La Fundación Justicia y Transparencia (FJT), expresó su preocupación por los resultados reiterativos del índice global de percepción de la corrupción, que año tras año sirve la entidad Transparencia Internacional, cuyo capítulo dominicano es representado por el movimiento cívico no partidista Participación Ciudadana, el referido informe por segundo año consecutivo, sitúa a la República Dominicana en el lugar 137 de 180 países, ubicándonos como una de las naciones más corruptas del mundo, junto con Venezuela, Haití, Nicaragua, Guatemala, Honduras y Paraguay.
La FJT lamentó que el país siga siendo percibido, en detrimento de la inversión extranjera y el crédito público internacional, como un país corrupto, con débil institucionalidad y democracia deficiente, en consecuencia, instando al Gobierno Dominicano a desplegar mayores esfuerzos en la lucha contra la corrupción.
El presidente de Justicia y Transparencia, Trajano Potentini, reconoció que en el país en materia de lucha contra la corrupción se advierten avances a nivel legislativo y de estructuras administrativas, con una cantidad de leyes que versan sobre la materia envidiables, además de un renovado esfuerzo por parte de las actuales autoridades, incluyendo el ministerio público, para disminuir los niveles de impunidad.
Asimismo, la fundación puso de relieve el contraste existente entre la profusa legislación en materia anti-corrupción y las mediciones internacionales que sitúan al país en un sitial privilegiado de prácticas corruptas, percepción que nos alarma, nos preocupa y sobre todo nos invita a la reflexión.
Finalmente, la FJT pidió al estado dominicano buscar de la experiencia comparada de países como: Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza, que aparecer en el índice global como las naciones más transparentes, y a nivel del continente americano también destacar el desempeño de Canadá, Uruguay, Chile y los Estados Unidos de Norte América, al tiempo de hacer un llamado a todas las fuerzas vivas de la nación, para que no sean tolerantes, ni desmayar en las exigencias a la clase política y autoridades públicas, en procura de mayores niveles de transparencia y el cumplimiento de las leyes.