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JUAN T H

Altice

Al margen: ¿Quién y por qué “filtró” a determinados medios de comunicación la conversación, vía “washap” entre el técnico de Claro y el coronel jefe de la avanzada de Luís Abinader? ¿Quién autorizó la intervención del teléfono del oficial? ¿Dónde está la orden del juez? Si la conversación de los acusados se produjo después de las once de la mañana, cuando ya estaban suspendidas las elecciones, ¿por qué la casa de su ex esposa fue allanada violentamente cerca de las tres de la madrugada? ¿Querían encontrarlo para matarlo en un “intercambio de disparo” para que no hablara? ¿Qué significa “las garras del León”? ¿No serán las de Leonel Fernández?  Obviamente el gobierno quiere “matar de pájaros de un tiro” involucrando a sus adversarios más poderosos, Luís Abinader y Leonel Fernández.

Dice el presidente del Partido de la Liberación Dominicana que el voto no es secreto, como ordena la Constitución de la República, que el gobierno lo sabe todo, incluso por quién vota cada ciudadano.

“Nosotros tenemos un sistema de control de la votación que nos asegura a nosotros saber que está ocurriendo hora por hora en cada mesa de votación… Sabemos los que han votado, quienes han votado, quienes no han votado. Los que han votado, de qué partido son y de qué partido no son, y por tanto eso nos permitía a nosotros saber en cada momento cómo iba la votación”. Es decir, ellos saben más que la JCE, ellos tienen el control, como en una dictadura.

Como diría un abogado de la vieja escuela: “No más pregunta,  magistrado”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

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Los responsables del fraude que suspendió las elecciones municipales están dentro de la Junta Central Electoral, en el PLD y en el gobierno. No hay que buscar en ningún otro lugar.

Si, como dice el inefable Temístocles –Odebrecht- Montas, premiado con la presidencia del PLD, el gobierno tiene un sistema de control de la votación que le permite saber cada hora cómo va la votación, quién vota, y por quien, la noche del sábado y el domingo  en la mañana  temprano, sabían que perderían las elecciones abrumadoramente, razón por la cual decidieron abortar el proceso y permitir la anulación de las elecciones.

Si este fuera un país verdadero, no una caricatura, sin las instituciones fueran sólidas, si la justicia funcionara, si la JCE tuviera la fuerza que le otorga la ley, Temístocles Montas estaría siendo investigado, sometido a la justicia y probablemente encarcelado. Pero en este país no pasa nada, “to e to y na e na”.

Se supone que el voto es secreto, pero el presidente designado del PLD dice tener un sistema que le permite burlar ese mandato constitucional.

En realidad lo que ha dicho  Montas es un disparate, una mentira más. Nadie sabe por quién vota cada ciudadano metido en una cabina, a menos que previamente no le compren  el voto, como sucedió durante las primarias del seis de octubre del año pasado que le robaron a Leonel Fernández.

Se trata de extorsionar a los 700 mil empleados del Estado, al 23% del padrón de la JCE beneficiada con los planes existenciales del gobierno. El PLD quiere meterle miedo a los que reciben bono gas, bono luz, tarjeta solidaridad, etc., diciéndole que saben por quién votaron en las elecciones.

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Los partidos de oposición tienen que exigirle a la JCE que los expertos en fraudes electorales del PLD expliquen cómo es que tienen un sistema de control electoral que le permite saber cada hora como van las votaciones y por quién vota cada persona. Es bueno saber si ese sistema fraudulento está conectado con la sede central de la propia Junta.

Estoy convencido de que el gobierno sabía que estaba derrotado, que no había manera de ganar, que los candidatos opositores  triunfarían mucho a poco en todo el territorio nacional, incluyendo los municipios y provincias grandes, como la Capital, donde Carolina Mejía doblaba en votos al candidato oficialista. Es por esa razón que boicotearon las elecciones intentando hacer un fraude vulgar, un disparate, a “lofoke”,  y demasiado evidente, de tal modo que el pleno de la JCE no tuviera más opción que suspender las votaciones, como lo hizo. No me hagan cuentos que yo, como el poeta León Felipe, “me sé todos los cuentos”

PD: No creo que se pueda participar en unas elecciones sin ninguna garantía de transparencia, equidad y solvencia moral. ¿Quién garantiza elecciones libres y transparentes en un gobierno que pretende imponerse por las buenas o por las malas, que cuando no gana arrebata?

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