Renuncia Evo Morales tras protestas y denuncias de fraude electoral en Bolivia
Presidente y vicepresidente dimiten en medio de crisis política y social
FERNANDO MOLINA
La Paz.- Acorralados por masivas protestas y abandonados por las Fuerzas Armadas, la Policía y sus colaboradores más cercanos, el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el vicepresidente, Álvaro García Linera, renunciaron este domingo a sus cargos.
El jefe del Ejército, Williams Kaliman, había solicitado horas antes la dimisión de Morales: “Después de analizar la situación conflictiva interna, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”.
El país sudamericano enfrenta un vacío de poder tras la salida también de los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, en medio de una crisis política sin precedentes.
Mensaje de renuncia de Evo Morales: un llamado a la paz social
“Es mi obligación como presidente indígena y de todos los bolivianos asegurar la paz social”, comenzó Morales en su mensaje de dimisión.
El mandatario afirmó que renunciaba para evitar que sus adversarios políticos, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, continuaran “maltratando a los familiares de nuestros compañeros” y atacando a ministros, diputados y a los sectores más humildes.
Morales denunció un “golpe de Estado cívico y policial” impulsado por “grupos oligárquicos que conspiraron contra la democracia” y subrayó que la lucha por la igualdad y la paz continuará.
Álvaro García Linera destaca logros y denuncia golpe de Estado
Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera recordó los avances económicos y sociales alcanzados durante casi 14 años de gobierno.
“Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros”, señaló. Sin embargo, denunció que desde entonces “fuerzas extrañas y oscuras” comenzaron a conspirar, quemando instituciones y sedes sindicales, y formando grupos paramilitares para intimidar a campesinos y simpatizantes.
“Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio”, concluyó García Linera, reafirmando su lealtad a Morales.
Oposición y protestas exigen cambios profundos en Bolivia
La oposición, liderada por el expresidente y candidato Carlos Mesa, exigía garantías de que Morales y García Linera no participarían en las nuevas elecciones y un acuerdo plural para renovar el Tribunal Supremo Electoral.
Sin embargo, los manifestantes, encabezados por el dirigente cívico Luis Fernando Camacho, consideran insuficiente solo la renovación del órgano electoral. Piden una renovación total de los poderes del Estado y la creación de una “junta de gobierno” transitoria, elegida por el pueblo, que dirija los próximos comicios.
Tras la renuncia de Morales, Camacho insistió en la conformación de este gobierno provisional en alianza con el alto mando militar y policial.
Presión social y auditoría de la OEA precipitan crisis
El mandatario boliviano cedió a la presión y anunció nuevas elecciones después de 18 días de protestas masivas que exigían la anulación de los comicios del 20 de octubre, en los que fue declarado ganador.
La Organización de Estados Americanos (OEA) publicó una auditoría electoral que señalaba “contundentes irregularidades” y la falta de procedimientos adecuados, recomendando la anulación del proceso.
En respuesta, Morales anunció la renovación total de los vocales del Tribunal Supremo Electoral con la intención de “bajar la tensión” y “pacificar Bolivia”, aunque la medida no logró calmar los ánimos.
La Fiscalía General abrió una investigación contra los vocales electorales sospechosos, y la presidenta del Tribunal, María Eugenia Choque Quispe, presentó su renuncia de inmediato.
El papel clave de las Fuerzas Armadas y la Policía en la crisis
El quiebre definitivo para el gobierno fue el motín policial ocurrido hace dos días, cuando los agentes se negaron a reprimir las protestas, saldando viejas rencillas con el Ejecutivo.
Durante su mandato, Morales había debilitado a la Policía al quitarle atribuciones y privilegiar el apoyo a las Fuerzas Armadas, que finalmente no defendieron al presidente en esta crisis.
A partir de ese momento, renuncias masivas sacudieron al oficialismo. Altos funcionarios dejaron sus cargos tras amenazas y ataques a sus viviendas.
El ministro de Minería, César Navarro, cercano a Morales, dimitió después de que incendiaron su casa en Potosí, la ciudad más radicalizada contra el gobierno.
El presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, también renunció para proteger a su hermano, retenido por manifestantes. Además, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, anunció su salida vía Twitter.
En días anteriores, diplomáticos, gobernadores, alcaldes y otros altos cargos estatales también habían abandonado sus puestos.
Informe preliminar de la OEA revela irregularidades en el proceso electoral
El informe de la OEA, aunque preliminar, detectó múltiples irregularidades en el sistema de transmisión de resultados, incluido un apagón que interrumpió el conteo justo cuando se perfilaba una segunda vuelta entre Morales y Mesa.
Tras esta interrupción, el recuento favoreció claramente a Morales. Además, la auditoría reveló que los datos fueron enviados a un servidor externo no autorizado, y detectó inconsistencias en el conteo de votos.
Morales, en su primera aparición tras la auditoría, no mencionó el informe. Más tarde declaró en Radio Panamericana que el informe tenía un sesgo más “político que técnico” y negó haber solicitado ayuda para manipular el proceso electoral.
“Nunca he pedido ayuda”, afirmó, rechazando las acusaciones de fraude a pedido suyo.

