El gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo, otorgó clemencia y ordenó sellar definitivamente, una especie de indulto o perdón, el largo récord criminal del reverendo dominicano Salvador Sabino Jiménez (Sal), quien las décadas de los setentas y ochentas, fue uno de los más destacados narcotraficantes y pandilleros en el Alto Manhattan, siendo sentenciado varias veces y entre sus anécdotas más importantes, están las de su participación en crímenes como drogas, asaltos, robos, posesión y uso de armas y “tumbes” a otros narcotraficantes.
Sabino salvó su alma, pero también se salvó de muchos más años de cárcel y de la deportación.
Cuando tras cumplir su tercera sentencia, se presentó ante un juez, después de haber hablado honestamente con su abogado, el juez de inmigración decidió darle la oportunidad. El reverendo tiene 63 años.
El comunicado del gobernador fechado 24 de diciembre 2020 dice que además de Sabino, otras 20 personas que han demostrado pruebas sustanciales de remordimiento, rehabilitación y compromiso con la comunidad, fueron también perdonadas.
“Salvador Sabino Jiménez, de 63 años, fue condenado por posesión criminal de una sustancia controlada en tercer grado, robo en primer grado e intento de posesión criminal de un arma en tercer grado. El Sr. Jiménez obtuvo su Licenciatura y Doctorado en Divinidad. Fundó la Asociación e Iglesia Evangelística de Salvador en 1990. La iglesia ahora tiene 1.200 miembros a nivel nacional y 200 sitios internacionales. Es autor de cuatro libros, incluida una autobiografía en la que analiza su camino personal hacia la rehabilitación. También ha ayudado en trabajos de ayuda después del huracán en Puerto Rico. Tiene diez premios honoríficos, seis de los cuales son proclamaciones de legisladores del estado de Nueva York, en su mayoría relacionados con sus esfuerzos de ayuda por el huracán. Ha estado libre de delitos durante 34 años. Un indulto le permitirá convertirse en ciudadano de los EEUU y viajar internacionalmente con mayor libertad para hacer trabajo de ayuda con su iglesia”, explica el gobernador.
En una entrevista con este reportero publicada el 28 de junio 2007, Sabino, quien ha logrado reclutar a docenas de otros criminales para integrarlos a su iglesia, relató ampliamente su paso por el bajo mundo después de haber llegado pequeños a Estados Unidos desde República Dominicana.
Comenzó su ministerio en la Iglesia Unida que funciona en el teatro United Palace, donde el fallecido reverendo Ike, le dio la oportunidad de reivindicarse y promover la obra de Dios.
Como es costumbre en Estados Unidos, el presidente de la nación y los gobernadores tienen el poder de exonerar, condonar sentencias y liberar a presos condenados por diferentes delitos, pero en el caso Sabino, su principal obstáculo era el récord policial y judicial que se mantenía abierto y que gracias a la orden ejecutiva de Cuomo ya despareció del sistema judicial del estado de Nueva York.
Los gobernadores aprovechan especialmente el ápoca navideña para escoger a los reos y exconvictos que les son recomendados en base a las demostraciones de un cambio total y la reintegración productiva a la sociedad.
Sabino, se trasladó a Nueva Jersey después de ejercer en el teatro durante varios años y en estado jardín, mantiene un ministerio con cerca de 2,000 feligreses, usando tácticas atractivas para atraer a los jóvenes y varios artistas y comunicadores de nombradía.
Lleva 34 años en el servicio espiritual y comunitario y dijo que, con la orden del gobernador, ha recibido el mejor regalo navideño de toda su vida.
Cuomo, ponderó la larga hoja de servicios públicos que el popular predicador evangélico ha realizado en beneficio de la comunidad.
El periodista y promotor artístico Félix Jerez, dijo que, desde su iglesia, Heavenly Vision Christian Center (HVCC) “Sabino ha sido más que un padre, hermano y amigo de miles de personas que como yo un día buscamos un abrazo, una palabra de Fe y edificación. Y hoy por hoy, este servidor de Cristo ha vivido una vida en santidad y dedicación a la predicación del Evangelio de Salvación”.
Jerez recordó que Sabino tuvo una vida juvenil violenta, estuvo preso en varias ocasiones y de acuerdo con las autoridades tiroteó a varias personas.
En el narcotráfico se lo conocía como “Sabino Rompe Quijá”, y su historia inspiró al fallecido sonero Santiago Cerón a producir un tema con ese título que descifra toda la hazaña de un hombre peligroso, violento y fanfarrón y que un día, estando en su celda cumpliendo condena de 12 años, Jesús se le apareció una noche, y desde ese momento su vida cambió para siempre.
Testimonio de Sabino publicado el 28 de junio 2007
La década de los ochenta y los noventas fue una de las más terribles para el populoso barrio de Washington Heitghs (Alto Manhattan) que, en la época, tenía mayoría absoluta de habitantes dominicanos.
El boom creado por el Crack se constituyó en el nefasto puente a través del cual, muchos jóvenes, e incluso adultos y hasta personas entradas en edad –hombres y mujeres – trataban de entrar al bajo mundo en busca de riqueza fácil, rápida, sucia y embarrada de sangre.
El caso del dominicano oriundo de San Pedro de Macorís Salvador Sabino (Sal) es sólo uno de ellos e ilustra con testimonio crudo, real, escalofriante y a veces increíble, como la epidémica droga acabó con una gran parte de la juventud que llegaba como inmigrante y con parte de los jóvenes que habían nacido aquí, robándoles los espacios de las más importantes oportunidades de sus vidas.
“Hemos tenido que pagar un precio muy alto, por lo que hicimos en esas décadas”, afirma Sabino que ahora es reverendo y guía a unos 1,500 feligreses, bajo la dirección del reverendo Ike en la iglesia que opera en el teatro United Palace de la calle 175 y avenida Broadway.
Sabino que llegó pequeño a Estados Unidos fue conectándose desde su adolescencia con el bajo mundo y ya a los 29 años, estaba de cabeza en una celda federal de máxima seguridad, en la que después de haber dado “todos los gustos”, encontró la ergástula como única compañía.
Allí, casi enloquece, recuerda en entrevista concedida a este reportero días antes del espectáculo testimonial que junto a otros 11 expandilleros, narcotraficantes y droga adictos del sector, presentará este sábado 30 de junio en el mismo teatro y que él ha titulado “Dos caminos” que tendrá además la participación de la orquesta de Ramón Orlando y otros artistas.
Después de sus años de cárcel, salió de allí convertido en predicador del evangelio. Entre sus anécdotas más importantes, están las de su participación en crímenes, asaltos y “tumbes” a otros narcotraficantes.
Sabino salvó su alma, pero también se salvó de muchos más años de cárcel y de la deportación. Cuando tras cumplir su tercera sentencia, se presentó ante un juez, después de haber hablado honestamente con su abogado, el juez de inmigración decidió darle la oportunidad.
Aunque llegaba a la corte con el respaldo de su iglesia, reconocidos pastores y varias instituciones, el temor siempre le asechó. Pero para él, Cristo lo necesitaba para que llevara el mensaje a Washington Heitghs.
Se convirtió, cuando en la absoluta soledad de su calabozo, creía volverse loco y acudió a hechicería contratando a dos “brujas” y tratando de que no fuera condenado por los “conjuros” de sus “hadas madrinas”, las que invocaba todas las noches y a las que les hacía rituales.
“Pedí el libro de los espíritus y cuando desenvolví lo que estaba envuelto que ví la Biblia, tomé el teléfono para ordenar que ejecutaran a la supuesta bruja”
Un ejemplar de la Biblia llegó a sus manos en la cárcel después que pidiera un nuevo libro de brujería. “En vez del libro de magia negra, lo que hizo mamá fue mandarme la Santa Biblia. Quise rechazarla, pero también crecí sabiendo de a ese libro hay que respetarlo y por eso no lo boté, lo puse sobre un armarito y lo decoré con un rosario, una fruta, un pedazo de pan”, relata el reverendo.
“Casi ignoraba la Biblia, hasta que un día me puse a leer y a leer y la palabra de Dios empezó a entrar a mi vida. Un día dije: Señor Jesús si es verdad que tú vives, como dicen los aleluyas, si es verdad que tú estás vivo, como dice la Biblia, yo quiero que tú vengas a esta celda”, narra el pastor Sabino.
“Creí estarle orando a ese Dios de palo que mamá tenía en la casa, porque nunca pensé que había un Dios vivo, pero una madrugada como a las cinco, escuché una voz que decía: Salvador, desperté y pensé que estaba oyendo voces, me dije que eso eran todas las drogas, todos los alter hours y la vida que llevaba ahí afuera, pero escuché la voz de nuevo y me arrodillé, estaba temblando y me dije que me estaba volviendo loco”.
Para asegurar de que la voz era la de Dios, Salvador pidió que era así, que entrara a la celda, herméticamente cerrada y hecha de hierro forjado sólido y no de barrotes, porque se trata de una prisión de máxima seguridad.
“Sentí que alguien entró, me abrazó y me dijo: soy yo, dije: me arrepiento, me respondió: tú estás salvo a hora”. Desde ese momento fue “tocado” por Dios, pero aclara que la transformación fue un proceso.
“Todavía a los meses me daban ganas de darle una puñalada a algún preso, me encolerizaba por cualquier cosa y deseaba pelear con cualquiera, pero llegó el momento en que ya nada me molestaba”, relata.
Al año, ya era el pastor para muchos de los presos, parte de los que ahora forman parte de su iglesia. Dos años más tarde, comienza a vivir una vida diferente y regresa a Washington Heitghs. “El señor me dijo al principio que no volviera en ese entonces al Alto Manhattan”.
Se ha dedicado a buscar a otros de los que fueron sus compañeros de fechorías en aquellos tiempos, pero sostiene que a veces se dificulta porque muchos todavía tienen el temor de que los líderes de pandillas a las que pertenecieron puedan tomar represalias.
Entre los 12 expandilleros, hay un ex pelotero, un funcionario de una importante universidad, un ejecutivo y varios empresarios, uno de ellos es multi millonario.
“La iglesia no es un museo, me gustaría que lo fuera, pero la iglesia es un habitah donde vienen los enfermos y nosotros los recibimos”, sostiene para explicar que de muchos de los que eran sus compañeros y algunos que no conoce, pero que son delincuentes, lo llaman con cierta frecuencia para entregarse a Jesús.
Recuerda el caso de un joven que en su posesión tenía granadas de distintos tipos, ametralladoras, pistolas, revólveres, rifles y unos 300 mil dólares en efectivo que lo llamó para llegar hasta la iglesia.
Sabino se comunicó con la policía y después de negociar con las autoridades, logró que la uniformada allanara el “clavo” y recuperara armas y dinero, pero nunca cedió a entregar a la justicia al ahora convertido exdelincuente.
Su ministerio tiene 16 años de ejercicio.
“Tuve problemas cuando salí por primera vez de la cárcel, hubo cosas que no quise enfrentar. Era un narcotraficante muy exitoso en la calle, pero titubee en llamar a mis suplidores con los que tenía muchas drogas y dinero”, explica.
Cuando finalmente, se decidió llamarlos y les dijo que se había arrepentido, estos les respondieron que ya no les debía nada, porque se había entregado a Cristo.
Sabino, que llegó a controlar hasta 17 puntos sólo en Washington Heitghs, generando a la semana sobre los 200 mil dólares, vendiendo las drogas al detalle.
“Personalmente, nunca asesiné a nadie, pero sí hice el intento y les deseé la muerte a muchos, el problema es que todo el que está en drogas da balazos y recibe balazos”, añade el testimonio del reverendo dominicano.
Después de explayarse en algunos detalles de cómo se maneja el sucio negocio del narcotráfico, asegura que “después que Jesucristo entró en mi corazón, inmediatamente hice una llamada a una oficina central que tenía y ordenó que recogieran todas las armas que estaban ahí, así como el dinero.
“Perdoné a todo el mundo por los millones de dólares que había invertido, aunque había dejado un bulto en la casa con $40 mil dólares, tenía negocios a nombre de otras personas y había comprado algunas propiedades, parte de ese dinero, estaba siendo prestado”, expone Sabino.
“En un momento el Espíritu Santo me dijo que no quería que yo tuviera el dinero sucio y lo regalé todo. Me quedé sin un centavo”, explica.
Después de llegar a Estados Unidos con 13 años en 1970, cayó por primera vez en la cárcel en 1978 y la sentencia comenzó a cumplirla en 1980, sale en 1985 y se mantiene en libertad por tres meses y 28 días, para volver a caer de nuevo tras los barrotes con nueve años y medios de prisión.
Ahora, Salvador Sabino no es sólo un ejemplo de regeneración, rehabilitación y recuperación social para su comunidad, sino un testimonio al mundo de que cuando un hombre quiere reivindicarse, el camino siempre está abierto.
Por Miguel Cruz Tejada