis amigos y colegas Milagros Germán, Daniel García Archibald, Homero Figueroa, y demás profesionales que trabajan en esa área. No los culpo, al contrario, valoro su trabajo. Es un problema de visión, de la falta de una política de comunicación estratégica partidaria y gubernamental, que no fue diseñada y puesta en práctica desde el momento de la creación del partido y de la instalación del gobierno del cambio durante el proceso de transición. (Ese problema es viejo. Data del primer gobierno del PRD que encabezó Juan Bosch, siguiendo con el de don Antonio Guzmán, siguiendo con Jorga Blanco y terminando con el de Hipólito Mejía. Es pues, una visión equivocada del uso de los medios de comunicación. Ha llegado el momento de cambiar esa práctica teniendo en cuenta los avances exponenciales de los medios y de una parte de los periodistas que, durante los 20 años del PLD, fueron corrompidos, porque el PLD los mataba físicamente, los asesinaba moralmente para invalidarlos y para que no pudieran hacer el trabajo que su oficio les asigna) 

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Los cambios tienen que verse en la comunicación, no sólo en la inversión, que sigue siendo mucha, pero con pocos resultados. 

Ningún gobierno, como el de Luís Abinader, ha hecho tanto con tan pocos recursos, en tan poco tiempo. Hay que decirlo. Y decirlo con fuerza. Porque es la verdad. 

“Estamos en campaña porque hay alma que salvar”, como dicen los cristianos. Habrá que decir ahora: estamos en campaña” porque hay un pueblo que salvar de las garras del pasado ominoso de Leonel Fernández, Danilo Medina y sus lacayos. Hay que salir a proteger y defender al gobierno y al presidente Abinader en los medios de comunicación, incluyendo las deterioradas y vulgarizadas redes sociales, donde el PRM sigue siendo débil. (¡Las circunstancias lo ameritan!) La guerra mediática ha comenzado, el gobierno, que tiene los recursos económicos, el personal y la tecnología, debe ponerse a la vanguardia, no en la retaguardia. 

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