Madrid, España. – La Generación Z está rompiendo moldes con una identidad sexual cada vez más diversa y fluida. Según el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado en enero de este año, casi uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años se define como bisexual, una cifra que cuadruplica la de generaciones anteriores y marca un antes y un después en la forma en que los jóvenes se identifican y se relacionan.
En el mismo estudio, casi un 15% de los encuestados se declaró no heterosexual. De ese porcentaje, un 2.8% se identifica como homosexual, mientras que un 5.9% —el doble— se reconoce como bisexual. El fenómeno es todavía más pronunciado entre los jóvenes: el 23.7% de los menores de 25 años se declara bi, una cifra impensable hace apenas una década.
Esta tendencia responde a múltiples factores, entre ellos una mayor visibilidad de referentes bisexuales en el cine, la música y las redes sociales, así como un ambiente cultural que abraza la diversidad y cuestiona el binarismo tradicional.
“Antes, la B se perdía en las siglas del colectivo”, afirma Andrea, de 22 años, quien se identifica como bisexual. “Ahora veo a gente como yo en series, en TikTok, en las noticias. Ya no siento que tengo que elegir entre ser gay o ser hetero”, añade.
Los expertos coinciden en que la Generación Z, nacida entre mediados de los 90 y principios de los 2010, ha crecido en un entorno más abierto al diálogo sobre género y sexualidad. Este contexto les ha permitido explorar con mayor libertad su identidad sin el peso de los prejuicios que marcaron a generaciones anteriores.
“La bisexualidad está dejando de ser vista como una fase o una indecisión”, señala la socióloga Marta Franco. “Hoy se entiende como una orientación legítima, diversa, con matices, que representa fielmente las experiencias afectivas y sexuales de muchos jóvenes”.
El aumento de figuras públicas que abiertamente se declaran bisexuales también ha contribuido a este cambio. Celebridades como Billie Eilish, Halsey o el actor Kit Connor han visibilizado la experiencia bi, abriendo camino a nuevas generaciones que ya no se sienten obligadas a esconder su orientación o encajar en etiquetas tradicionales.
Además, redes sociales como Instagram, TikTok y X (antes Twitter) han funcionado como espacios seguros de expresión, donde jóvenes pueden compartir sus vivencias, apoyarse entre sí y desafiar las normas impuestas.
“Ya no se trata solo de a quién amas, sino de cómo eliges amar”, explica Jorge, de 19 años. “Hay gente que simplemente se permite sentir sin pensar si es chico o chica. Lo que importa es la conexión”.
Este cambio cultural también representa un reto para las instituciones educativas y sanitarias, que deben adaptarse a las nuevas realidades afectivas y emocionales de una generación más diversa que nunca. El acceso a una educación sexual integral, inclusiva y actualizada será clave para acompañar estos procesos.
Sin embargo, aunque hay avances, los prejuicios persisten. Muchas personas bisexuales denuncian la invisibilización y los estigmas que enfrentan, tanto dentro como fuera del colectivo LGTBI+. “Todavía hay quienes creen que estamos confundidos o que somos infieles por naturaleza”, señala Andrea.
Para los activistas, el reconocimiento de la bisexualidad como una orientación propia y válida es un paso crucial hacia una sociedad más justa y equitativa. “La lucha sigue siendo por la visibilidad, el respeto y la libertad de amar sin etiquetas impuestas”, concluyen.
La Generación Z parece tenerlo claro: más allá de las siglas, lo importante es vivir con autenticidad, rompiendo los moldes heredados y abriendo espacio a nuevas formas de amar.