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Por Miguel Ángel Cid Cid

Altice

Repleta de sucesos en los que el éxito de unos viene amarrado al infortunio de otros, así es la historia urbana de la isla La Hispaniola. Las antiguas villas de Monte Cristi, Puerto Plata y Mote Plata son un vivo ejemplo de la barbarie imperial.

Situado en la región Higuamo, sureste de la isla; el municipio Monte Plata es la capital de la provincia con la que comparte su nombre. En la parte occidental de la provincia se encuentra la Sierra de Yamasá. En el noreste tiene a Los Haitises, con sus pequeñas colinas.

Antonio Osorio, Gobernador de la Isla La Hispaniola, por orden real de Felipe III, rey de España, vino para eliminar el contrabando que se practicaba en la zona que hoy ocupa Haití. La primera cédula real data del 6 de agosto de 1603 y, la segunda, del 21 de mayo de 1605. El contrabando era un peligro grande, imaginen ustedes que, traían Biblias protestantes. Una acción diabólica que la iglesia debía impedir a toda costa.

De manera que, Osorio, sin escapatoria, le correspondía arrasar las ciudades ubicadas en la llamada Banda Norte y trasladar los pobladores al lado opuesto de la isla.

Las ciudades despobladas fueron: La Yaguana, Bayajá, Monte Cristi y Puerto Plata. La fusión de las dos primeras originó el poblado de Bayaguana, mientras que, al juntar las otras dos se creo la villa de Monte Plata. En el caso de Bayaguana se tomó “Baya” de una y “Yaguana” de la otra. Monte Plata, por igual, surge al asumir “Monte”, primer vocablo de Monte Cristi y “Plata”, segunda voz de Puerto Plata. 

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Celebraciones icónicas

Los toros a la Virgen de la Altagracia. Los ganaderos, devotos de la Virgen María, donan en ofrenda a la deidad uno o varios sementales cada 19 de enero. Los comisarios, integrantes de la Hermandad de Los Toros de la Virgen, recogen las ofrendas dispuestas por las familias ganaderas. Luego de la recolección los animales son trasladados en una peregrinación que comienza en los campos de Bayaguana y tarda días para llegar a Higuey.  

La caminata y corrida de caballos se hace a ritmo de cánticos y toques de atabales por las calles y caminos del poblado. Al final, la tradición centenaria cumple su misión sagrada, entregar los toros al cura de la Basílica.

Entrada de los atabales. Los músicos entran al pueblo con los atabales el 20 de enero. Son, en realidad, un complemento de la ritualidad dedicada a la virgen.

Procesión a la Virgen de la Altagracia. La Procesión a la Virgen de la Altagracia se celebra el día 21 de enero. La manifestación alcanza dimensiones indescriptibles, recorre las principales calles del municipio. El objetivo consiste en mostrar la devoción y la fe, como símbolo de gratitud por los milagros realizados por la madre protectora.

Fiesta de San Antonio de Padua (El Cristo Negro). La celebración en honor al Santo Patrón San Antonio de Padua es un patrimonio cultural que viene desde la segunda mitad del siglo XIX. La festividad se realiza el día 13 de junio todos los años. Jesús Guillén, uno de los devotos principales dice: San Antonio Negro de los hermanos Guillén se debe a que “negra es nuestra identidad y no podemos negar la realidad de lo que somos”.

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Montecristi y Puerto Plata

Sobre Montecristi y Puerto Plata ofrecemos una pincelada sucinta. Debido a que hay sendos artículos sobre estos pueblos, publicados en este mismo periódico digital.

Con el transcurrir del tiempo se produce la unión de los vocablos Monte y Cristo, generando el de Montecristi, nombre actual del municipio. El mito establece que Alejandro Dumas le escribió su célebre obra “El Conde de Monte Cristo”.

La Novia del Atlántico, como llaman a Puerto Plata sus pobladores, es una meca turística y cultural. Hace poco se habló de sus museos, el ámbar, las playas, las montañas de paisajes exóticos y el teleférico coronado por el Cristo Redentor.

Una propuesta

Estas poblaciones, fusionadas a la fuerza para proteger los intereses del imperio colonizador y salvaguardar las creencias católicas. Luego de arrasadas, las ciudades se refundaron cada una por su lado, sellando la división entre pobladores de un mismo origen. Hoy, cada una construyó su identidad basados en una mirada en positivo a las desgracias de la colonización católica-imperial.

¿Cuál podría ser el propósito para replantear el desarrollo cultural identitario en el siglo XXI?

Abordar los orígenes, teniendo en la mira una vuelta más amplia en la espiral de la historia del desarrollo planificado, podría ser una respuesta.

¿Qué tan difícil podría ser conformar una alianza, a manera de mancomunidad, entre las localidades devastadas por el gobernador Osorio en 1606?

Es probable que, la unión, manteniendo la diversidad, propicie la generación de beneficios culturales e identitarios a partir de la barbarie histórica.

Nota:

Miguel Ángel Cid

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Twitter: @miguelcid1

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